Gerente de la Unión de Comerciantes de Gijón desde hace 39 años, y fundadora de este evento, encara el regreso del mayor outlet de Asturias con la esperanza de recuperar totalmente las dinámicas previas a la pandemia

Han pasado más de tres años desde aquel infausto 14 de marzo de 2020 en que, con el coronavirus segando vidas por miles a diario en todo mundo, España entera se detuvo, confinándose y luchando por capear aquel virulento temporal. Hoy, con la enfermedad asumida como algo cotidiano, y con el globo de nuevo sumido en la normalidad, aún quedan, empero, algunas actividades y proyectos que se esmeran en regresar al estado previo al estallido de la pandemia. Y esa es la esperanza que Carmen Moreno Llaneza (León, 1960), gerente de la Unión de Comerciantes de Gijón desde hace 39 años, alberga de cara a la 43ª Feria de Venta de Stocks de Comercio, que se celebrará el sábado y el domingo en el Recinto Ferial ‘Luis Adaro’. Porque con medio centenar de negocios inscritos, y la perspectiva de revalidar su poder para atraer a miles de potenciales consumidores, el evento, tal como Moreno vaticina, recuperará sus niveles anteriores a aquella crisis cada ves más lejana. De ello, de la evolución durante sus veintidós años de existencia del que es el mayor outlet de Asturias, y de las adaptaciones al presente hechas por comerciantes y clientes reflexiona con miGijón esta abogada comprometida con el apoyo al tercer sector, y que atesora el deseo de que la de este fin de semana sea una edición de la Feria inolvidable.
Veintidós años, 43 ediciones, mil y un avatares superados… Tras tales experiencias, ¿qué se va a encontrar el visitante en la Feria de Stocks de este año?
Creo que, en esta edición, se va a encontrar con variedad de productos por encima de la media de los dos últimos años. A decir verdad, pienso que podemos hablar de la Feria de la consolidación, porque tuvo un proceso de reconstrucción a partir de la pandemia. Hay que tener en cuenta que, para este fin de semana, hablamos de cincuenta establecimientos comerciales, procedentes de alrededor de diez municipios diferentes de Asturias. Y, si bien predomina lo relacionado con el equipamiento personal, hay bastante variedad en regalos, objetos para el hogar… Así que podríamos decir que lo que se van a encontrar quienes acudan será más oferta y, eso sí, unos precios que ya no se van a ver en ningún otro sitio.
Habla usted de reconstrucción, de consolidación tras el zarpazo de la pandemia. ¿Tan grave fue la experiencia del coronavirus para esta cita?
Hicimos la última el primer fin de semana de marzo el 2020, a una semana del cierre del país. A partir de ahí, no la pudimos convocar durante dos ediciones, ni en octubre de ese año, ni en marzo del siguiente. Desde entonces, ha ido recuperando comerciantes. Entonces teníamos 45, y esta vez, ya estamos en el medio centenar.
¿Les satisface esa cifra?
Para nosotros, es un número óptimo, porque no provoca aglomeraciones. Pensemos que, en los momentos más potentes de esta Feria, llegamos a contar con hasta 80 comercios. Eso era mucha gente. Tal como estamos ahora, que es como pretendemos continuar, permite comprar con calma, con espacio, y tiene oferta suficiente para que sea muy atractiva para la ciudadanía.
Y, en el marco de esa recuperación, ¿cabe esperar grandes novedades?
No, no es la dinámica en la que nos encontramos. Así como, a menudo, se organizan eventos en los que se tiende a destacar lo nuevo, nuestra gran novedad, por decirlo de algún modo, es que llevamos veintidós años existiendo. Esta Feria ha pasado épocas buenas, malas, una crisis energética, una pandemia… Ha sufrido de todo, y sigue ahí, como un elemento que se demuestra útil para la clientela y para el comerciante. Así que el hecho de que, después de 43 ediciones, haya cincuenta comerciante de municipios de toda Asturias dispuestos a pasar el fin de semana con sus clientes… En fin, eso es lo destacable. Y lo digo porque, detrás de la nuestra, siguiendo el modelo, se han hecho otras en muchos sitios, dentro y fuera de Asturias. Ninguna ha llegado a tener este número de ediciones, y muchas han desaparecido.
Desde luego, más de dos décadas de existencia no es cosa baladí. ¿Cómo se ha llegado a este momento?
La idea se nos ocurrió hablando con nuestros comerciantes. Al terminar la temporada de rebajas, no tenían forma de darle salida a todo lo que les había quedado de mercancía, especialmente en el sector de la moda. Eso suponía almacenes llenos de ropa, calzado y productos que no tenía más recorrido. Eso, sin olvidar que, en algunos casos, salida no era más rentable, al ser mercancías con poco tiempo de vida. Y un día, charlando del tema con Álvaro Muñiz, por entonces director de la Feria Internacional de Muestras, le dije que no sabía qué hacer, que estaba pensando el alquilar una nave para organizar un outlet… Y él ofreció el recinto ferial.
¿Y en la Unión de Comerciantes están satisfechos con ese emplazamiento?
¡Absolutamente! Hace la compra agradable, relajada, lúdica… Que es como tiene que ser. Aparte de eso, no olvidemos que el ‘Luis Adaro’ es un parque. El hecho de tener el pabellón central en medio de un parque, con calles por las que se puede pasear, con una cafetería y un servicio de restauración… Si lo pensamos con calma, ese recinto es una micro ciudad con mucho espacio verde, que la hace muy agradable. Así que… ¡No lo cambiamos ni locos!

¿Qué les transmiten los propietarios de los negocios? ¿Están contentos?
Sí, totalmente. Para ellos, la Feria de Stocks tiene dos efectos. Uno, inmediato, es el dar utilidad a un producto que ya no pueden vender en tienda, porque está fuera de temporada. Ocupa espacio, es costoso… Necesitan sacarle un rendimiento. Eso, este evento lo cumple. Después, hay un segundo efecto que no es inmediato, pero sí muy importante: el de la visibilización. En un espacio muy corto de tiempo, te presentas ante una clientela que, normalmente, es diferente a la tuya, con un producto de calidad y original, no específicamente fabricado para rebajas, siguiendo estándares más bajos. Es el mismo que estaba en la tienda. Esas personas que nos visitan lo ven, lo entienden y, aunque no se lleven nada, pueden llegar a ser los clientes del futuro. Y ese es un efecto publicitario muy importante.
¿También ellos han tenido que adaptarse a ese proceso de reconstrucción de la Feria?
La gran diferencia es que, como consecuencia de las sucesivas crisis que hemos ido pasando, controlan mucho las cantidades. Hay menos stock, menos producto residual… A eso se añade que ahora, con el cambio en las temperaturas, y por desgracia, puedes continuar vendiendo ropa de primavera y verano en septiembre. Eso contribuye a que haya menos mercancía que llevar a la Feria. Por eso rotan mucho los comercios que asisten. A lo mejor hay uno que acude este año, y que tarda varias ediciones en volver.
Tras estos veintidós años, ¿cuál diría usted que es el producto con mejor salida de cuantos se ofertan?
Lo que tiene que ver con ropa; en especial, la moda infantil. Y también los artículos deportivos pero, sobre todo moda infantil. Y eso no cambia. Es algo fácil de entender. Los niños crecen rápido, hay que cambiar su ropa cada temporada y, si vas y encuentras descuentos del 60% o del 70%, es muy asequible. Luego, se adquiere mucha moda básica, de señora y de caballero, para completar lo que llamamos coloquialmente ‘fondo de armario’.
Traslademos la atención a esa clientela. ¿Qué perfiles son los más usuales?
Lo que más nos encontramos son familias. Normalmente jóvenes, con niños hasta diez o doce años. Después, hay otro perfil numeroso, que es el de los adolescentes que van a por la ropa y el calzado deportivos. Pero, habitualmente, son grupos de familias que pasan una mañana o una tarde en la Feria. Y… ¡Es que el recinto es muy bonito! Van, toman algo o comen, y pasan un día de comprar que, si el tiempo acompaña, que ojalá lo haga, pasan un día muy agradable.
¿La respuesta del público sigue siendo positiva? A menudo, los comerciantes minoristas se quejan de la creciente presión de las grandes superficies, de las plataformas online…
La gente tiene claro lo que hay en la Feria, y lo que va a buscar. Hay una mayoría de clientes que va ya con una idea hecha, con un producto a la vista, con una compra pensada, y es una compra rápida. Compran para una ocasión, para un momento concreto. En ese sentido, casi todos los negocios participantes tienen una clientela ya establecida, que sabe lo que busca y lo encuentra. Y es cierto que hay otras personas que pueden llegar por primera vez, y pasar más tiempo mirando, pero es algo minoritario. Es la mejor Feria de Stocks en Asturias, el outlet más grande de la región, y eso es por algo.
Entonces, ¿confían en replicar o, incluso, superar los datos de afluencia de las pasadas ediciones?
Rondamos los 10.000 visitantes. Había mucho miedo tras la pandemia a entrar en sitios cerrados, pese a las excelentes medidas de seguridad, pero se ha mantenido ese número durante los últimos ocho años. Es una cifra manejable, que nos gusta. Y lo que el público nos transmite es que está satisfecho. Además, si hemos llegado a la edición número 43 con cincuenta establecimientos… Es señal de que la Feria goza de buena salud.
Ojalá dure, al menos, otros veintidós años…
¡Y que los veamos!