El partido propone un plan de choque económico para evitar que «de aquí a veinte años la mitad de la población de Gijón supere los 65 años», según José Carlos Fernández Sarasola
Economía y natalidad. Esas dos palabras, aparentemente simples, resumen a la perfección los principales focos de preocupación que, desde hace años, atenazan a la sociedad asturiana y, por extensión, a su esfera política. Dos grandes retos aún irresueltos, pero para los que, a escala municipal, Ciudadanos Gijón cree tener la solución: implementar un plan de choque económico que, por un lado, «genere empleo y atraiga empresas», y que, por otro, «haga que tengamos más niños en la ciudad». Así lo resumió esta mañana el candidato naranja a la alcaldía, José Carlos Fernández Sarasola, en el transcurso de la presentación del documento, hecha en la sede local del partido.
Asistido por sus compañeros de lista Alfonso Ruisánchez y María Fernández, Sarasola desgranó los principios básicos de un plan que, a falta de una mayor concreción, que se logrará «una vez conozcamos la situación fiscal del Ayuntamiento», agrupa sus medidas en tres grandes pilares: promoción empresarial, fiscal y normativa, reforzados por una serie de acciones concretas para dinamizar la ciudad. De esos bloques, el primero de ellos tiene como objetivo prioritario diversificar el modelo productivo gijonés, dando una mayor presencia a negocios enfocados a las nuevas tecnologías. «Hay que centrarse en la inteligencia artificial, la ciberseguridad…, refocalizar la FP dual e incrementar el suelo tecnológico», matizó Alfonso Ruisánchez, miembro de la lista de Sarasola y diseñador del plan. Y es que, a su juicio, los polígonos tecnológicos «se agotan con facilidad», por lo que habría que poner a disposición de tales sectores «parcelas industriales, estén donde estén, ya que es un modelo que puede coexistir con entornos urbanizados».
Por parte fiscal, la pretensión de Ciudadanos es «cambiar el paradigma de que el Ayuntamiento ponga la mano para cobrar de donde pueda». Para modificarlo, se prevén exenciones en el abono de la plusvalía «en casos de reinversión económica», y reducir selectivamente la carga fiscal que «pone trabas a la creación de nuevos negocios», jugando con impuestos como el IBI o el ICIO, o con la tasa de apertura. Finalmente, en el aspecto normativo se aspira a convertir a Gijón en «pionera en el establecimiento de una ordenanza de ‘startups’, que ponga a disposición de los emprendedores todos los recursos tecnológicos del Ayuntamiento». Más allá de eso, se trataría de agilizar la burocracia local en lo concerniente a la tramitación de licencias, a la par que se facilita la conciliación familiar y laboral; para eso último, el plan incluye «dar solución al comedor escolar en ESO, y solución a la apertura temprana tanto en Primaria como en Secundaria».
Tanto para Sarasola como para Ruisánchez y Fernández, la intención final es llevar a Gijón «de la apatía actual a una verdadera pujanza». Ahora bien, los tres son conscientes de que no bastará una legislatura para conseguirlo. «Málaga lleva diez años con ello, y sólo ahora empieza a ver resultados», matizó hoy el candidato, quien imprimió al conjunto de propuestas un grado de compromiso con la sostenibilidad. En ese sentido, puso como ejemplo la Quinta de la Vega, en Jove, a su juicio desaprovechada por «las pocas empresas ‘azules’ que se han instalado en ella. Nos ha quedado un parque muy bonito para Jove, pero no era eso lo que se pretendía. Es algo de lo que queremos huir».