“No pretendemos estar a la altura de la plaza del Parchís pero pedimos algo decente como vecinos que pagamos impuestos”
Ataviados con gorros y portando velas, los vecinos de El Muselín se concentraron ayer en el lavadero, un enclave histórico, vital para el barrio y precintado desde el año pasado por encontrarse en mal estado para cantar villancicos, pero sobre todo, para denunciar el endémico olvido que sufren desde hace décadas. Si bien ya están acostumbrados a ello, la falta de “sensibilidad” mostrada por el ayuntamiento en la instalación del alumbrado navideño, ha generado una ola de indignación. Y es que esta se reduce a una guirnalda que operarios del ayuntamiento colgaron de un árbol hace unos días y una luz decorativa con forma de bola instalada en una farola. “Otros años por lo menos nos ponían un Feliz Navidad pero este, ni siguiera eso”, comenta Maria Leonor Suárez, miembro de la directiva de la asociación de vecinos Muselín Vivo. “Sabemos que la iluminación va asociada a la existencia de comercio en las calles pero que no haya tiendas, no significa que aquí no haya habitantes”, denuncia Sotero Rey, presidente del colectivo vecinal. “No pretendemos equipararnos a la plaza del Parchís pero pertenecemos a la zona urbana de Gijón y pagamos impuestos como el resto de ciudadanos. Nos merecemos algo más decente, esto es un desprecio”, concluye. Tras la protesta, se reunieron en la sede vecinal donde tuvo lugar un magüestu con las tradicionales castañas y sidra dulce durante el que coincidieron en que la “miserable” iluminación navideña municipal no iba a amargarles las fiestas por lo que cada vecino, en la medida de sus posibilidades, tiene previsto iluminar su casa. Algunos de ellos, ya han comenzado a hacerlo. La iniciativa forma parte del concurso de iluminación de fachadas cuyo premio se entregará el próximo 22 de diciembre tras una visita de la alcaldesa Carmen Moriyón que hará de jurado.
Quedada navideña en el lavaderu, edificación protegida y “abandonada”
“Pedimos al anterior gobierno que lo arreglara o nos dieran materiales para hacerlo nosotros mismos y nos dijeron que ni se nos ocurriera”
El lavadero es un lugar con capítulo propio dentro de la historia del barrio de El Muselín. Aunque se desconoce exactamente su fecha de construcción, se calcula que tiene más de un siglo. “Cuando empezaron a construir el puerto del Musel, el lavadero ya estaba ahí”, recuerdan los vecinos. A él acudieron durante décadas las mujeres del barrio que se dedicaban a lavar la ropa de los barcos que arribaban al puerto, dinero que aportaban a la economía familiar. Como otros muchos lavaderos de Asturias, este también se convirtió en el centro de la vida social de entonces, hasta el punto de que se decía que era “como el ayuntamiento. Les muyeres decidían en él lo que había que hacer y luego iban a casa a decírselo a los paisanos”, recuerda Manuel Castillo, vecino del barrio. Popular por la calidad de su agua, “caliente en invierno y helada en verano”, como cuenta Maria Amparo Suárez, era tradición entre los vecinos de la zona oeste acudir para llenar garrafas para el consumo de agua en casa. A día de hoy, su agua no es apta para el consumo por la contaminación que sufre la zona. Asimismo, el paso del tiempo y la falta de arreglos han ido deteriorándolo, lo que desde la asociación vecinal “El Muselín Vivo” se lleva un tiempo tratando de evitar, de momento, sin resultado. El año pasado la asociación de vecinos formuló una petición a la anterior corporación municipal a través de la exconcejala de distritos Loli Patón. “Les pedimos que o bien se encargaran ellos de hacer una limpieza y una pequeña obra de mantenimiento o que nos facilitaran los materiales para hacerlo nosotros mismos” relata Sotero Rey, presidente de “El Muselín Vivo”. La contestación fue tajante: “Ni se os ocurra”, recuerda Rey. La contundente respuesta tiene que ver con que el lavadero es una edificación catalogada por el Principado y el ayuntamiento por lo que cualquier obra que se realice en él necesita pasar por un proceso burocrático. Dos meses después, el ayuntamiento les comunicó que tras una inspección en la que el arquitecto municipal había comprobado el mal estado en el que se encontraba, con parte de la estructura y el tejado dañados, se procedía a precintarlo por motivos de seguridad. Además, la conexión del agua que sale del manantial a los senos está rota y el desagüe se encuentra atascado por la suciedad que se ha ido acumulando. “En mayo vinieron, pusieron unas verjas y nunca más se supo”, cuenta Rey. “No son formas de hacer las cosas. Ver el lavaderu en tan mal estado nos duele y nos cabrea. Esperamos que el nuevo gobierno municipal tenga más sensibilidad con este tema”. El colectivo vecinal ha trasladado ya la petición al nuevo concejal Gilberto Villoria, cuyo único compromiso, por el momento, ha sido el de estudiar si en el presupuesto de 2024 pueden encontrar un apartado con el que costear la obra.
“El colmo del desprecio al barrio es la rácana iluminación navideña”: Josefina Pastur, miembro de la AVV El Muselín Vivo
Si El Muselín ya acumulaba una larga lista de lo que califican como “desprecios” por parte de los diferentes gobiernos municipales que han ido pasando por el ayuntamiento, la escasa iluminación navideña instalada hace unos días ha acabado de colmar su paciencia. Y es que esta se limita a una guirnalda que los operarios colocaron hace unos días en un árbol del camino de Arnao y una bombilla con forma de adorno de árbol de Navidad colgada de una farola. “Nos parece de risa”, comentan desde la asociación vecinal. “Otros años por lo menos ponían el adorno de Feliz navidad pero este año, ni eso”, apunta María Leonor Suárez. Para colmo de males, los vecinos pidieron al ayuntamiento que antes de colgar la guirnalda de luces, se procediera a cortar algunas ramas del árbol que están debilitadas por falta de mantenimiento en la poda. “No nos hicieron caso”, cuentan. “Vinieron, colgaron la guirnalda y días después llamaron para podar cuando ya estaba puesto el alumbrado”, cuenta Sotero Rey. El resultado es una imagen de dejadez y sensación de que, en cualquier momento, si viene una racha de aire fuerte, las luces pueden echar a volar. “Ya pasó el año pasado. Vino una ventolera y fueron a tomar por saco”, recuerda Sotero Rey. “Da la impresión de que el árbol está cayendo y está sujeto con el alumbrado”, añade Josefina Pastur, miembro de la directiva de El Muselín Vivo. Para compensar la pobreza de la iluminación navideña del ayuntamiento, los vecinos ya han comenzado a adornar las fachadas de sus casas. “Este barrio es de supervivencia nato ya desde nuestros ancestros”, afirma con orgullo Sotero Rey. En los próximos días se unirán más ya que desde la asociación de vecinos se ha convocado un concurso de alumbrado de fachadas cuyo ganador recibirá el premio el próximo 22 de diciembre de mano de la alcaldesa Carmen Moriyón. Al día siguiente, Papá Noel visitará la sede y habrá una chocolatada para los niños. “Si subsistimos 26 años sin que nos hiciera nada el ayuntamiento, no vamos a hacerlo ahora que nos asfaltaron la calle?”, se pregunta Rey, no sin cierta sorna mientras recuerda que llevan meses esperando a que el ayuntamiento “encuentre” el líquido antideslizante que pidieron para aplicar en una curva del camino Viejo, la carretera que comunica El Muselín con Portuarios y que tiene 90 grados y una inclinación del 16 por ciento.”Patinan los coches y resbalan los transeuntes”, cuenta. “Nos dicen que están buscando el producto. Solo nos falta ir nosotros a comprarlo y pasarles el ticket”. El Muselín, como el resto de distritos de la ciudad, está a la espera de los presupuestos de 2024 como si fueran su particular regalo de Reyes. De momento, el ayuntamiento les ha comunicado que tiene previsto invertir en el barrio unos 100.000 euros