«Esto abrió los ojos de muchos en cuanto a los beneficios que eventos deportivos de este calibre podían traer»
Un equipo de fútbol puede adquirir un papel muy importante como dinamizador económico de una ciudad, como fuente de ingresos en distintos ámbitos, empezando por el de la hostelería. De esa evidencia se dieron buena cuenta en la ciudad de Gijón con la disputa de la Final de la Copa del año 1920. Ese año el Sporting había participado como campeón de Asturias, pero cayó en cuartos de final ante el campeón gallego, el Vigo Sporting. A la final, disputada en El Molinón el 2 de mayo del citado año 1920, llegaron los representantes de País Vasco y Cataluña, disputándola el Athletic de Bilbao y el Fútbol Club Barcelona. Cientos de seguidores vascos llenaron hospedajes, hoteles, bares y restaurantes de la ciudad e incluso, debido a la demanda de billetes, se fletó un tren especial para la ocasión proveniente de Bilbao.
Esto abrió los ojos de muchos en cuanto a los beneficios que eventos deportivos de este calibre podían traer. En lo propiamente futbolístico, durante el inicio del partido, se produjeron algunas acciones dudosas en la que los seguidores vascos se sentían perjudicados. El césped estaba mojado por la lluvia caída en las horas previas al partido y eso, también es cierto, dificultaba la labor arbitral. El colegiado del encuentro era el madrileño Bertrán de Lis y la final se disputó dentro de una tremenda igualdad en cuanto al juego de ambos equipos. Pero en el minuto doce, y con 0 a 0 en el marcador, Galicia, defensa del F. C. Barcelona cometió un clamoroso penalti sobre Laca, delantero del Athletic. No había lugar a dudas, el colegiado señaló la infracción y el propio Laca la transformó. Beltrán de Lis, sin embargo, anuló el gol alegando que su compañero Germán Echevarría había entrado en el área antes de que lanzara el penalti. Pero lo más sorprendente fue que no ordenó repetirlo, sino que pitó falta contra los bilbaínos. La final de Gijón pasó así a la historia del fútbol español por el tremendo error del colegiado (quien, curiosamente, había sido portero del Madrid C.F. y fue, a posteriori, directivo del mismo club, histórico rival del F.C. Barcelona).
El encuentro finalizó con victoria del equipo azulgrana por 2 a 0, con goles de Martínez y el hispanofilipino Alcántara. El F.C. Barcelona ganó el preciado trofeo, aunque fuera con un escándalo arbitral que dio que hablar durante años, pero también ganó la ciudad de Gijón. Y mucho.