Los colegios electorales encaran el tramo final de la jornada habiendo acumulado a las seis de la tarde una afluencia del 50,66%, 2,44 puntos por encima de la de 2019
POR ANA VALVERDE Y BORJA PINO
La jornada electoral de las municipales y autonómicas ha entrado ya en su tramo final. En menos de una hora, a las ocho de esta tarde, los colegios cerrarán sus puertas, dando con ello comienzo al siempre tedioso para aquellos que lo realizan, aunque tenso para quienes aguardan su resultado, recuento de votos. Y todo apunta a que a los integrantes de las mesas no les faltará el trabajo. Con una participación general que a las seis se situaba en el 50,66%, esa afluencia de gente, 2,44 puntos por encima de la de los comicios de 2019, se ha hecho notar en muchos de los 75 centros de votación distribuidos por la ciudad. Una buena noticia para la salud de la democracia, cierto, aunque, al igual que durante la mañana, el entusiasmo no ha sido la nota más común entre los electores que han concurrido en horario vespertino.
Manuel Vallina (Viesques): «La gente está muy animada a votar»
Las primeras horas de la tarde se han vivido con mucha tranquilidad en el colegio Begoña donde votan los vecinos de Viesques, parte de El Coto y la parroquia de Castiello. Seguramente esto se ha debido a la coincidencia de varios factores: el buen tiempo que ha hecho a lo largo de toda la jornada, el partido que disputaba el Sporting en El Molinón y que casi la mitad de los censados aquí ya habían asistido a su cita con las urnas durante la mañana. Apenas tres personas, acudían a votar alrededor de las cinco de la tarde. Entre ellas, Tina, de 72 años, que lo hacía muy sonriente acompañada de su hijo y su nuera. «La gente está muy animada a votar», cuenta Manuel Vallina, interventor del PSOE en este colegio destaca que también «el ambiente ha sido muy tranquilo y sin ninguna incidencia, como debe de ser». Preguntados los miembros de las mesas por los porcentajes de participación, cuentan que «aquí estamos por encima del 40%».
Julia Alvargonzález (El Llano): «Más aparcamientos, mejor movilidad, más ayudas a quienes las necesitamos… ¿Por dónde empezar con lo que falla en Gijón?»
El ‘pico’ de afluencia, que tradicionalmente se ha registrado a partir de las doce del mediodía, este año ha llegado adelantado al colegio público Manuel Martínez Blanco de El Llano. Las primeras colas ya se dieron alrededor de las once, y para la una y media, comentaban en corrillo algunos miembros de las mesas, ya había pasado por allí un 25% del censo correspondiente. «Debe ser por el fútbol», teorizaban, prudentes, haciendo referencia al partido entre el Real Sporting y la Ponferradina que comenzó a las cuatro. «La gente lo adelanta para comer a gusto e ir luego a verlo; sea por lo que sea, es un poquito más de gente que en las últimas elecciones», añadían.
Más allá de hipótesis y posibles, lo cierto es que, a mediodía, no eran pocas las personas que entraban y salían del centro, o que se congregaban en las cabinas o frente a las mesas. Entre ellas se encontraba la joven Julia Alvargonzález, bien acompañada por sus fieles perros ‘Gobi’ y ‘Jagger’. A sus 27 años, Alvargonzález no es primeriza en lo que a votaciones se refiere, aunque admitía que, en esta ocasión, «he estado más desconectada que otras veces; sinceramente, no apetece mucho». La razón última no es la pereza, ni una desidia que, a menudo, se asocia erróneamente a los más jóvenes. Es, pura y simplemente, la larga lista de cuestiones que, a su juicio, requieren mejoras en la ciudad y en la región. «Más aparcamientos, una mejor movilidad, más trenes y autobuses, más ayudas a los que las necesitamos… ¿Por dónde empezar con todo lo que falla?», reflexionaba. Eso sí, que hay que concurrir a los comicios lo tiene claro. «Si no se viene, lo malo se hará peor».
Eduardo Medal (Somió y La Providencia): «Ya pasaron a votar la mitad de los censados».
A cuentagotas entraban también los ciudadanos en el Palacio de Deportes de La Guía, donde les correspondía votar a los vecinos de Somió y La Providencia. Una de las ocho mesas aquí instaladas, está presidida por Eduardo Medal, que con solo 20 años, reconocía estar viviendo entre el aprendizaje y la «resignación» esta experiencia. «Lo que más destacaría es el buen rollo con los compañeros», cuenta. Por aquí también, han pasado ya a votar, según su conteo, casi la mitad de los censados.
Susana Fernández (Cimavilla): «Si pido algo, es más feminismo; en Gijón brilla por su ausencia, aunque haya carteles por media ciudad»
Bajo un sol de justicia, con sus terrazas llenas y una sensación general de cercanía del estío, Cimavilla daba la bienvenida a la tarde de este domingo con sus colegios electorales en relativa calma. En el barrio turístico por antonomasia se respetó en mayor medida el hábito de comicios anteriores, con el aluvión de votantes accediendo a partir de la una del mediodía. Quizá por eso, alrededor de las cuatro y media, reinaba una cierta calma en el colegio Honesto Batalón. Algo muy de agradecer en un día en el que, a juicio de los apoderados e interventores allí desplegados, «ha habido bastante participación, y de gente con ganas de votar. Eso siempre es positivo, y nos deja buen sabor de boca».
Como barrio pequeño, en el que prácticamente todo el mundo conoce al resto de los vecinos, ha habido escenas pintorescas, atípicas en áreas más amplias. Con sólo unos pocos meses de vida la pequeña Brynja ha tenido oportunidad de ‘votar’ por primera vez; eso sí, depositando en las urnas las papeletas de su madre, Susana Fernández, que sostenía a la pequeña en brazos, a poca distancia de su marido, Jorge Castillo. «Ilusión, no tenemos; no confiamos en los políticos. Pero hay que participar», admitían ambos al salir del edificio. Como Alvargonzález en El Llano, también ellos atesoran una lista extensa de cosas que mejorar en Gijón. «Esperemos que el nuevo gobierno invierta más y mejor en educación, en crear trabajo, en mejorar la movilidad de Cimavilla… Y en feminismo, que aquí brilla por su ausencia, por más que haya carteles por media ciudad».
Nuevo Roces: «Nos queda el último arreón de seis a ocho»
En la Escuela Infantil de Nuevo Roces votan la mitad de los vecinos de este barrio, que por tratarse de una de las zonas en expansión de la ciudad, es el que concentra el mayor porcentaje de jóvenes de todo Gijón. Boni, de 26 años cuenta que las pasadas elecciones su voto fue nulo, pero este año se ha animado a votar con ánimo de que «sirva para algo». Jóvenes y también familias con niños pequeños que acudían con estos a votar, aprovechando que la tarde estaba para «dar un paseo». La otra mitad de los residentes en el barrio, los de la parte alta del barrio, lo han hecho en la sede de la asociación de vecinos. La tarde avanza y el goteo de votantes aumenta. En las mesas comentan que «se ha notado mucho que hay partido del Sporting, ahora nos queda el arreón de seis a ocho».
Paula Cofiño (Contrueces): «Sería bueno fomentar la concienciación en el cuidado de la ciudad; son cosas que no aparecen en los programas políticos, pero que hacen falta»
Situado en el extremo más suroriental del ya de por sí zona más meridional de Gijón, Contrueces, empero, no ha escapado a la tónica de mayor asistencia electoral con respecto a 2019 que se ha dado en la mayoría de los barrios de la urbe. Algo de lo que daban fe hace apenas hora y media en el colegio Noega, uno de los centros habilitados para las votaciones en dicha área, tras haber percibido que «pasaba más gente que la última vez, aunque es verdad que más personas mayores que jóvenes». Así lo señalaba la presidenta de una de las mesas, satisfecha, eso sí, porque la jornada estaba transcurriendo sin incidentes.
Excepción a esa norma de edad avanzada ha sido Paula Cofiño. Con tan sólo veinte años, esta joven estudiante de Microinformática y Redes ha vivido su bautismo de fuego en unas elecciones acompañada por su madre, Teresa Sánchez, aunque aun así «un poco nerviosa, por ser mi primera vez». Pero la bisoñez no está reñida con la clarividencia, y Cofiño es plenamente consciente de que «hay mucho que mejorar en Gijón, empezando por destinar más recursos a sanidad y educación, y siguiendo por fomentar la concienciación de la gente para que cuide su ciudad. Es algo que no suele aparecer en los programas políticos, pero que hace falta, y sería interesante aplicarlo».
Más veteranos que la joven Cofiño, hasta el punto de que él fue presidente de mesa en 2019, Ana Tuñón y Fernando Gutiérrez ya no conservan tanto entusiasmo como el de los votantes primerizos, aunque no por ello han dejado de ejercer su derecho. «La gente de nuestra generación está muy decepcionada; ya hemos visto demasiadas veces prometer, y no cumplir», reflexionaba la pareja. En consecuencia, sus esperanzas de que la ciudad viva un cambio notable con el ejecutivo que salga hoy de las urnas es, dicho con prudencia, escasa. «Al final, el que es del Barça seguirá siendo del Barça, y del Madrid seguirá siendo del Madrid, por mucho que prometan».