Con el cierre de la temporada de baño decenas de canes disfrutan del arenal gijonés, mientras sus dueños reclaman más espacios acotados para ellos y tratan de adaptarse a la nueva Ley de Bienestar Animal
La existencia es un ir y venir de ciclos; sobre todo, en estos momentos del año. Septiembre da paso a octubre; el verano, al otoño… Y, en la playa de San Lorenzo, los humanos ceden su indiscutible protagonismo estival a los perros. Desde que, en la madrugada de este sábado, el Ayuntamiento diese por clausurada la temporada de baño, son cientos los canes que, acompañados de sus dueños, se han lanzado al populoso arenal para correr, jugar, nadar y disfrutar de los muchos placeres que se les han negado de junio a septiembre. Todo un gusto para los animales, y una felicidad para unos propietarios que, sin embargo, siguen reclamando al Consistorio una mayor y mejor red de equipamientos caninos, al tiempo que tratan de adaptarse a los derechos, deberes, exigencias y limitaciones marcados por la controvertida Ley de Bienestar Animal, que el viernes entró en vigor.
Hoy eran pocos los que en San Lorenzo se preocupaban por esa nueva norma. Es un domingo para el disfrute con sus ‘amigos de cuatro patas’, arropados por el buen tiempo imperante y por las ganas acumulados durante estos cuatro meses de larga espera. Los mismos transcurridos desde que Nelson Mora y Andrea Quevedo adoptaron a ‘Kira‘. «Está flipando; le ha encantado», reían ambos esta mañana, disfrutando de las reacciones de su galgo a lo que para ella es toda una novedad. A pocos metros de la pareja las jóvenes Yenia Sánchez y Noa, encantadas con las evoluciones de ‘Balder‘, no ocultaban una compartida sensación «maravillosa; están súper contentos con la arena y el agua, y nosotras por fin podemos estar libres con ellos, sin la preocupación de no estar haciendo las cosas bien». Como Olga, llegada de Rusia hace ya veinticinco años, y que, sin perder de vista a su querida ‘Westa‘, afirmaba que «esto es pura felicidad, tanto para dueños como para perros; el poder disfrutar y estar tranquilos, porque nadie te va a decir nada…».
Hay quienes ni tan siquiera pudieron esperar a la mañana de hoy para inaugurar el nuevo ciclo. Bien por el simbolismo de la hora, bien por auténtica necesidad, un minuto después de la medianoche algunos de ellos ya recorrían el arenal con sus mascotas, desafiando la escasa luz para disfrute de los animales. Entre ellos estaba el joven Esleider Mise, dueño de ‘Apolo‘; nada más salir del trabajo, donde le recogió su pareja, ambos pusieron rumbo a San Lorenzo, a donde él y su can regresaban esta mañana. Todo un contraste, pues frente a los «dos o tres» perros que encontró por la noche, bajo la luz dominical esa cifra se había multiplicado, pasando a decenas y, poco antes del mediodía, a varios centenares. Una cuestión que, esperan los propietarios de canes, no se vea alterada por la pretensión del Gobierno de extender la temporada de baño a todo el año a partir de 2024. «Al final, hay espacio para todos, pero depende de nosotros como dueños. No es lo mismo que la gente vea a unos perros educados, que a otros sobre los que no hay control», reflexionaba.
«Esto no es Málaga; aquí nadie se baña a las ocho de la mañana. Hay sitio y horarios para todos»
La llamada tolerancia de Esleider se ha topado hoy con una parte de la realidad. Algunas personas sin mascotas, que han accedido al arenal de San Lorenzo para pasear, han dedicado malas miradas y algunos comentarios críticos hacia canes y propietarios; incluso varias han esgrimido un supuesto y erróneo incumplimiento de la normativa municipal. Nada nuevo en el horizonte, desde luego. Y es que, pese a haber más de 40.000 perros censados en la ciudad, Gijón sigue dividida en defensores y detractores de la coexistencia con ellos. Un hecho que a Benigno Casais, quien ha acudido con ‘Toy‘, le cuesta entender. «Aquí hay playa suficiente para convivir surfistas, bañistas, aviones, perros… Hay espacios y tiempos para todos», afirma. Igualmente conciliadora es Angélica Domínguez, madre de Nila y dueña de ‘Ila‘. «Esto no es Málaga; aquí nadie baja a bañarse a las ocho de la mañana», sentencia. Por ello, es partidaria de «una regulación todo el año, y mejor. Ahora tenemos delimitados tiempo y espacio, y hay problemas. Habría que mirar eso, y hacer, por ejemplo, un horario nocturno para los animales. Aunque, con la cantidad de perros que hay, lo que de verdad necesitamos son más zonas para que ellos puedan correr, y para que nosotros podamos estar tranquilos».
La planteada por Angélica Domínguez es una de las grandes asignaturas que muchos creen que el Ayuntamiento gijonés tiene pendientes de aprobar. A juicio de los propietarios, las áreas para canes existentes en la urbe son pocas, a menudo mal equipadas y no siempre de tamaño suficiente. Es el caso, sin ir más lejos, del parque Isabel la Católica, cuya zona canina, a juicio de Benigno Casais, «es pequeña, está abierta y tiene a un lado el río, y al otro, la carretera». O del parque de La Guía, «a treinta metros de un acantilado, y de una rotonda», acota Yenia Sánchez. Por no hablar del ‘Solarón’, escenario de más de una tragedia cuando perros sueltos han corrido hasta alcanzar las vías del ferrocarril, y han sido atropellados. «Eso no tiene nombre», puntualizan Jorge Canal y Celia López, dueños de ‘Oreo‘. Ambos estarían dispuestos «a renunciar a este tramo en San Lorenzo» para que «se vallen todos los parque caninos, y nos dejen Poniente a nosotros; no es tan difícil poner una valla de metro y pico». Para ellos, el que no se haga parece confirmar una posibilidad que orbita en sus mentes: que «las zonas de perros están situados cerca de carreteras para que… Pasen cosas».
Junto con la de los espacios habilitados en la ciudad, la cuestión de la Ley de Bienestar Animal también sugiere un debate. O, más bien, varias dudas y recelos. La acotación de la especies permitidas, la obligatoriedad de hacer un curso de capacitación para su tenencia, la prohibición de dejar a los canes solos en casa… Todo ello, para Benigno Casais, «es un negocio. Incluyen lo que les interesa y excluyen lo que no. No queda claro si el seguro de la casa te vale o no, si no quieres castrar al perro tienes que hacerte criador… Cuando hablo con veterinarios y criadores, todo el mundo me dice que para la ley no contaron con ellos». Esleider Mise, más pragmático, va al día; «Intento tener todo lo que piden, y que nos vaya todo bien. Los temas que surjan por ahí ya los vamos aclarando poco a poco».
Sin embargo, nada de lo anterior enturbia el buen ánimo general de este domingo. Un día para el reencuentro de amigos y mascotas tras los meses estivales, y que confían que marque, ahora sí que sí, el inicio de un cambio de actitud en el Consistorio y entre el conjunto de la población. «Son conscientes de que hay infinidad de perros, más que niños; podemos vivir todos en armonía», desea María Muñoz, propietaria de ‘Río‘. Porque, como se despide Olga, de regreso a su hogar con su más que satisfecha ‘Westa’, «el mar y la tierra les pertenecen a los perros lo mismo que a nosotros».
El que escribe la crónica es periodista o tiene una clínica veterinaria??
Solo hablamos de lo que opina una de las partes implicadas???
Lamentable
Totalmente de acuerdo con Roberto. ¿Qué pasa con las personas que queremos pasear sin tener miedo a que un perro te muerda ó te ladre o te venga a oler?. ¿No tienen una playa para ellos solos en la madre del emigrante?. No tengo absolutamente nada en contra de los perros, pero sí en contra de algunos dueños. Se necesita una ley municipal que beneficie a todos. Horarios y zonas sobretodo.
Los perros conquistarán el mundo ❤️ poquito a poco son más perros que niños en todas las ciudades, no me voy a quejar.