El 30 de marzo de 1890, domingo de Ramos, Gijón inauguró los tranvías. La línea, que iba desde la calle Corrida hasta La Guía, recorría apenas 3 kilómetros. Fue el primero de los miles de viajes que se hicieron durante 74 años. Hoy, en algunas de las calles de la ciudad, enterradas bajo el asfalto, aún deben de estar las vías sobre las que circulaban renqueantes aquellos viejos cacharros pintados de amarillo. Repasamos la historia del éxito y el ocaso de los tranvías en Gijón.
Los inicios de los tranvías en Gijón
En apenas 9 meses desde su inauguración, el tranvía transportó a más de 300.000 viajeros. El éxito era evidente, y en tan solo unos años se extendió por gran parte de la villa.
En marzo de 1891, un año después de aquel primer viaje, la línea de La Guía se prolonga hasta Somió. En 1893 se abre la de Gijón a El Natahoyo, que en 1895 se amplia hasta La Calzada, y en 1905 echa a andar la que unía Gijón con El Llano. Queda así culminado el trazado, unos 15 kilómetros en total que los gijoneses utilizaron para desplazarse más fácilmente por la ciudad.
Fue un negocio próspero que recaudaba anualmente en torno a 200.000 pesetas de la época, y que en un día puntero como era la festividad de Begoña, 15 de agosto, transportaba a casi 14.000 viajeros. Para ello, llegaron a ser necesarias casi un centenar de mulas. Al menos, hasta que el conocido como tranvía de sangre dejó paso a los eléctricos.
La llegada del tranvía eléctrico
El recorrido inaugural del primer tranvía eléctrico en Gijón tuvo lugar el 10 de abril de 1909. Aquel viaje entre Corrida, Somió y El Bibio supuso una jornada «esplendorosa», según refirieron las crónicas de la época, que convirtió la villa de Jovellanos en «una ciudad populosa llena de animación y vida». Media ciudad se echó a la calle para dar su aprobación unánime al revolucionario servicio.
La ciudad pasó a ser una de las poquísimas poblaciones españolas que, sin ser capital de provincia, disfrutaban del naciente medio de locomoción. Y para celebrarlo a la inauguración acudieron importantes personalidades como el presidente de la Diputación Provincial, el gobernador civil, el obispo, el jefe de Obras Públicas, los directores del Banco de España y del Banco de Crédito Industrial Gijonés o el director de Correos.
El tranvía eléctrico llegó a Gijón en 1909 y supuso un importante avance en el progreso de la ciudad
El último viaje en tranvía en Gijón
Los tranvías eléctricos fueron claves en el progreso de Gijón y recorrieron durante décadas la ciudad. Pero, finalmente, la caducidad de las concesiones, el deterioro de los elementos de la red apenas renovados, y la voluntad del Ayuntamiento de sustituir los tranvías por un servicio de autobuses causaron su desaparición.
A última hora de la noche del domingo 10 de mayo de 1964, el conductor Severino Friera y el cobrador Manuel Bermúdez llevaron a las cocheras de El Bibio el último tranvía que circuló por Gijón. La unidad, de la línea de El Llano, salió a las 23.15 horas desde las inmediaciones de la antigua fábrica de Orueta, en El Llano, y finalizó su servicio en El Humedal.
La ciudad empezaba a ser moderna y los tranvías ya sobraban. Lo único que queda es el antiguo coche-motor número 3, que ahora puede verse en el Museo del Ferrocarril de Asturias, en la vieja estación del Norte.
la foto de la plazuela, es archivo del GRUPO DE TRABAJOS FERROVIARIOS, FOTO VEGA .
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