Aun sin llegar a los niveles de afluencia del pasado fin de semana, en su segundo día laborable la 66ª FIDMA volvió a seducir a miles de personas, atraídas tanto por la oferta cultural, como por la gastronómica y comercial
Ya sean asturianos de pro o forasteros con continuidad, los leales a la Feria Internacional de Muestras del Principado tienen la lección bien aprendida: en la FIDMA, ni siquiera los días laborables son aburridos en el Recinto Ferial ‘Luis Adaro’. Y ayer martes bastó echar un ágil vistazo a las calles, plazas y recovecos del recinto para constatar lo cierto de dicha enseñanza. Aun sin llegar al volumen de afluencia propio de cualquiera de sus tres fines de semana, el evento más icónico del verano en la región volvió a reunir a miles de fanáticos y curiosos, seducidos tanto por las propuestas culturales que albergan sus pabellones, como por la nutrida oferta lúdica, comercial y gastronómica que sus expositores pueden proporcionar.
La tímida concurrencia de las primeras horas de la mañana dio paso al mediodía a una nueva marea humana, agrupada en el área que ocupan los negocios hosteleros. Terrazas como la de El Chilu o El Cuco han volvieron a estar a rebosar de clientes, al tiempo que largas filas se formaban ante los puestos de venta de helados y gofres, todo ello mientras cohortes de visitantes se refugiaban del sol de justicia bajo aleros y en parcelas ajardinadas para disfrutar de sus compras. Por su parte, actividades como ‘Hacemos posible lo imposible’, ofrecida en su ‘stand’ por Alimerka, o la muestra ‘Gijonomía’ del Ayuntamiento de Gijón, no pudieron quejarse de desatención alguna, al igual que propuestas informativas como la del Ministerio de Defensa, cuyas raciones de campaña, trajes de protección nuclear, biológica y química (NBQ), y vehículos blindados VAMTAC, hicieron las delicias de grandes y pequeños.
Un amplio y ecléctico conjunto de diversiones que, muy probablemente, hoy volverá a cosechar buenos y esperanzadores resultados.