La llegada de un nuevo gobierno conlleva mucho más que la toma de posesión de los concejales de sus actas; es cambiar la espina dorsal del Ayuntamiento
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No os vayáis a asustar por el titular. Me ha dado un ataque de novela negra, supongo que porque ya empieza a oler a Semana Negra en Gijón. Y no, no voy a caer en teorías conspiranoicas o en hablar sobre reuniones de señores de negro. Primero, porque ya es bastante difícil de entender el devenir actual de la política como para meterse en procesos oscuros de reuniones en lugares suntuosos, y segundo, porque ya pinta bastante de negro un gobierno con cómplices de la ultraderecha dentro de él.
De lo que quiero hoy hablaros es de todo el organigrama que viene asociado a un cambio de gobierno en un ayuntamiento de las características de Gijón. De lo que implica y de la importancia que tiene.
Pero antes, no puedo dejar pasar una pregunta que me ronda la cabeza desde hace un par de semanas ¿alguien sabe dónde está el PSOE de Gijón, en especial su candidato a la alcaldía? Porque donde no está, al menos de momento, es haciendo labores de oposición.
Pero volvamos al asunto. Cuando entra un gobierno a comandar un ayuntamiento como el de Gijón, además de conformar el Gobierno propiamente dicho, hay dos cuestiones prioritarias, de carácter interno, que debe ejecutar. Por un lado, discernir cómo se van a repartir los dineros, las liberaciones de los concejales y los recursos de los grupos municipales. Este asunto, aunque no salga mucho en los papeles, os puedo asegurar que consume horas y horas de los grupos municipales y de los partidos políticos allí representados. Pero ojo, no digo esto con carácter inquisidor; sino con la perspectiva de que es un hecho importante. No tanto para el gobierno, que es el que decide, sino para la oposición, dado que tiene que contar con un reparto medianamente razonable para poder hacer una oposición justa y democrática (al menos en teoría).
Y el segundo punto importante, y que atañe solo al equipo de gobierno, en este caso a Vox, Foro y el PP, es la libre designación de numerosos cargos que deberán acompañarles durante todo ese gobierno (o hasta que los cesen). Hay de varios tipos. Por un lado, los puestos de libre designación con concurrencia y con contratos de alta dirección. En ellos podemos incluir, a modo de ejemplo, los cargos de Director del Festival Internacional de Cine de Gijón, la Dirección General de Urbanismo, la de Medio Ambiente, la de Movilidad, la Dirección General Económico-Financiera, el Patronato Deportivo Municipal, la Dirección de los Planes de Empleo, la de Igualdad, etc. Y por supuesto las gerencias de las empresas públicas EMULSA, EMA y EMTUSA. A estos habría que añadir también otros puestos de libre designación, pero en este caso dentro de la función pública (solo los pueden ejercer funcionarios que cumplan determinados requisitos) como pueden ser las jefaturas de Urbanismo, de Obras Públicas, Prevención o de Arquitectura, por ejemplo.
Con esto podéis haceros una idea de por qué la llegada de un nuevo gobierno conlleva mucho más que la toma de posesión de los concejales de sus actas; es cambiar la espina dorsal del Ayuntamiento. Es por eso, que, aunque no se diga, los aciertos y los errores de cada gobierno dependen en gran medida, muchas veces en mayor medida que la propia de los concejales, de la selección y elección de este personal. Porque, procedimientos legales aparte, esta selección se realiza básicamente en función de los deseos del concejal del área de turno. Y tiene sentido, dado que debe ser personal de su extrema confianza, con el que va a trabajar codo con codo, y quien, además, debe trasladar las ideas políticas de la Junta de Gobierno a la realidad. Y en ocasiones, al contrario, es decir, trasladar al concejal de turno lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer. Es personal que está bien pagado, y por tanto debe asumir esta responsabilidad. Por ejemplo, si el mandato de Ana González se puede considerar negativo en el área “x”, pues debería señalarse sin rubor que la persona responsable de esa área, de libre designación y con un contrato de alta dirección, es también responsable de los errores. Voy más allá. Pongamos un ejemplo, Jesús Martínez Salvador, concejal de Foro, llevará las responsabilidades de urbanismo, pero en realidad ni él ni la anterior concejala de urbanismo del PSOE, Dolores Patón, tiene por qué saber de ese tema, pero quien sí debe (o debería) tener conocimiento relacionado es el Director General de Urbanismo y la Jefatura Técnica del área.
Por tanto, la responsabilidad de este nuevo gobierno es también elegir a todos estos cargos. Veremos si es como siempre, es decir por afinidad y criterio profesional, o como en raras ocasiones, por criterios únicamente profesionales.
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