«Las mujeres de El Molinón tenían vetada la calidad de socias. Pero todo cambió hace hoy justamente noventa y nueve años. Casi un siglo con presencia femenina en la entidad gijonesa»
Es evidente que el Sporting de Gijón, como la totalidad de los clubes de fútbol españoles, nació desde una perspectiva únicamente masculina. Es cierto también que desde un principio las mujeres podían acceder a cualquier encuentro de fútbol, pero únicamente con invitación o pagando la correspondiente entrada. Las mujeres de El Molinón tenían vetada la calidad de socias. Pero todo cambió hace hoy justamente noventa y nueve años. Casi un siglo con presencia femenina en la entidad gijonesa.
Así, el 23 de septiembre de 1924 se permitió que las mujeres pasaran a engrosar la lista societaria del club. Ese mismo día, el Sporting hizo llegar la noticia a la prensa local, tal y como recoge el diario Noroeste de esa fecha: “Complácese la directiva en hacer público el acuerdo por medio de esta nota oficiosa, y al mismo tiempo invita a todas las señoras y señoritas que deseen figurar como socios del Real Sporting, se dirijan por carta indicando su nombre y apellidos y domicilio, o personalmente a la secretaría del club, en la calle Marqués de Casa Valdés, 47, bajo, de seis a siete de la tarde. La cuota mensual será de tres pesetas, igual que rige para los socios”.
Fue una campaña de socios que se había iniciado una semana antes, el 16, y que duraba hasta el 30 del mes de septiembre. A partir de esa fecha, todo aquel que quisiera darse de alta en la entidad debía de pagar un plus que variaba en función de cuándo se apuntara esa persona. Es decir, mayor cantidad, cuanto menos tiempo quedara para finalizar la temporada.
El Sporting no fue el primer club de fútbol español en admitir mujeres. Ese honor recae en el F.C. Barcelona, que abrió sus puertas a las féminas a partir del 1 de enero del 1913. La primera socia blaugrana fue Edelmira Calvetó Alsamora. Siete años más tarde el R.C.D. Espanyol daba idéntico paso y en 1924 otros dos, el Real Madrid (haciéndose socia merengue en ese mismo año la política feminista Clara Campoamor junto a un importante número de aficionadas madrileñas), y poco después, el Sporting.
En el caso de nuestro club fue por iniciativa personal del presidente de entonces, Ismael Figaredo, si bien es cierto que contó con el apoyo público de su antecesor, Enrique Guisasola, que además en el verano de ese mismo año hizo socias a sus hijas Leonor, María Josefa y María Paz Guisasola Pírez. Las primeras féminas en el club gijonés. El resto, el grueso del fútbol español, admitió a mujeres asociadas a sus respectivos clubes en el periodo 1926-1936, pero con algunas excepciones, claro. La más llamativa resulta la del Athletic Club de Bilbao que no permitió socias hasta que la Constitución Española de 1978 le obligó a ello. Fue el último club de fútbol en ser un reducto puramente masculino, tal inclusión de las mujeres como socias se aprobó ese mismo 1978, pero no se llevó al efecto hasta 1979.
No obstante, la presencia de la mujer aumentó notablemente con el paso de los años en la generalidad de los clubes españoles. En lo referente al equipo gijonés, el hecho de no haber tomado parte en el campeonato de Primera División de 1928 y la profesionalización de los futbolistas, sumió al Sporting en una grave crisis económica, pero que trajo como contrapartida un importante paso adelante en el aspecto social de la entidad.
En junio de 1930, el Ateneo Obrero acoge una junta general de socios y allí, nuevamente a iniciativa de Ismael Figaredo, se aprueba la creación del Grupo Auxiliar del Sporting, el G.A.S., un grupo de veinticinco socios que se hacen cargo de la gestión del club y de buscar, paralelamente, nuevos ingresos. Al frente de este grupo rector del club se ponen Pedro Garnung Portilla, Enrique Juanes Gallego y Sergio Villaverde Lavandera. Para formar parte de él es imprescindible ser socio del club y aportar 25 pesetas. El 5 de noviembre del año 1933, se acuerda renovar y ampliar la cuota de aportación a 1.000 pesetas por cada miembro. El Sporting tiene una deuda cercana a las 200.000 pesetas y un futuro incierto. En ese año se incorporan tres mujeres al grupo de trabajo del G.A.S.: Inocencia Hulton, Herminia Rodríguez y María Elvira Sampil.
Ino Hulton era una persona extremadamente activa en la vida social gijonesa de la época. Había organizado rifas para las familias desfavorecidas de la ciudad, contando siempre con la ayuda de su tío, Federico Hulton González-Posada, que era secretario de la Junta del Puerto de Gijón. Los empleados del puerto y el abundante tránsito de personas hacían del puerto un punto de venta jugoso para los nobles intereses de Ino Hulton y los suyos.
El 3 de abril de 1931 había organizado, participando en la representación, la obra “El alfiler” de Pedro Muñoz Seca. A tal efecto, había contado con la ayuda del periodista Vicente Innerarity y del concejal de festejos Félix Guisasola. Ellos le habían abierto las puertas del consistorio gijonés y, con ello, la ayuda del alcalde Claudio Vereterra y su sucesor, Isidro del Río. Para la representación de la obra también habían conseguido la ayuda del propietario del Teatro Dindurra, Manuel Sánchez-Dindurra, alquilándoles el local a un precio muy inferior al habitual. El Ayuntamiento corrió con los gastos de cartelería publicitaria. Ino Hulton, junto con su hermano Anselmo y Andrés Monreal, consiguieron recaudar, después de descontar los gastos, cerca de 3.495,30 pesetas. La cantidad era notable para la época, especialmente si lo comparamos con lo recaudado simultáneamente para el mismo fin por el cuerpo de bomberos local, que apenas alcanzó las 300 pesetas.
Así, con las exitosas experiencias vividas en el pasado y debido a la enorme crisis económica que ahogaba al club, Hulton propone, con el respaldo de sus compañeras, realizar una serie de actividades para conseguir un dinero que se precisaba con urgencia para abordar al menos la temporada. Se organizaron verbenas en el Salón Japonés, fiestas en los salones del café Richmond, que era un local famoso por su amplia carta de cocteles ingleses que hacían las delicias, muy especialmente, de las jóvenes gijonesas, una novillada de ayuda al club en la plaza de El Bibio, así como una arriesgada propuesta que, en principio, no contó con el respaldo de toda la directiva: realizar una obra de teatro.
Con el apoyo expreso de Ismael Figaredo, la propuesta de Ino Hulton se lleva a cabo y con la aprobación, poco antes de fallecer, del que fuera propietario del teatro Dindurra, Manuel Sánchez-Dindurra. La obra, “Don Juan Tenorio”, está representada íntegramente por gijoneses y ninguno de ellos es actor profesional. Tres de ellos son, además, futbolistas del Sporting: Ramón Herrera, que interpreta el papel de Don Juan, Félix Rotaeta que hace de Don Luis y Patricio Rubiera que actúa como Ciutti. En cuanto al principal papel femenino, el de Doña Inés, lo representa la propia Ino Hulton. Además, Francisco González y Teresa Basterrechea protagonizan los otros papeles secundarios en la representación.
La obra teatral es un éxito absoluto y se venden las mil doscientas localidades disponibles con mucha antelación y supone una inyección de dinero importantísima para el club. Aunque la deuda sigue siendo muy elevada, ayuda a cubrir el presupuesto de la temporada en un Sporting acuciado de serios problemas económicos y, un día antes a la representación de la obra teatral, el 12 de julio de 1934, se celebraron elecciones en el club y, por primera vez, las socias tuvieron derecho al voto. Un derecho a votar que volverían a perder en 1940 y recuperarían nuevamente ocho años más tarde, aunque ya nunca perderían su calidad de socias desde el citado 1924.
Además, en 1934 las mujeres ya comenzaban a ser un porcentaje, aunque minoritario, significativo en la masa social sportinguista y cada vez tomaban un mayor protagonismo. Las elecciones de ese año fueron ganadas por la candidatura de Emilio Tuya quien decidió incorporar a aquellas que tanto habían aportado a la supervivencia del club, Ino Hulton, Herminia Rodríguez y Elvira Sampil, como vocales de su junta directiva. Como vicepresidentes fueron elegidos Alfonso Albo y Félix Guisasola, José Ramón Lueje fue escogido secretario, Emilio Suárez lo hizo como tesorero, Luis Álvarez como contador y Jesús de la Torre, Dionisio Nespral, Francisco Quirós, Ulpiano Vigil-Escalera, Benigno Morán, Fernando Villaverde, Emilio Morán y Rafael Fuente completaban la directiva en calidad de vocales. Por primera vez unas mujeres entraban en la directiva del Real Sporting de Gijón, el club más importante ya de Asturias con una masa social que alcanzó los 2200 socios en 1936. Convirtiéndose, además, en uno de los tres clubes de fútbol españoles que contaban con mujeres en sus directivas. En el año 1924 el Real Madrid había nombrado a Josefa Gomar Pérez Seoane como “vocal de asuntos femeninos”. Paralelamente al Sporting, en el mismo 1934, Ana María Martínez Sagi entró como vocal en la junta directiva del Fútbol Club Barcelona. Convirtiéndose, todas ellas, en auténticas pioneras del fútbol español, al menos en el campo directivo y organizativo.