El PP municipal nunca posibilitaría la mayoría necesaria para sacar adelante una hipotética moción de censura que obligue a dimitir a la alcaldesa
Quizá no sea el formato más habitual para abordar un artículo, pero me vais a perdonar, porque el mensaje de esta semana es compartir con vosotros las diez razones por las que Carmen Moriyón no va a dimitir, en ningún caso, de su puesto de alcaldesa. Pero antes, un poco de contexto.
Esta semana se ha conocido la sentencia del Tribunal de Cuentas por la que se condena a nuestra alcaldesa, como responsable contable directa, a reintegrar la cantidad de 31.314,29 euros, más intereses, al Ayuntamiento de Gijón. Esa cantidad viene derivada de haber usado un dinero del grupo municipal de Foro para fines no propios del grupo municipal, entre los que destacan: dietas para la alcaldesa, dietas para otro personal, pagos del funicular de Bulnes y gastos variados de publicidad en redes sociales, entradas, conciertos, cenas… Estos hechos, que el Ministerio Fiscal detalla como un “comportamiento gravemente negligente”, han generado una polvareda enorme en nuestra ciudad. Bueno, seguramente una polvareda mayor de lo que la propia implicada hubiera querido, pero mucho menor de lo esperado dada la gravedad del asunto. Porque puede entenderse que alguien que sea nuevo en política cometa errores -aunque sea poco verosímil, porque para eso están los asesores de cada grupo político e incluso se puede preguntar a la Intervención Municipal- pero que un cargo público, que lleva varios años en el Ayuntamiento como es el caso de Foro, haga esto por desconocimiento, resulta un argumento muy poco creíble. De por qué ha sucedido este “error contable” nada se ha explicado, ni tiene pinta que se quiera explicar. Pero pese a que el asunto tenga importancia, ¿Por qué creo que Carmen Moriyón no va a dimitir?
Por estas razones:
- Porque ni la alcaldesa, ni nadie, está obligado a dimitir por estas cuestiones. Pero de la ética en política ya hablamos otro día.
- Porque no existe una alternativa política creíble, ni en forma de partido político ni mucho menos en forma de rival político, que pueda aportar algo de credibilidad a un gobierno alternativo en Gijón. Y sí, estoy hablando del PSOE de Gijón, ese mismo que se cargó a su anterior cabeza de lista, Ana González. El mismo que lleva escondiendo a su actual cabeza de lista por una más que evidente desconfianza. Ante este panorama, es evidente que el perfil de peso político de Carmen Moriyón es mayor que el de cualquier candidato que, a día de hoy, pueda proponer el PSOE gijonés.
- Porque el PP municipal nunca posibilitaría la mayoría necesaria para sacar adelante una hipotética moción de censura que obligue a dimitir a la alcaldesa. Y no lo haría porque, si lo hace, los actuales concejales populares perderían todo su poder y, lo que quizá es más importante para ellos, sus nóminas.
- Porque esa hipotética moción de censura tampoco contaría con el apoyo de un señor tránsfuga que actualmente apuntala el gobierno de Foro como si le fuera la vida en ello, porque la vida no, pero la nómina sí.
- Porque los partidos a la izquierda del PSOE, Podemos e Izquierda Unida, pese a que hagan todo el ruido posible, solo cuentan con tres concejales en total -y además supongo que mirarán a su socio progresista y no verán tampoco mucho donde rascar.
- Porque la presión pública es escasa. Y lo es porque, para cuando se publique este artículo, ya habrán ocurrido varias noticias que releguen esta información a un rinconín del pasado y, más importante aún, la ausencia de reacción es el fruto de la enorme polarización de la sociedad. Habrá votantes de derechas en la ciudad que han leído o escuchado la noticia, pero si lo han escuchado o leído en algún medio “no afín”” pues le harán el caso justo, y menos caso aún si la noticia se oye en boca de alguno de los rivales políticos de la alcaldesa. Entonces, apaga y vámonos.
- Enlaza con lo anterior: se ha llegado a un punto en el debate político en el que la hipérbole es constante, exagerando las exigencias al rival político, recriminando cada movimiento y reduciendo las responsabilidades propias, que en casos tan graves como una condena del Tribunal de Cuentas que sí justifica pedir una dimisión, suene a algo normal porque, por ejemplo, en este mismo mandato se solicitaba la dimisión por los pactos de gobierno que, nos gusten más o menos, son algo lícito. Y eso hace que pedir una dimisión suene ya como pedir un café. Una cosa sin importancia. Y eso es mal.
- Tampoco resulta viable la dimisión motu propio de la alcaldesa, porque estaría en juego la existencia de Foro Gijón. Bueno, de Foro en general. Si la alcaldesa se va, Foro desaparece, y eso lo sé yo, lo sabéis todos vosotros, pero, sobre todo, lo sabe ella. Su vuelta a encabezar las listas en 2023 fue el fiel reflejo de todo esto.
- Enlazando con el punto anterior, si la alcaldesa se fuera, asumiendo responsabilidades sobre la sentencia del Tribunal de Cuentas, las casi 10.000 personas que la votaron a ella en Gijón -es decir a Foro- pero a Barbón para el Principado -es decir al PSOE- quedarían huérfanas de candidata en Gijón. Y esas 10.000 personas son la diferencia entre ser alcalde o alcaldesa, y no serlo. Y me imagino que Foro no quiere asumir ese riesgo
- Y último y más importante: porque no le da la gana, la ley no la obliga, la presión pública, de momento, es escasa, y no hay alternativa política que pueda presentarse delante de esa opinión pública y gozar de más popularidad, y mayor credibilidad que la actual alcaldesa y eso, nos guste más o menos a los zurdos, de izquierdas, progresistas o como queramos llamarnos, es el mayor drama de todos.
Totalmente de acuerdo con lo dicho en el artículo. Sobre todo puntos 4: el pufista Oliverio Suarez dispuesto a lo que sea por mantener el plato de lentejas y el 8: si Foro pierde la alcaldía desaparece porque su entidad se reduce a Gijón y Salas