«Nos llama poderosamente la atención que la independencia y neutralidad en los concursos y los procesos de contratación pública se muevan en una zona de penumbra como esta«
Hay razones que pesan más que un correo de 44 megas. Una de ellas es la nulidad de un concurso de contratación cuando la empresa ganadora entrega su propuesta a la empresa licitadora fuera del plazo establecido. Sin embargo, la realidad suele desbordar el contenido de un reglamento o de una ley. Es lo que sucedió con MagmaCultura, Divertia y un proyecto que pesaba 44 megas y nunca llegó a su destino aunque fuese enviado en el tiempo correcto.
Que la realidad desborde el articulado de una norma no significa que la norma sea ajena al sentido común. Podrá alegarse que el correo se envió dentro del plazo y que por lo tanto, MagmaCultura cumplió con los requisitos establecidos dentro del pliego de condiciones del concurso. Pero el sentido común nos dice que un correo de 44 megas nunca llegará a su destinatario por la vía ordinaria. Ni dentro ni fuera del plazo, porque pesa demasiado. Solo forzando el sentido de la norma y bordeando la línea que divide la legalidad del fraude de ley podría aceptarse que todo el procedimiento forma parte de la normalidad legal.
El sentido común suele brillar por su ausencia en los procedimientos administrativos de contratación. Es farragoso, lento, errático, incluso, esquizofrénico y, por supuesto, kafkiano. Imagínese, querido y desocupado lector, que usted recurre una sentencia desfavorable a una instancia superior y descubre que quien revisará la sentencia es el mismo juez que le ha condenado. Pues con cierta identidad de razón sucedió lo mismo durante la adjudicación del contrato a MagmaCultura. Como si de una obra de Beckett o una peli de Welles se tratase, la persona que elaboró el informe que determinó procedente el contrato con esta empresa de gestión cultural volvió a sancionarlo favorablemente con otro informe posterior, al tiempo que los partidos de la oposición lo solicitaron a la Secretaria del Ayuntamiento.
«Es lamentable porque pone de manifiesto que el procedimiento ha sido bastante chambón»
Efectivamente, es insólito que la persona que asesoró a Divertia sobre la viabilidad del procedimiento, la Secretaria del Ayuntamiento, fuera la misma que firmó el informe que lo convalidó después. ¿Alguien creyó que iba a exisitir contradicción entre ambos informes? De ser así, amigos, tendríamos una gran noticia y la Secretaria del Ayuntamiento un serio trastorno disociativo de la personalidad. Afortunadamente, podemos celebrar la perfecta salud mental de nuestra Secretaria, que manifestó una coherencia absoluta entre el primer informe y el segundo, pero, simultáneamente, también debemos lamentar el trastorno legal que sufre Divertia y quien sabe si otras empresas públicas. Porque, desengañémonos, incluso desde la oposición se reconoce que esta práctica ha sido habitual en los procedimientos de contratación de Divertia, incluso antes de que Lara Martínez fuera su gerente.
Nos llama poderosamente la atención que la independencia y neutralidad en los concursos y los procesos de contratación pública se muevan en una zona de penumbra como esta (y sospecho que solo estamos rascando la superficie) sin que nadie lo haya advertido hasta la semana pasada, cuando la prensa de la ciudad alertó con mucha elegancia y bastante contundencia de esta alarmante y lamentable casualidad. Y es alarmante porque pone en tela de juicio a todo el sistema de contratación y sus parámetros de legalidad. Y es lamentable porque pone de manifiesto que el procedimiento ha sido bastante chambón.
Siguiendo con el sentido común, es curioso que a Lara Martínez, gerente de Divertia, en ningún momento se le pasara por la cabeza advertir que su anterior relación laboral con MagmaCultura dañaría seriamente la credibilidad de Divertia y sus procedimientos de contratación. Hace una semana, este diario dejaba a juicio de nuestros lectores la categoría moral de todo lo que había acontecido (y no fue nada alentador), sin pretensiones de atacar personalmente a nadie. No cuestionábamos la legalidad aunque ahora los partidos de la oposición sí comienzan a dudar también de ella. Y por supuesto, a la vista de un procedimiento tan cutre para adjudicar un contrato de más de 400.000 euros, no tenemos más remedio que preguntarnos si hay más contratos celebrados entre Divertia y empresas vinculadas directa o indirectamente con la gerente de Divertia, sean mayores, menores o de artistas, en circunstancias similares. Y por supuesto, también nos preguntamos ¿por cuántas pesetas?