Todo comenzó en 1979, cuando Adidas se convirtió la primera marca en llegar a un acuerdo económico para vestir al Sporting

Un año más llega una de las fechas más esperadas por la afición, la de la presentación de las camisetas de la temporada. Una especie de pistoletazo de salida equiparable a la de la presentación de la plantilla. Al menos es así desde hace unas décadas. Cosas del fútbol negocio. Todo comenzó en 1979, cuando Adidas se convirtió la primera marca en llegar a un acuerdo económico para vestir al Sporting. Firmaron un acuerdo por cinco años con la empresa alemana, por el cual, se comprometieron a enviar material por valor de cerca de seis millones de pesetas anuales para vestir al Sporting, no sólo de fútbol, sino también de sus secciones de rugby, balonmano y atletismo.
En el mismo se respetaban los contratos publicitarios que Quini, Uría y Rezza ya tenían firmados con anterioridad. Posteriormente, el contrato fue renovado y Adidas fue la marca de las prendas sportinguistas entre 1979 y 1989. El material sportinguista de Adidas no se comercializaba en las tiendas de deportes y se trataba de una cuestión puramente publicitaria para la casa de ropa deportiva. Tampoco se hizo con su sustituta, Rasan. No es hasta la llegada de Lotto, en 1991, cuando las camisetas oficiales del Sporting pasan a venderse en tiendas especializadas. Hasta entonces, la ropa que estaba disponible eran réplicas en las que no figuraba marca visible alguna, generalmente de algodón y en las que el escudo, por ejemplo, solía venir aparte para ser cosido o pegado.
Así, el “merchandising” da su salto definitivo con la llegada de la marca italiana, y el aficionado pasa a poder usar las mismas camisetas que usaban sus ídolos en el terreno de juego. El éxito es tremendo y la ropa deportiva y de paseo oficial del Sporting se convierte en una fuente de ingresos muy importante para el club y el aficionado las luce, cada vez más, sujeto a las novedades que surgen cada año.
Pero si recurrimos a la historia, las primeras camisetas, tan alejadas de las de hoy, se compraron al poco tiempo de la fundación del club, en 1905. Los colores elegidos habían sido, a propuesta de Anselmo López, el rojo y el blanco, que eran los de la bandera marítima de la ciudad y se acordó que además fueran simétricos y rayados en vertical, coincidiendo con las zamarras del Sporting de Vigo, club con el que el primer presidente sportinguista mantenía unas excelentes relaciones. Se delegó, según Joaquín Aranda, en la persona de Conrado Pineda para responsabilizarse de la gestión para adquirir las camisetas. Junto con algunos compañeros, aunque solo el delegado entro en el establecimiento, fueron a comprarlas a Almacenes El Águila, negocio que estaba situado en la calle San Bernardo, frente a la conocida tienda de vinos El Xoveru.
Era un gran comercio con un pequeño taller especializado en la confección y venta de trajes de caballero y vestidos de señora y también en ropa infantil, muy especialmente para fiestas y primera comunión. El negocio era propiedad del abogado barcelonés Pere Bosch y tenía unos grandes talleres centrales de sastrería en Barcelona, además de los que poseía en la trastienda de cada comercio. Poseía, además de la central de la capital catalana, otras catorce sucursales por toda España y, durante muchos años, vistieron “a medio Gijón”. Fue uno de los primeros grandes almacenes que hubo en España y empleaban una técnica de marketing moderna. Se instalaban en el centro de las ciudades más pobladas del país y empleaban todos los medios posibles para publicitarse. Todo lo podían conseguir. Los jóvenes fundadores del Sporting recurrieron a estos almacenes quienes encargaron inmediatamente la confección a sus talleres de Barcelona para los primeros pedidos. De allí salieron las primeras camisetas sportinguistas. Una vez recibidos los patrones y el algodón apropiado en los almacenes de Gijón, se confeccionarían directamente en la sucursal asturiana. Almacenes El Águila fue, durante años, el único suministrador de las camisetas rojiblancas del Sporting en los primeros tiempos de existencia del club.
Las camisetas, además, también dieron para algunas anécdotas. Una de las más llamativas fue la del primer partido que disputó el Real Oviedo en El Molinón. Fue en el año 1926 y sucedería algo hoy impensable, el Real Oviedo jugó con las camisetas del Sporting. Tal curioso hecho se produjo en un encuentro valedero para la máxima categoría del campeonato regional, que entonces disputaban ocho equipos. Se jugaban dos vueltas en un sistema de liguilla todos contra todos, idénticamente a como se juega hoy la Liga. En la quinta jornada, disputada el día 21 de noviembre, el Real Oviedo tenía que enfrentarse al Cimadevilla C.F. que, como quiera que no disponía de campo propio, compartía con el Sporting el de El Molinón.
Era la primera visita del conjunto azul al estadio decano del fútbol español. El Cimadevilla sacaba en esos momentos cuatro puntos al conjunto ovetense y el Sporting iba líder de la competición, habiendo ganado todos los partidos diputados hasta el momento. Los azules hicieron el desplazamiento en tren y, al llegar al vestuario de El Molinón, se dieron cuenta de que faltaba una de las bolsas en las que traían el material. Se les había quedado olvidada en Oviedo y sólo habían traído equipación para seis jugadores. Se planteó la posibilidad de aplazar el partido un par de horas, pero la falta de luz y la excelente entrada que había imposibilitaba hacerla efectiva. El Comercio del día 23 de noviembre destacaba el gran número de coches que se habían juntado en los alrededores de El Molinón y felicitaba expresamente al jefe de la Guardia Municipal, Sr. Zarracina, por haber realizado un excelente servicio dirigiendo el tráfico antes y después del partido. En cualquier caso, en vista de que la ropa no iba a llegar, se consideraría como no presentado al Real Oviedo y la victoria caería para el lado del Cimadevilla C.F.
Lo evitó la intervención del entonces ya ex presidente del Sporting, Enrique Guisasola, que se encontraba en El Molinón para presenciar el encuentro. Ordenó traer camisetas del Sporting para los jugadores de campo ovetenses y así, por una única vez en la historia, el Real Oviedo vistió de rojiblanco. El resultado final del partido fue de 2 a 3, con victoria para el equipo visitante y con un arbitraje muy polémico por parte del colegiado de la contienda, Eulogio Sánchez, que motivó que el presidente del Cimadevilla C.F. protestara mediante carta a la Federación. La competición, finalmente, la volvería a ganar el Sporting, quedando como segundo clasificado el Fortuna de Ceares y teniendo que conformarse el conjunto carbayón con ocupar la tercera plaza. Ya llovió y de aquellos tiempos tan sólo quedan los colores rojo y blanco de las zamarras sportinguistas y el estadio de El Molinón. Nuestras señas de identidad.