En ese club jugaron a finales de los años treinta los rojiblancos (y gijoneses) Celestino Costales “Tinín” y Pablo Rodríguez, apodado como “Chichi” o “Roxín”, ambos exiliados en Francia donde se establecieron en Burdeos de por vida
Tal parece que el centrocampista Pedro Díaz, uno de los mayores activos deportivos que tiene el Sporting en la actualidad, fichará por el Girondins de Burdeos próximamente. No es un caso único el de la fuga de talento sportinguista, ni siquiera es novedad que un jugador rojiblanco pase a vestir la camiseta escapulada de los de Burdeos. Si hubo un equipo extranjero con vinculación con Gijón y el Sporting es el Girondins. El histórico club del sudoeste francés, que vio militar a grandes jugadores como Klaus Allofs, Bixente Lizarazu, Eric Cantona, Didier Deschamps, Zinedine Zidane o Christophe Dugarry, también tuvo presencia de ex sportinguistas. En ese club jugaron a finales de los años treinta los rojiblancos (y gijoneses) Celestino Costales “Tinín” y Pablo Rodríguez, apodado como “Chuchi” o “Roxín”, ambos exiliados en Francia donde se establecieron en Burdeos de por vida. O casi, porque Tinín regresó a Gijón en 1980, pocos años antes de fallecer. Chuchi jugó en el conjunto bordelés la temporada 1938-39, en la que el equipo azul disputó la Segunda División, el llamado entonces campeonato Interregional.
Fue reclutado para el equipo francés por el entrenador de la entidad, Benito Díaz, que fue mucho más que un entrenador al uso. Díaz se convirtió en el “hacedor” de lo que es hoy el Girondins. Fue su propulsor, su primer entrenador (con él se logró el título de campeón de aficionados de Francia de 1937, que le dio la posibilidad de jugar en la categoría de plata del fútbol francés). Además, convirtió al conjunto escapulado en refugio de futbolistas españoles exiliados en Francia. En la temporada 1937-38 el equipo, también bajo la dirección de Benito Díaz, estaba plagado de españoles fichados por el técnico donostiarra: Artigas, López, Rubi, Mateo, el propio Chichi y las dos estrellas del equipo, el defensa Mancisidor y el delantero Urtizberea. Siete futbolistas del equipo galo eran exiliados españoles. Y esta política continuó en los años siguientes con la incorporación de otros jugadores como Rodríguez, Mateo o el citado Tinín. Pero lo cierto es que el protagonismo de Chichi fue muy limitado esa temporada, disputando tan sólo un encuentro oficial y unos pocos amistosos, llegando a coincidir en uno de ellos con Tinín, que fuera su compañero en el Sporting y que fue, igualmente, “pescado” por Benito Díaz.
Tampoco tuvo demasiada suerte éste, puesto que en sus tres temporadas en Burdeos, de 1938 a 1941, sólo jugó media docena de encuentros. Eso sí, pertenecer a este equipo le libró de una posible deportación. Los directivos del conjunto galo, inscribieron a los futbolistas españoles como bomberos del puerto de la ciudad para evitar cualquier problema político o posibilidad de ser destinados a otras labores en una Francia en guerra. Chuchi, tras dejar el Girondins en 1938, prosiguió jugando al fútbol en equipos “menores” del fútbol francés. Tinín colgó las botas en 1941 en el Girondins, un conjunto que ese año logró la Copa de Francia venciendo en el partido decisivo al SC Fives por 2:0, con ambos goles obra del delantero vasco Urtizberea. El gijonés no tuvo presencia alguna en las alineaciones de ese victorioso campeonato.
En Burdeos también fijó su residencia definitiva el que fuera portero del Sporting Isidro Menéndez, también exiliado republicano y que murió en la citada ciudad francesa en 1976, y que vivió una de las anécdotas más curiosas que uno puede imaginar. Un año antes de fichar por el Sporting, jugó en el Hispania con cuyo equipo se trasladó en marzo de 1921 a Madrid a jugar dos partidos amistosos. El primero fue contra el Racing de Madrid, se disputó el 6 de marzo y finalizó con victoria gijonesa por 1 a 2; el segundo se jugó contra el Atlético de Madrid el día 8 de marzo y los colchoneros aplastaron a los asturianos por 4 a 1. Ese mismo día, un grupo terrorista anarquista asesinó al presidente del Consejo de Ministros de España, Eduardo Dato. Al día siguiente, cuando los jugadores gijoneses salieron a pasear antes de coger el tren de regreso a Gijón, Isidro fue detenido por la policía por su parecido con uno de los terroristas. Afortunadamente, la confusión se aclaró en comisaría y el guardameta gijonés pudo regresar a su ciudad sin mayor problema.
Pero aún existen más vínculos futbolísticos entre Gijón y Burdeos. Al menos dos. Un gijonés que jugaba en el Pelayo, José Manuel Cancio, conocido futbolísticamente como Pepín Cancio, a principios de los años sesenta del pasado siglo fichó por el Girondins de Burdeos para jugar con su filial, aunque no llegó a jugar encuentro alguno, puesto que durante la pretemporada, sin llegar a disputar siquiera un amistoso, fue cedido al Libourne, de la tercera categoría del fútbol francés. Después de ese año regresó a Gijón, estuvo un año en el Camocha y dos temporadas en el Atlético Baleares, en la Segunda División, antes de regresar nuevamente a su ciudad para colgar las botas en las filas del Gijón Industrial. Y, por supuesto, en esta lista que vincula al equipo gijonés y al conjunto bordelés, no puede faltar uno de los futbolistas con más talento salido del fútbol asturiano: el avilesino, nacido de forma “casual” en Peñaflor, en la provincia de Sevilla, Alfredo Megido. El extremo fue cedido por el Betis al conjunto francés en la temporada 1977-78, disputando dieciséis partidos ligueros en los que logró anotar cinco goles.
Habría, además, que destacar que el extremo portugués Hugo Vieira, que militó en el Sporting durante el curso 2012-13, jugó en el filial del Girondins en el año 2006. Lo hizo en calidad de cedido por el club luso del Santa María. Otra coincidencia más para la lista.