Dos meses después de su puesta en marcha a través de Gijón Impulsa, el proyecto que lidera Alba Fernández ha encontrado en la FIDMA el impulso para cuajar entre un público cada vez más interesado
Mientras todos los agentes políticos y sociales, sin excepción, tratan de dar con una solución eficaz para revertir el rampante envejecimiento poblacional que padecen España en general, y en Asturias en particular, el sector de los cuidados gana fuerza en un mercado que ha encontrado tanto en los mayores, como en las personas dependientes e, incluso, en las familias con hijos un nicho nada desdeñable. Y es precisamente ese punto el que Alba Fernández Carretero ha escogido para dar inicio a la que se dibuja como la gran aventura empresarial de su vida: QuererT Servicios Asistenciales, una entidad prestadora de servicios de ayuda a domicilio, apoyo doméstico y acompañamiento, y que, aun habiéndose creado este mes de junio bajo el paraguas de la entidad municipal Gijón Impulsa, está encontrando en la 66ª Feria Internacional de Muestras de Asturias (FIDMA) el trampolín perfecto para hacer llegar su propuesta a un público cada vez más interesado en las opciones que ofrece.
«La acogida está siendo alucinante, y la gente está acercándose a preguntar mucho; sobre todo, por la ayuda a domicilio», reconoce, visiblemente satisfecha, Fernández. En ese ámbito, el abanico de tareas a realizar por su equipo es amplio, desde realizar compras o mantener el hogar en orden, hasta asistir en el aseo personal, conformando un todo que encaja a la perfección con el segundo pilar, el de las realización de tareas domésticas, un servicio que, curiosamente, «también demanda gente joven y de mediana edad, por falta de tiempo». No obstante, la gran novedad radica en el tercer eslabón de la cadena: el acompañamiento, que se realiza por igual en hospitales, residencias y viviendas, y que, cosa inusual en el sector, QuererT expande al ocio fuera del domicilio. «Nos hemos dado cuenta que hay una franja de edad que gusta de ir al cine, al teatro o a la ópera, pero que no tiene familia, o muchas amistades, o cuyos amigos no gustan de ciertas clases de ocio. Así que llevamos a esas personas a espectáculos, a comer un helado al Muro o a dar un paseo», detalla Fernández.
Por el momento, la perspectiva, a tenor de la recepción, es muy positiva, algo a lo que, reconoce la autora del proyecto, ha contribuido en gran medida Gijón Impulsa. «Estamos encantados con ellos; desde que en diciembre echó a andar la idea, el acompañamiento se ha dado desde el principio. Nos hicieron un plan de viabilidad, salió bien y adelante, y todo muy rápido», rememora. Y ahora, desde el Edificio Impulsa, sito en el Parque Científico Tecnológico, la mirada de Fernández está puesta en el siguiente objetivo de cualquier emprendedor: que la experiencia, el buen hacer, el renombre logrado y, no menos importante, la FIDMA le proporcionen la base necesaria para echar a volar.