La última entrega de Masterchef tuvo como protagonista a la capital del Principado, en una prueba de exteriores marcada por la gastronomía asturiana, los consejos de Nacho Manzano y la música de las gaitas
«Vamos a cocinar bajo la atenta mirada de siete siglos de historia en un lugar reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO». Con estas palabras, Jordi Cruz desvelaba a los concursantes y a la audiencia de ‘Masterchef 12‘ cuál iba a ser la ubicación elegida para celebrar la prueba de exteriores del programa emitido anoche: nada más y nada menos que Oviedo.
El paso del concurso culinario por la capital asturiana se grabó hace dos meses y desató la curiosidad de muchos vecinos que vieron ‘invadida’ su cuidad por las cocinas del reality, pero no fue hasta ayer cuando se emitió la prueba disputada entre el equipo rojo y el equipo azul que tuvo la Catedral, la plaza del Fontán o el Teatro Campoamor como telón de fondo. La prueba por equipos de esta última entrega del concurso fue además el tradicional programa de repesca en el que cada edición, uno de los aspirantes ya expulsados puede retomar su competición en el concurso.
La Real Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo esperaba al jurado compuesto por Jordi, Samantha Vallejo y Pepe Rodríguez a las puertas del Campoamor al son de un ‘Asturias, patria querida’ que puso los pelos de punta tanto a los chefs como a los concursantes, quienes se unieron cantando al son de la gaita. Fueron varios aquellos que no pudieron contener las lágrimas al escuchar el himno asturiano, como el propio Pepe o Alberto, concursante dedicado a la música. «Qué fuerte, tío», suspiró el cocinero.
Para realizar un menú a la altura de la ciudad recién nombrada «Capital Española de la Gastronomía 2024», el jurado contó con la ayuda de Nacho Manzano, «uno de los mejores chefs de Asturias» a cargo de Casa Marcial en Arriondas. El cocinero diseñó unos platos con mucho producto y tradición gastronómica asturiana. El menú del equipo comenzaba con una ensalada de navajas y percebes de entrante. En el plato principal el bogavante era protagonista, cocinado junto a unas judías y frutos rojos, una «unión del marisco con la huerta asturiana».
Para los comensales del equipo rojo, la comida se iniciaba con un plato de coliflor con almendra, caviar y limón, seguido de un plato principal de solomillo de vaca rubia con pesto de algas y ensalada. Los seis postres corrieron a cargo de los exaspirantes: chocolate, sésamo negro y café; arroz con leche, espuma de erizos y algas cristalizadas; ‘Asturias, quesos y manzanas’; tarta tatín de apionabo con helado de tofe salado y ‘Leche y pasto’ en último lugar.
Con las cosas claras y el cocinado puesto en marcha a los pies de la catedral, los tres cocineros protagonizaron un cómico momento también con las gaitas como protagonistas. Es costumbre que para dirimir quién se queda a cargo de cada equipo, Jordi y Pepe se disputen la elección en una prueba marcada por el buen humor y arbitrada por Samantha. Esta vez, la competición dio la victoria al de Illescas tras hacer sonar durante unos segundos el instrumento. «Es un honor haber tocado la gaita aquí en Uviéu y voy con el equipo rojo», concluyó contento.
El jurado también tuvo momentos para deshacerse en elogios hacia Oviedo como una «ciudad que representa los valores de la rica gastronomía asturiana» y con la que «resulta imposible resistirse a una buena fabada, un contundente cachopo o a sus más de 100 variedades de queso». Tras la cata del menú por parte de los distinguidos invitados, la victoria cayó del lado del equipo rojo, además de que David se alzase como concursante repescado de la edición.