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25 de noviembre, fum, fum, fum

Firma invitada por Firma invitada
07/12/25
paseo gastro paseo gastro paseo gastro
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La reacción trata de hacernos creer que las Navidades corren peligro porque patatín el Perrosanchismo bolivariano, patatán las personas migrantes no cristianas, mientras nuestras ciudades están desde finales de octubre engalanadas con todo tipo de adornos (…)

Paseo del Muro, con las luces de Navidad

Hubo un tiempo en el que las Navidades empezaban oficialmente el día del sorteo de la lotería de Navidad. Ese día marcaba el comienzo de las vacaciones escolares y el fin de los sueños de pagar la hipoteca de golpe de la mayoría de los españoles. En dos semanas había tiempo más que suficiente para ponerse hasta arriba de turrón de chocolate y besar a primos y a tíos mientras pasabas las noches en blanco anticipando el subidón de la mañana de Reyes. Las Navidades llegaban y pasaban como un rayo, las madres quedaban desfondadas, los niños y las niñas empachados y felices con sus nuevos juguetes, las cuentas corrientes saqueadas y las adolescentes planeando lo que nos íbamos a comprar en rebajas con el dinero de los abuelos.

Hubo también un tiempo en el que cada ciudad o pueblo destacaba por algo que los hacía únicos: el árbol de Navidad más alto, las mejores fiestas patronales, un auto sacramental medieval del que participaba todo el pueblo, unos Carnavales que contenían vestigios de las fiestas paganas, un postre típico, una comida popular… un algo del que se hablaba en los suplementos de fin de semana y que los hacía especiales, distintos.

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Sin embargo en estos tiempos apenas da tiempo de retirar los caramelos de Halloween de los estantes del súper cuando ya los han abarrotado de turrones, polvorones y esa cosa que nunca tuve muy claro qué es realmente llamada mantecados. Los ayuntamientos comienzan a montar luces y adornos en octubre y en noviembre vivimos ya inmersos en el ambiente navideño. Así que cuando llega el 24 de diciembre la mayoría de nosotros tenemos la sensación de que hemos vivido no uno, sino mil Vietnams, incluidos aquellos que somos fans declarados de estas fiestas, que se han convertido en simple performatividad. Las Navidades son ahora una mera excusa para el consumismo más banal, y un Gran Prix de luces, horterismo y uniformidad estética y ética del que participamos gustosos tanto las ciudades como la ciudadanía. Todas las urbes patrias se han convertido en una copia barata y estridente de los decorados de cartón piedra de esas pelis americanas con temática navideña con las que las teles rellenan la programación vespertina los fines de semana y que en la actualidad las plataformas de streaming producen como churros.

Y eso que esto de las Navidades no deja de ser un tema peliagudo, incluso desde el punto de vista filosófico. Por un lado son unas fiestas con un innegable carácter religioso, pues están íntimamente ligadas a la mitología cristiana, al fin y al cabo se celebra el nacimiento de Jesús de Nazaret, como también lo están a festividades paganas como las Saturnales romanas, y además sobre ellas planea ese momento simbólico de cambio y renovación que implica el fin de un año y el nacimiento de otro. Estamos hablando, por tanto, de unas festividades que son inseparables de la celebración, de la reunión con la familia o las personas queridas y de la dadivosidad -bien sea en forma de regalos o de banquetes-. Pero también es innegable que las Navidades se han convertido en la excusa perfecta para exhibir un consumismo descontrolado y casi obsceno donde los precios se desorbitan y las ansias de comprar se descontrolan.

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Pero es que además en estos tiempos que corren las Navidades han sido tomadas como rehenes en las guerras culturales reaccionarias.

– Eres muy pesada con esto, niña.
– Lo sé, pero no es culpa mía que esto sea así y que sigamos dando vueltas como una peonza en vez de afrontar la realidad y empezar a construir un relato sólido, ilusionante y unificador desde postulados progresistas e ilustrados en vez de andar todo el día arrastrando los pies detrás de la narrativa carca. He dicho.

Como iba diciendo antes de interrumpirme: la reacción trata de hacernos creer que las Navidades corren peligro porque patatín el Perrosanchismo bolivariano, patatán las personas migrantes no cristianas, mientras nuestras ciudades están desde finales de octubre engalanadas con todo tipo de adornos, luces y altavoces a mayor gloria de Santa Claus, los Reyes Magos y el niño Jesús. Nadie que se pasee por ninguna ciudad española, incluida esta villa marinera en la que ya no cabe un solo muñeco feo y estridente más, puede llegar a pensar que corre peligro la Navidad o que las masas obreras, campesinas, ateas y paganas interrumpen con fuego y dinamita la Cabalgata de Reyes, cuando en realidad estamos en la Plaza Mayor esperando a que salgan al balcón del Ayuntamiento y nos pregunten si hemos sido buenos. (Síííí).

Y, en esta ridícula realidad paralela e inmune a la demostración empírica que se ha montado la extrema derecha patria, nos están queriendo vender el cuento de que las Navidades corren peligro mientras  nos  deslumbran las cien mil luces LED que adornan el centro de nuestra ciudad, que por otro lado no dejan de ser las mismas cien mil luces LED que adornan todos los centros de todas las ciudades españolas, y que además se inauguran el mismo día en una carrera absurda para ver quien la tiene más grande, o quien performa mejor una falsa prosperidad y alegría a mayor gloria del consumismo. Y es entonces cuando te dices que si esto es Xixón y es martes y estamos a principios de noviembre es que ya llegó la Navidad, fum, fum, fum.

Comentarios 2

  1. Yo says:
    20 horas ago

    Y con las más altas alertas antiterroristas que obligan a proteger las aglomeraciones navideñas en toda Europa. En algunos sitios del norte de Europa con problemas en los mercados navideños y algún evento suspendido por riesgo terrorista.

    Y no hace muchos años aquí hubo un ataque político por parte del gobierno de turno a los belenes. Lo que pasa es que no hay memoria.

    Responder
  2. fascio says:
    13 horas ago

    yo quiero reinas magas inclusivas, con perspectiva de género y de papel charol. como con carmena.

    No, no hay memoria. Y de algo tenemos todes que escribir 🙂

    Responder

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