El presidente del Principado revalida su cargo afirmando que «nada se antepondrá a la defensa de los intereses de Asturias», misión en la que asegura empeñar «mi palabra»
De izquierda a derecha, Alfonso Fernández Mañueco, Emiliano García-Page, María Chivite, Adrián Barbón, Teresa Rodríguez, Juan Cofiño y Alfonso Rueda. 
El presidente Adrián Barbón, con los familiares que le han acompañado en el acto institucional. 
El presidente del Principado, Adrián Barbón, con los alumnos de la Escuela de Asturianía, invitados hoy al acto de toma de posesión. 
Adrián Barbón, con los expresidentes Antonio Trevín, Pedro de Silva, Juan Luis Rodríguez-Vigil y Javier Fernández. 
Un instante de la intervención de Barbón durante la toma de posesión.
El presidente del Principado, Adrián Barbón, ha tomado hoy posesión de su cargo en un acto celebrado en la Junta General del Principado y en el que ha insistido en que nada se antepondrá a la defensa de los intereses de Asturias. «Siempre, cuando y ante quien sea necesario, Asturias, lo primero», ha aseverado. Así mismo, ha reafirmado su voluntad de colaborar con el Gobierno de la nación y con el resto de comunidades autónomas para lograr una España «justa y unida en su diversidad».
Así lo ha indicado ante la presencia de la ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, y los presidentes autonómicos de Navarra, Galicia, Castilla La Mancha y Castilla León, respectivamente María Chivite, Alfonso Rueda, Emiliano García-Page y Alfonso Fernández Mañueco. «Con ellos y muchos más he trabajado, y, trabajaré en la defensa de una España justa, unida en su diversidad», ha indicado Barbón.
Durante su intervención Adrián Barbón ha manifestado que un gobernante vale lo que vale su palabra, y ha ofrecido la suya. «Lealtad, orgullo, diálogo, cambio, futuro y progreso, palabras todas ellas con las que se dispone sencillamente a gobernar Asturias», ha matizado. Así, «hoy empeño mi palabra con Asturias», ha dicho Adrián Barbón, que ha ido intercalando el asturiano con el castellano en su intervención.
Una llamada al diálogo entre fuerzas
Otro momento de la intervención de Barbón. 
Pedro de Silva impone la insignia de Presidente a Adrián Barbón. 
De izquierda a derecha, la presidenta de Navarra, María Chivite; el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda; el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page; y el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. 
De izquierda a derecha, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page; el presidente del Principado, Adrián Barbón; la vicepresidenta de la Junta General, Celia Fernández; la presidenta de la Comunidad Foral de Navarra, María Chivite; el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda; y el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. 
El presidente asturiano también ha hecho varias menciones en su intervención a la importancia del diálogo y a la necesidad de huir del ruido en la política, y ha pedido hacer de Asturias «un lugar y un escaparate de la buena política». Y ha abundado en su aspiración de «que seamos envidiados por nuestro entendimiento. Mi palabra habla de orgullo. Porque soy consciente de la responsabilidad que asumo, al continuar, el legado de mis predecesores».
Ha considerado Barbón que el resultado de las urnas les mandata para culminar la revolución verde de la mano de la ciencia, para asegurar una creación de empleo de calidad, afianzar el progreso, el protagonismo del medio rural, renovar el estado de bienestar, salvaguardar la igualdad o promover con orgullo nuestra cultura y lograr el impulso demográfico. «Esos son los destinos de mi nuevo mandato, los que resumí en el discurso de investidura durante el Pleno de la Junta General del Principado», ha dicho.
En este sentido ha defendido el acuerdo con Convocatoria por Asturias como mejor garantía de ese gobierno progresista para asegurar tanto la estabilidad como las reformas que sean necesarias para mantener Asturias en el camino «de las libertades, los derechos logrados, la igualdad y el avance social». Ha considerado Barbón que los mejores días de Asturias aún están por llegar, y se ha mostrado convencido, «con la lumbre veraz de los datos, que el presente que vivimos ya es futuro». «Yo hablaré de progreso y de cambio, de un reformismo tenaz, valiente, osado, porque Asturias está adentrándose en otra etapa histórica y necesita un fuerte impulso colectivo para recorrerla con éxito. Tengo la obligación del optimismo, el deber de la convicción», añadió.
