Entre los 45 participantes estaba Adrián Álvarez, hijo de Javi, dando una lección de vida a todos, copilotando a su padrino, íntimo amigo y piloto con el que su padre conseguía algunos de sus primeros éxitos, Roberto Solís
Cuando justo se cumplía una semana del fatal accidente que terminaba con la vida de Julio César Castrillo y Francisco Javier Álvarez, concluía el Rallye de Regularidad Picos de Europa, y entre los 45 participantes estaba Adrián Álvarez, hijo de Javi, dando una lección de vida a todos, copilotando a su padrino, íntimo amigo y piloto con el que su padre conseguía algunos de sus primeros éxitos, Roberto Solís.
No fue un día más de tantos, de sanas competiciones luchando contra el crono y las complicaciones de carreteras abiertas al tráfico. Junto a su abuelo, y también piloto Javier Alvarez, estaban en la salida de la prueba para disputarla como otras veces lo hicieron los últimos años padre e hijo, arropados por más familiares y las personas de la regularidad contra los que competían, con los que disfrutaban mas de amistad que de rivalidad. En ella se guardaba un emotivo minuto de silencio, antes de que ellos salieran con el numero 1 otorgado por la escudería organizadora Cangas de Onis Motor Club. Allí estaba el inmaculado Ford Escort MKI con el que padre e hijo disputaron muchos rallyes de regularidad los años anteriores, dispuesto una vez más para pasar una bonita jornada recorriendo los tramos míticos de los concejos de Piloña, Parres y Cangas de Onís, como Moandi, el Fito, Borines o Labra. Carreteras por donde su padre pasó en rallyes de velocidad tantas veces con Roberto Solís y otros pilotos asturianos, y si bien el resultado pudo ser mejorable, dentro de un disputadísimo campeonato de Asturias, no era el objetivo principal para esta ocasión. !!!Chapó por ellos¡¡¡¡.
Adrián, a menos de un año para su mayoría de edad, tiene claro que quiere seguir compitiendo y saltar a velocidad cuando sea posible, donde estoy seguro llegado el caso, tendrá los mejores consejeros del mundo de los rallyes en Asturias. Siempre tendrá una mano tendida de las decenas de grandes amigos que tenía su padre, todos gratamente sorprendidos por su educación, valentía, cariño y respeto que tiene por el deporte del motor, inculcado por padres, familiares y amigos más cercanos desde niño. La vida sigue sin detenerse y el ejemplo como el vivido hoy, ayuda a todos a seguir adelante, sin olvidar, pero reafirmados de que a Javi le habría gustado muchísimo.