El proceso del pasado verano le ha herido en algo de lo que la alcaldesa va sobrada: el orgullo. Comparte banquillo en el Ayuntamiento con una mezcolanza de fieles y paganos, de concejales que han estado a su lado y siguen estándolo, y rivales – cuando no enemigos- que le tienen cogida la matrícula
Ya me parecía a mí que la paz no iba a durar. Si algo no se le puede negar a Ana González es que es una mujer guerrera. Lo ha sido estos cuatro años, al menos. No ha habido charco que no haya querido pisar, ni batalla rehusada. Para hablar en plata, en algún momento de la última legislatura nos ha reñido a todos. Gijoneses, periodistas, compañeros y oposición hemos recibido algún que otro rapapolvo. En uno de sus vídeos durante la pandemia ya avisaba que activaba la máquina de reñir. Esa misma que se le olvidaba apagar con demasiada frecuencia.
Tal vez por eso, y desde el mismo minuto que anunciaba que las primarias socialistas no iban con ella, ya me imaginaba el pastel. Ana no se iba a quedar callada, claro que no. No tiene nada que perder, al fin y al cabo. El ajusticiamiento de septiembre, además, la libera de ciertas cargas de lealtad.
Ana ha vuelto a su esencia justo cuando Floro empieza a mover ficha. El candidato ofrece crear “inmediatamente” mil plazas de aparcamiento en La Calzada. Pero en la alcaldía ya han dicho que nones, que no hay urgencia y que ese proyecto deberá hacerlo el PSOE “si gana las elecciones”. Como el mítico pívot congoleño Dikembe Mutombo cuando ponía un tapón y gritaba “¡No en mi casa!”. En Foro andan avispados y pidieron que se incluyera la votación del proyecto en el pleno de esta semana. Y, claro, dice la secretaria municipal que no, que no hay motivo para esta tanta prisa.
No se ha quedado en eso, por supuesto. Le dice a Floro, su compañero de filas, que no hay que fijarse en la primera parcela, que en Gijón hay muchas y que levante el pedal del acelerador. Solo le ha quedado recordarle que, a día de hoy, ella es la que manda y ordena – con permiso de Aurelio- y que se relaje. Que de aquí a mayo pueden pasar muchas cosas, compañero.
Se veía venir, como decía, que en los planes de Ana no estaba contemplado pasar ciertas facturas. El proceso del pasado verano le ha herido en algo de lo que la alcaldesa va sobrada: el orgullo. Comparte banquillo en el Ayuntamiento con una mezcolanza de fieles y paganos, de concejales que han estado a su lado y siguen estándolo, y rivales – cuando no enemigos- que le tienen cogida la matrícula. También algunos de los presentes ediles estarán en las lista final de Monchu y Floro, por lo que los próximos dos meses prometen curvas de las guapas, heladas y algún que otro chubasco oscuro. Como cuando uno cruza la meseta castellana y se encuentra, al otro lado del Negrón, con ese pequeño Mordor que algunos llamamos Paraíso y otros, pobres diablos, Asturias.
Espero que las urnas nos cambien para bien a todos que en Asturias nos lo merecemos ya de una vez , y haber si tanta soberbia y orgullo… desaparece porque los ciudadanos no los votamos para esto…
Creo que el PSOE lo va tener muy difícil como generar crecimiento si para dar una licencia para abrir un negocio llevamos nueve meses y no sabemos nada por qué la respuesta siempre es esta en tramitacion