Iba para “futbolista o para informático” pero la vida le llevó a una profesión de la que confiesa haberse enamorado hace ya casi 15 años: “Ni siquiera en Asturias somos conscientes de la gran variedad de quesos que tenemos”
Aitor Vega iba para futbolista. Así lo cuenta. La otra opción era convertirse en informático, algo que, afortunadamente para los amantes del queso asturiano, nunca sucedió. El sierense está estos días representando, un año más, el extenso catálogo de quesos asturianos en Madrid Fusión, el congreso gastronómico más importante del mundo. Y es que el Principado lleva, por segundo año consecutivo, su ‘Cocina de Paisaje’ hasta uno de los lugares más especiales de la Feria: su sala VIP. Allí, Vega comparte escenario con la sidra, el chosco y la ternera asturiana. Un cuarteto ganador que ya el lunes enamoró a quienes les visitaron, y que estará presente en la cita hasta este miércoles.
La del sierense es una historia compleja con final feliz. Su ‘idilio’ con el queso comenzó en 2010, confiesa, cuando en una escapada a Madrid pudo conocer de primera mano todo ese “otro mundo” del queso. Desde entonces, vive volcado a cuidar, dar a conocer y distribuir el extenso catálogo de quesos asturianos. Sin embargo, su historia comienza mucho antes. “En el año 2000 fallece mi padre, que por entonces tenía un negocio de venta de quesos, pero con un enfoque mucho más industrial, y fue entonces cuando tuvimos que plantearnos si seguíamos o no con la empresa”, cuenta. Ganó el sí. En aquellos primeros diez años -hasta que sintió el flechazo por el mundo del queso-, explica que vendía quesos como podía vender “tornillos o calcetines” desde su puesto en la plaza de abastos de La Felguera. Aquella revelación, en 2010, fue el punto de inflexión sobre el que se sustenta el que hoy en día es reconocido como uno de los mejores distribuidores de quesos del Principado, que desde su web 250 gramos de queso, envía tanto a nivel nacional como internacional.
Explica que, muchas veces «ni nosotros mismos, en Asturias, somos conscientes de la variedad y calidad de quesos que tenemos”, y por eso se afana en dar a conocer, dentro y fuera de nuestras fronteras, estos pequeños tesoros artesanales. En Madrid Fusión, una de esas citas que prestan “por la profesionalidad de quienes acuden”, los grandes triunfadores son los cuatro denominación de origen -Afuega’l Pitu, Cabrales, Gamonéu y Casín– y el Beyos, conocido también por su Indicación Geográfica Protegida. A ellos hay que sumar otros, quizá menos conocidos, pero que son “de esos con los que yo me lleno de orgullo explicando que los elaboramos aquí, en Asturias”, como es el caso del Cueva de Llonín, de la quesería de Peñamellera.
De todos ellos conoce sabor, textura e historia, pero también productor. Y es que la relación con estos es una de las bases del triunfo de Vega. “Trabajamos con un agradecimiento constante al productor, algo que nos devuelven siempre con creces. Ante cualquier llamada, “oye, necesito este queso” siempre contamos con su apoyo. Esa y nuestra constancia creo que son nuestras ventajas. Y lo que nos permite tener algo que, probablemente en este mundillo, es lo más esencial: una gran rotación”.