Se cumplen diez años del fallecimiento de Manolo Preciado, uno de los entrenadores más queridos en la historia del club gijonés
Manuel, ‘Manolo‘ Preciado se convirtió, por méritos propios, en uno de los iconos para los aficionados sportiguistas. Además de sus méritos deportivos (inolvidable sería el ascenso de la temporada 2007-08), su carácter noble, amable y directo conquistó el corazón de toda la ciudad. Hoy se cumplen diez años de su muerte, del día en que un infarto se lo llevó «demasiado pronto». Tenía tan solo 54 años que le sirvieron, sin embargo, para convertirse en leyenda, tal y como recuerda la estatua en su honor a las puertas del Molinón. Un estadio que fue escenario de muchos de los más de 230 partidos en los que el de Cantabria dirigió al equipo, un gran número de ellos en Primera División.
El club rojiblanco le recordaba hoy a través de sus redes sociales con un emotivo vídeo acompañado de declaraciones del propio Preciado: «Cuando llegué tuve un sueño que era llenar el Molinón y lo hemos visto hecho realidad en poco tiempo»; «Tenemos un patrimonio único, y es toda esta gente, no solo los que acuden al partido, por la calle, cada día en Mareo, todos los días». Una publicación que en pocas horas se ha llenado con el cariño de los gijoneses que, una década después, demuestran no haber olvidado aquel «espíritu» Preciado que inundó al Club.