Los vecinos consideran “insuficientes” los 320.000 euros adjudicados para 2023 y desconfían del comienzo de las obras: “Hasta que no veamos las palas funcionando, no nos creemos nada”
Los vecinos de La Camocha acumulan más de una década de compromisos incumplidos por parte de las administraciones respecto a la construcción del nuevo centro de Salud del barrio. Y no ha sido por falta de denuncias, reivindicaciones y movilizaciones: desde 2010 vienen denunciando que debido a la antigüedad de su construcción, hace ya 30 años, su reducido tamaño, problemas estructurales y de aluminosis, este no reúne las condiciones necesarias para atender al total de 5.500 vecinos que actualmente tiene asignados pertenecientes a 8 parroquias rurales: Vega, La Camocha, Granda, Lavandera, Baldornón, Caldones, Fano y San Martín de Huerces. Con tres médicos, tres enfermeras y un pediatra que pasa consulta tres horas al día, los problemas de atención vienen siendo continuos desde hace años.
“En alguna ocasión llegó a pasar que no había ni un solo médico en el centro”. Los presupuestos del Principado para 2023 prevén invertir este año 320.000 euros. Esta cantidad que permitirá arrancar las obras, es el doble de lo que preveía el proyecto de las cuentas de la Consejería de Salud y que se vio aumentado finalmente gracias a una enmienda presentada por PSOE, IU y el diputado del Grupo Mixto. Los vecinos se sienten “ninguneados e ignorados” y califican el presupuesto de “insuficiente”. “Cuando vimos la primera previsión del Principado sentimos que se estaban cachondeando de nosotros”, dice Joaquín Arias, tesorero de la asociación de vecinos de La Camocha. Para Silvia Mier, su vicepresidenta, “El presupuesto asignado da para llevar la pala un rato”.
“El centro de salud no puede atender a 5.500 personas”
El centro periférico de atención primaria de Vega La Camocha acumula problemas estructurales, de espacio y atención a los pacientes desde hace décadas. A esto se suma la aluminosis que afecta a las vigas del forjado y en consecuencia a la estabilidad del edificio. Se detectó hace años, pero curiosamente, “desconocemos que haya un informe oficial que refleje cuáles son las zonas afectadas”, cuenta Joaquín Arias, tesorero de la asociación de vecinos de La Camocha. Sin embargo, el problema que más preocupa a los vecinos son las deficiencias en la atención médica ya que “el centro se ha quedado pequeño para toda la población que tiene que atender”. En las cinco décadas que han pasado desde su inauguración, la población que tiene asignada ha aumentado considerablemente, si bien la aplicación estricta de los ratios, no permite aumentar el número de médicos asignados al centro. En la actualidad cuenta con tres consultas de atención primaria, con tres médicos y tres enfermeras y un pediatra durante tres horas por la mañana, en horario de 8 a 11.
“Es verdad que aplicando la matemática pura, con esta cantidad de gente solo se cumple el ratio para tener tres médicos. Si fuera considerado un centro de salud rural, los ratios bajarían y podríamos llegar a tener un cuarto médico, pero no les interesa”, cuenta Silvia Mier, vicepresidenta de la AVV La Camocha. “Calculamos que cada médico atiende una media de 45 pacientes al día”, explica Joaquín Arias. “El problema es que cuando uno de los tres médicos se tiene que ausentar para ir a hacer una visita a domicilio, los pacientes pueden llegar a esperar horas, bien para ser atendidos por este cuando vuelva o por otro al que le deriven”. A esto se añade que el centro no está abierto para urgencias, por lo que durante la semana los vecinos tienen que desplazarse al centro de Montevil y los fines de semana al Llano.
“Esto es un problema grave ya que en el barrio hay mucha gente mayor que no tiene coche o no puede conducir”, cuentan. Aparte de esto, únicamente cuentan con una sala en la que se realizan analíticas dos días a la semana y otra para pruebas respiratorias cuya sala de espera es un módulo prefabricado instalado en la parte trasera del edificio. Otros espacios del edificio como la sala para realizar las extracciones de sangre han quedado obsoletos y no se pueden utilizar por falta de un sistema adecuado de respiración.
Las obras están licitadas y a la espera de la redacción del proyecto
Hay desconfianza y malestar en el barrio de La Camocha respecto al proceso de licitación de las obras. “Llevamos 12 años recibiendo palos”, asegura Eva Mieres, vicesecretaria de la asociación de vecinos, sentimiento refrendado también por Adrián Arias, su presidente. “Tenemos un sabor agridulce con la cuantía adjudicada para este año. Ha mejorado fruto de la presión vecinal, pero seguimos pensando que refleja un compromiso aún muy tímido con el inicio, desarrollo y finalización de la obra. Queremos confiar en que la asignación de este año va a ser un empujón para el inicio de las obras, pero también somos cautelosos y queremos ver las máquinas trabajando este año”, afirma.
Así se encuentra ahora mismo el proyecto: por una parte ya está elaborado el plan funcional que contempla derribar por completo el edificio actual para construir uno más grande en el mismo solar que pasará de los 300 metros cuadrados actuales, a los 900. Por otra, ya se ha adjudicado la licitación a una empresa que a partir de ahora tiene cuatro meses para redactar el proyecto. De momento, el deseo de los vecinos es que arranquen las obras, si bien hay cierta desconfianza. “Hay un poco de incredulidad hasta que las obras no sean una realidad y es normal”, señala Adrián Arias. Para ello será necesario, como paso previo, el traslado de todos los servicios y consultas a módulos provisionales que se instalarán en unos terrenos próximos al campo de fútbol, un proceso que también llevará su tiempo. “Cuando veamos las máquinas excavadoras allanando aquello, empezaremos a creérnoslo, dice Joaquín Arias.
La partida económica asignada para este año apenas cubre una pequeña parte del coste total de las obras, aunque podría aprobarse una modificación presupuestaria una vez arranquen. Cuando el nuevo centro empiece a tener forma, los vecinos piden “ser escuchados” en cuanto a los futuros usos y posible ampliación de los servicios. “Para nosotros es vital que sea una realidad la asignación de médicos fijos en el centro, que se valore la posibilidad de incorporar un nuevo profesional de primaria atendiendo a edad elevada y las patologías crónicas de los pacientes, que se estabilice a tiempo completo el servicio de pediatría y el centro pueda abrir por las tardes y los fines de semana para atender urgencias”.