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No es justo que el contribuyente tenga que pagar la demagogia de un grupo que estaría tomando una decisión ruinosa a sabiendas: se los está advirtiendo la directora general de Presupuestos y Finanzas
En 2014 vivían en Asturias 29.900 niños de hasta 3 años de edad. Ahora son 19.600, lo que significa que este grupo de la población se redujo 34% en diez años. Hay varias escuelas infantiles municipales, que vienen siendo asistidas financieramente por el gobierno del Principado. Esa asistencia financiera ha pasado de € 7,5 millones en 2014 a € 24,6 millones en 2024. Un incremento de 227%, que equivale a un aumento medio anual de 12,6%.
Lo repito porque son dos datos que, juntos, causan alarma: para atender un grupo de la población que se ha reducido un 34%, el gobierno del Principado gasta 227% más. Cada mes, durante 10 años, el número de niños de 0 a 3 años se redujo, de media, en 86 personas; al mismo tiempo, el gobierno asturiano aumentó el gasto en € 142.000 euros mensuales, de forma acumulativa, para cofinanciar las escuelas infantiles. Alguien debería explicar a los contribuyentes asturianos si esto es lo que parece (un caso de flagrante despilfarro público) o no.
Lejos de pensar en dar esas explicaciones, el gobierno tiene una idea absolutamente opuesta: absorber todas las escuelas infantiles municipales y añadir 25 más en 2025, que ya se están construyendo. Como el gobierno gasta dinero de terceros (nosotros, los ciudadanos), no siente el más mínimo impulso por economizar. Por eso le pareció que el aumento del gasto derivado de la apertura de 25 nuevas escuelas infantiles no era suficiente y pensó en cómo se podría gastar aún más. Entonces decidieron que el servicio sería gratuito, y pusieron todo en un proyecto de ley.
El informe preceptivo de la directora general de Presupuestos y Finanzas del Principado incluye un párrafo que habla por sí mismo: “se constata que, de la aprobación de la Ley por la que se establece la Red Autonómica de Escuelas Infantiles, se derivarán compromisos presupuestarios para esta Administración con un incremento del gasto corriente de naturaleza estructural”.
Este proyecto faraónico, que no responde a las necesidades de los niños (cada vez hay menos), ocurre en la misma comunidad autónoma, nuestra querida Asturias, que es la que tiene el PIB que menos ha crecido en los últimos 20 años (10%, frente a una media nacional del 25%) y la segunda mayor presión tributaria por IRPF (solo nos supera Cataluña). Presión tributaria que se produce a pesar de los “exiliados fiscales” que se van a tributar a Madrid.
Este proyecto muestra el desdén de la casta política asturiana hacia la población que dice representar. Una casta que ya ni se esmera en buscar argumentos razonables para justificar decisiones políticas que van solo en interés de ella misma. No se olvide: 227% más de gasto, para un 34% menos de niños, para ahora decidir disparar el gasto aún más, construyendo más escuelas y haciendo gratuito el servicio.
Doy dos alternativas, no excluyentes, para que los legisladores puedan mejorar este proyecto: 1) que si el gasto se disparara más allá de una previsión razonable, que las retribuciones de los diputados que voten a favor de este proyecto sean reducidas en proporción al desvío; solo así estarán alineados los intereses de los diputados y de los contribuyentes; 2) que se establezcan en la misma ley los capítulos del presupuesto que serían suprimidos de forma automática para compensar esos eventuales desvíos.
No es justo que el contribuyente tenga que pagar la demagogia de un grupo que estaría tomando una decisión ruinosa a sabiendas: se los está advirtiendo la directora general de Presupuestos y Finanzas. Para poder considerarnos ciudadanos, el IRPF debería estar en un nivel razonable. Ahora, más bien, debemos considerarnos vasallos de una casta que decide graciosamente qué parte del fruto de nuestro trabajo nos confisca, mientras imagina cómo gastar cada vez más. No nos relajemos, porque llegar a un IRPF del 100% nos convertiría en esclavos. Eso sí, en nombre de la “justicia social”.
Diego Barceló Larran es economista (@diebarcelo)
Hay don Diego.
No sé si peca de inocente o de bondadoso.
Pero peca.
Pues no va q la raíz del problema.
El problema es el proyecto del PSOAlgo en el conjunto de España (que grande les viene la palabra) y en Asturias en concreto.
El objetivo es trasforma la administración asturiana siguiendo el modelo de Cataluña, Euskadi y, en menor medida que estas, Baleares y Galicia.
Se trata de crear un chiringuito ideológico-economico que mantenga «sujeta» una gran parte de la población funcionaria del Principado.
Creando una suerte de «nobleza nacionalista» que controle y límite el acceso a la administración para todos los asturianos que no comulguen con «la causa» nacionalista.
Les escuelines son un paso decidido en esta dirección. Fundamental. Pues si se le da a la gente el derecho a decidir si quiere que sus hijos formen su identidad en torno al bable academizado o no, la respuesta mayoritaria hasta ahora ha sido no.
Así que hay que encontrar la forma de empezar desde el día uno. Antes de que los asturianos del futuro, empiecen a pensar si quiera.
Que sea un despilfarro o no, es cuestión menor.
Lo relevante es que aumente el chiringuito ideologico y la influencia en el sistema educativo poco a poco hasta que nadie se atreva a negar un sistema de inmersión plena en esa neolengua llamada asturiano.
Llevan 45 años trabajando por este proyecto nacionalista.
Ahora se les ha sumado el PSOAlgo (hasta hace bien poco estaba en el lado de los «negacionistas» de la oficialidad)
Por esto mismo es necesario el rechazo en las urnas al PSOAlgo. Es la única forma de que acabe el apoyo al proyecto más divisivo entre asturianos y de asturianos con el resto de españoles, de la historía del Principado.
O lo paramos ahora o mañana será tarde para nuestros hijos… por mucho que sean muchos menos