Al frente de la organización juvenil del PP en Gijón desde hace seis años, reflexiona sobre las preocupaciones de sus representados y hace balance de la labor del Gobierno local para tratar de paliarlas
Fuera de los escenarios en los que se libra el debate político, cuando uno pisa cualquier calle y toma contacto con el ciudadano de a pie, resulta curioso comprobar cómo, con sorprendente frecuencia, votantes de izquierdas y de derechas comparten preocupaciones, necesidades, peticiones… Y, aunque no tan usual, incluso soluciones. Algo que se hace especialmente visible en el caso de los más jóvenes. Por eso, en el discurso de Carlos Álvarez Fernández (Gijón, 1996), presidente de Nuevas Generaciones del PP en su ciudad natal desde 2018, hay un buen numero de elementos que, probablemente, no chirríen en excesos a sus homólogos de las Juventudes Socialistas. En plena preparación del máster de Educación Secundaria en la Universidad de Oviedo, una forma de reconvertirse profesionalmente tras haber cursado el doble grado de Física y Matemáticas, este joven sereno y directo tiene claro que a aquellos a los que representa y a sus opuestos ideológicos les unen las mismas preocupaciones, las mismas necesidades, la misma sensación común de precariedad y penuria… Aunque no las recetas para poner punto final a esa inquietante realidad.
Fue una de las primeras cuestiones que se le formularon al secretario general de Juventudes Socialistas de Gijón, Sergio Morais, y de justicia es hacérsela también a usted. ¿Qué le llevó a asumir la presidencia de Nuevas Generaciones?
Una actitud hacia la vida. Desde muy pequeño siempre fui muy reivindicativo, y uno esas reivindicaciones a clase, a ser elegido delegado, a mantener debates acalorados sobre tremas que desconoce… Y, cuando le proponen entrar en política siendo joven y simpatizante de las ideas del PP… En fin, no me lo pensé.
Y, tras estos casi seis años al frente de la organización, ¿cuál es su balance?
A nivel personal, en primer lugar, ha sido un enriquecimiento exponencial desde que entré. Un proceso de madurez no sólo política, sino como individuo. Al final, gestionar un equipo de personas que tienen sus propias vidas es difícil; tienes que tratar con cada una de ellas, siempre al servicio de la unidad, y ceñirte a un plan de trabajo en consonancia con el ADN de Nuevas Generaciones. Eso, claro, te da tablas para gestionar otros aspectos de tu vida.
Usted recogió el testigo dejado por Andrés Ruiz, quien ahora preside la organización a nivel autonómico. Formulando la pregunta de manera coloquial, ¿cómo le dejó la casa cuando partió?
Tuve mucha suerte. Mi predecesor hizo las cosas bien y nos dejó un sendero por el que ir. Y eso que Nuevas Generaciones es una organización que, como todas las juveniles, se tiene que ir regenerando, retroalimentar su censo de afiliados. Es la misión que me propuse, volver a nutrirla de gente joven con ilusión. No digo que antes no la hubiese, pero necesitábamos personas para mantener ese proyecto continuista, con ideas personales.
Ya que ha roto la baraja de la afiliación, ¿en qué situación de encuentra la organización en Gijón en estos momentos?
El censo es elevado, de alrededor de un centenar, aunque el número de personas activas oscila entre treinta y cuarenta. Es lo habitual, no ha habido grandes oscilaciones. Como siempre, van en función de la disponibilidad de cada uno, porque son edades de mucha actividad y cambios, en las que es frecuente que surjan cuestiones que te aparten de la organización.
Algo parecido planteaba Morais. Él habló de exigencias de los estudios, de acceso al mercado laboral, de iniciar una relación de pareja…
Exacto. Son razones comunes, cuestiones que uno no contempla con dieciocho años, tampoco con veinte… Pero que, al llegar a los veintitrés, por ejemplo, están ahí. A algunos les pilla más tarde que a otros. Aquí hay quienes con veintidós han encontrado una vida madura, y se han tenido que apartar de Nuevas Generaciones, y otros que con veinticinco siguen en activo.
¿Qué decir de los perfiles que más abundan en su organización? Porque, con o sin acierto, a menudo se señala un estereotipo concreto de joven como potencial integrante de ella…
El clásico es el estudiante de Derecho, Economía o Ciencias Empresariales, de entre 18 y 27 años. A partir de ahí, hay quienes trabajan y estudian, otros que estudian exclusivamente… Es muy dispar. Pero, aunque desconozco el por qué, es verdad que la política tiene más atractivo entre estudiantes de disciplinas económicas, de leyes y humanísticas. Es el perfil más clásico.
¿Y en cuanto a la distribución por sexos?
Sí, los sexos… Ese es un problema. La escasez de mujeres. A día de hoy, lo serán un 30% de nosotros. Creo que merecería un análisis mucho más profundo, porque no me parece que sea algo que dependa de la ideología política, ni del tejido asociativo. Lo que está claro es que hay que animar a las mujeres a que participen. Sirva como modelo mi secretaria, Laura Martínez, es mujer, y es la que lleva esta organización todos los días conmigo.
Dejando a un lado esa división por sexos, ¿qué inquietudes son las que más atribulan a la militancia de Nuevas Generaciones en esta ciudad?
Fundamentalmente, se pueden resumir en dos, que son también las más repetidas en las noticias y en las redes sociales: vivienda y empleo. Y no por una cuestión de vivienda y empleo per sé, que nos podríamos quedar en eso. Es una cuestión de propósito vital. Falta propósito en esa horquilla de edad. ¿Por qué? Porque a los jóvenes se les ha quitado y se les ha robado. Al no poder acceder a empleo, vivienda y familia, la consecuencia directa es esa falta de propósito. Llegas a los treinta y te haces preguntas que no deberías hacerte, como qué vas a hacer con tu vida. Falta ilusión, faltan ganas… Es el resumen de la problemática de la juventud. Y se pude extender a toda España.
En algunos círculos se ha llegado a hablar de ‘generación estafada’.
El problema es justo ese. Te lo encuentras en el ejemplo de compañeros míos, clásico por otro lado. Les preguntas, y siempre te topas con la misma respuesta: «Me he esforzado, he tratado de seguir el manual… ¿Por qué estoy donde estoy, teniendo más formación, idiomas, invirtiendo dinero…? ¿Qué he hecho yo mal?». Y el problema es no poder darles una repuesta, porque se les ha enseñado a seguir el libro de la vida: estudia, esfuérzate y conseguirás resultados. Ahora eso no pasa. Hay un problema de consecución de resultados generalizado, y es muy serio, porque afecta a nivel vital, pero también psicológico. Se tiende a hablar, de forma altiva, de ‘ninis’, pero también conozco infinidad de ‘sisis’, de jóvenes que sí estudian y sí trabajan, pero que muestran un grado de desesperación elevado al hablar de sus ilusiones, o de la ausencia de ellas.
¿Es su caso?
No, porque creo que he encontrado mi propósito estudiando por vocación lo que estudié, cosa que no es muy común en política. Entré en el mundo laboral, probé el terreno de los datos, a ver si me gustaba, comprobé que no era así, y ahora creo que el ámbito educativo puede ser muy interesante para mí.
Bajemos a la raíz de todas esas preocupaciones que antes enumeraba: el empleo. Desde finales del año pasado el Gobierno nacional ha esgrimido a su favor la progresiva mejora del mercado, la constante creación de puesto de trabajo, el apuntalamiento del mercado…
La frustración reside en dos cuestiones: la primera es el salario. El de un trabajador medio que tiene un grado, o un máster, no es suficiente para afrontar los gastos en una ciudad como Gijón, y ya no te hablo de otras con un nivel de vida más alto. Pero luego está la cuestión de a qué voy a dedicar esos estudios determinados. No se consigue implementar todo el esfuerzo que se ha invertido en esa formación, y ese es un problema de engranaje, de conexión entre las Administraciones, las universidades, los Ayuntamientos, los Gobiernos autonómicos, y las empresas privadas. Es una estructura que debería estar muy bien lubricada, funcionar mucho más eficientemente para trasladar las problemáticas al instante, y atajar esas frustraciones.
¿Detecta esa desconexión en Gijón y en Asturias?
En la Junta General del Principado sí, totalmente. Además, se vive una realidad paralela en el sentido de que el señor Barbón lanza puños al cielo y frases grandilocuentes acerca de lo bien que va la juventud y lo buena que es Asturias para desarrollar una familia. A mí también me encanta Asturias, las montañas, su gastronomía, su gente… Pero no estoy de acuerdo con eso de que todo se puede desarrollar con comodidad y felicidad. Ahí está la desconexión. No me parece que sea algo que el presidente autonómico tenga en mente cada vez que habla de sus políticas y del empleo en Asturia.
¿Y cuál sería su receta para cambiarlo?
Obviamente, este es un problema de calado nacional, tan profundo que no tengo la capacidad para solucionarlo. Pero diría que, en primer lugar, los planes de estudio tienen que modificarse. No podemos emplear planes que, aunque reformados con Bolonia, siguen siendo los mismos de hace años. Entonces no existían las formaciones o los trabajos de ahora… Luego, a nivel de lo que sí me concierne, se debería tener tanto un plan del Principado, como de ciudad. Y eso que, desde el cambio de Gobierno en Gijón, aquí se tiene un plan de ciudad que no se tuvo antes, en tiempos del PSOE. Ana González no es que no tuviera una hoja de ruta… De hecho, no existía, y si existía, estaba dada la vuelta. Si le preguntase hacia dónde va la ciudad a Ana, dónde ve a los jóvenes dentro de veinticinco años, seguramente no tendría respuesta. Estaría centrada en problemas estériles y superfluos, que ella misma creó.
Por sus palabras, entiendo que no achaca el mismo mal al Ejecutivo de Carmen Moriyón…
El Parque Tecnológico y ‘Naval Azul’ marcan el plan de la digitalización y el desarrollo de empleo. Es innovación y desarrollo empresarial, porque es fundamental que seamos capaces no sólo de exportar talento, sino también de atraerlo. Que Gijón sea capaz de hacerlo, con esos privilegios que son la Milla del Conocimiento, el Parque Tecnológico… Es un potencial que no se debe desperdiciar, y creo que el Gobierno local está sabiendo tirar bien de ello.
Y del empleo, a ese otro gran foco de titulares que es la vivienda, con el aumento de los precios, las dificultades para acceder a ella… Y el estudio de medidas como acotar esos precios mediante acción estatal. ¿Cómo ven desde Nuevas Generaciones de Gijón esa cuestión?
La postura es muy diversa, porque aquí, afortunadamente, tenemos opiniones variadas. la mía personal es que no soy amante del intervencionismo. Creo que casi siempre es malo en exceso, y hay estudios de otras ciudades que demuestran que fijar un tope a los precios no es positivo. Ni mucho menos opino que la solución pase por ahí. Además, por mucho que topes, sin desarrollo empresarial, ¿cómo afrontamos ese gasto que se topa? El estudio tiene que ser mucho más profundo por ambas partes, tanto por los que plantean un intervencionismo salvaje, como por los que defienden que nos devoremos en una lucha fraticida en torno a la vivienda.
De nuevo, hay cierta pregunta que se le formuló a Morais, y que es de justicia plantearle también a usted. Hay quienes teorizan que el entendimiento entre posturas divergentes es más fácil cuando son los jóvenes los que debaten. ¿Está de acuerdo con ello?
Al final, eso de que los jóvenes nos entendemos mejor es por una cuestión muy sencilla: que todos estamos mal. Como todo el mundo ve que hay un problema serio, ese tema te une. Ahora bien, difiero completa y radicalmente con los socialistas e Izquierda Unida en cuanto a las soluciones.
¿Y el trato entre formaciones? La suya es la única de derechas integrada en el Conseyu de Mocedá.
Pues sí, pero es verdad que la relación es muy poca. Coincidimos ahí, y nada más.
Sí, pero… ¿En estos años nunca han planteado, bien desde Nuevas Generaciones o desde Juventudes Socialistas, por ser las dos agrupaciones juveniles más representativas, la posibilidad de sentarse frente a frente y decir «Venga, vamos a dialogar, a trabar de aparcar diferencias y a formar un bloque de soluciones consensuadas para los problemas de los jóvenes de Gijón»?
No se ha planteado, no… Creo que, al final, nos concentramos muchísimo en la actividad interna y en la vida diaria del partido, que es asfixiante a nivel de participación. Como parte de Nuevas Generaciones, tu deber es apoyar al PP en todo lo que puedas hacer, y eso absorbe. ¿Que es una buena idea? Totalmente. De hecho, mi entorno más cercano no lo forman personas que piensen como yo, y me entiendo con ellas a las mil maravillas. Así que, si encontrásemos parcelas para ello, ¿por qué no ese entendimiento? Por encima de la ideología están la empatía y la inteligencia. Y lo que está claro es que no somos sectarios.
La reciente elección de Yurena Sabio como relevo de Aridane Cuevas al frente del Conseyu creó cierto malestar en el seno de Juventudes Socialistas; fundamentalmente, por la estrecha vinculación de ambas con Izquierda Unida, y por lo que la formación juvenil socialista tachó de «opacidad» en el proceso de constitución de listas. ¿Cómo vieron esa polémica desde su propia agrupación?
Creo que la palabra correcta sería ‘curioso’. Es curioso que los cuatro últimos presidentes del Conseyu hayan estado vinculados a Izquierda Unida, y eso refleja una realidad que es completamente falsa en la cultura juvenil: eso de que en la juventud tienes que ser de izquierdas, o pertenecer a una serie de tips culturales asociados a un espectro ideológico mayoritariamente de izquierdas. Eso es muy atrevido. Decir que la juventud les pertenece… En fin, espero que Yurena lo cambie, y tome buenas decisiones.
Como presidenta de dicho organismo, ¿qué opinión le merece?
No tengo el placer de conocerla. Prefiero mantenerme prudente en ese tipo de sentencias, y desearle una buena toma de decisiones. Y, si no es así, Nuevas Generaciones estará ahí para decírselo.
¿Y los programas desarrollados por el Conseyu? De nuevo, su homólogo socialista, Morais, fue crítico con lo que entendió como cierta falta de ambición y renovación en el programa presentado por Sabio y su equipo…
Hay un programa, el de intercambio de libros de texto, que es destacable y necesario, pero siempre hay cierta atmósfera de que se dedican a otras cosas que no se deben dedicar. Yo no veo que el Conseyu se vuelque en una actividad constante, en dar charlas, en reunir a agentes sociales… Un ímpetu en eso, en definitiva. Sí lo percibo, en cambio, en otras cuestiones que ayudan a formar, o a contaminar, la atmósfera. Es lo que hemos notado desde aquí, desde nuetra posición más bien externa.
Así las cosas, ¿cuáles serían sus propuestas para revertir esa dinámica que describe?
Fundamentalmente, el Conseyu tiene que restringirse a hablar de las cuestiones elementales que afectan a los jóvenes, que se pueden resumir en la situación vital que viven a día de hoy. Y, para eso, deben atraer todo el capital necesario, y empujar en planes de vivienda, académicos y de empleo. Creo que deberían ser sus vías fundamentales. ¿Que, a partir de ahí, surgen otras? Estupendo. Pero las secundarias no pueden reemplazar a las principales.
Saltemos a la escena política pura y dura. ¿Qué clase de relación mantiene Nuevas Generaciones con el propio PP?
Somos un órgano con estructura independiente. Lógicamente yo, como presidente; Laura Martínez, como secretaria, y los demás pertenecemos a ambas organizaciones. Formar parte de Nuevas Generaciones es un privilegio, pero también permite estar en la estructura del PP que se desee. A partir de ahí, nos regimos por el partido y estamos con él casi siempre. El ADN es la unidad del PP. Claro, por un tema de juventud y rebeldía damos alguna pincelada de desacuerdo, pero eso no quita que estemos integrados en un partido que aspira a gobernar España y Asturias.
¿Ha tenido oportunidad de valorar el trabajo durante estos meses de Ángela Pumariega, cabeza del PP gijonés, como vicealcaldesa y concejala de Turismo, Empleo e Innovación?
Creo que ha tomado decisiones muy correcta en el Gobierno, y ha sabido reflejar bien el plan de lo que tiene que ser Gijón como ciudad. Un plan concreto que pasa por la innovación y por la digitalización. Ha sabido ver las claras deficiencias que había en la Administración anterior.
Sin embargo, a nivel autonómico, el gran torbellino en el seno del PP, tras los comicios de mayo, fue la partida del entonces secretario general, Diego Canga, y su reemplazo por Álvaro Queipo. ¿De qué modo percibió ese cambio de liderazgo en el PP asturiano?
A todos nos pilló por sorpresa en un primer momento pero, después de conocer las razones de Canga, hay que reconocer el valor de lo que hizo. Aceptó un reto muy grande, el de desafiar a un socialismo que era hegemónico, y consiguió un resultado excepcional. No tengo nada que discutirle al respecto. En cuanto a Queipo… ¿Qué puedo decir? Viene de aquí, conoce bien esta casa, y eso es algo que nos gusta. Es de agradecer que cuente en su estructura directiva con el presidente regional de Nuevas Generaciones. Eso demuestra que nos tiene en consideración y que nuestra voz tendrá influencia cuando le, pidamos que se apliquen determinadas políticas en la región. Siempre que Queipo nos nombra, lo hace con orgullo, y eso nos pone muy felices.
Del municipio a la región, y de la región, al país… Y a Alberto Núiñez Feijóo.
Pues sí. Mi opinión sincera es que llegó a la escena nacional en un momento en que se necesitaba a alguien como él. Desde la entrada de Podemos y Ciudadanos, que fue el doble catalizador que cambió los estándares de votación y nos introdujo en esta dinámica de cuatro o cinco partidos, era necesario volver a demostrar que la serenidad y la prudencia tienen cabida en la política nacional. Y eso lo logró Feijóo. Llegó en un momento en que tenía que poner sensatez al asunto, y creo sinceramente que lo ha conseguido. Recuerdo que las elecciones generales las ganó; otra cosa es que Pedro Sánchez haya hecho una triquiñuela para gobernar, que, por cierto, le ha salido mal. que le ha salido mal.
Y eso que el de Feijóo no es un perfil particularmente juvenil, como sí lo podría ser Queipo…
No importa. Una persona que ha conseguido en Galicia lo que ha logrado Feijóo tiene bastante buen currículum como para liderar este país, independientemente de que sea joven o mayor. Y esperemos que lo logre en un futuro cercano.
Aun así, Feijóo sigue teniendo frente a sí ese contrapeso que es Isabel Díaz Ayuso; la misma que arrasa en las encuestas de popularidad en Madrid, que le plantó cara a su predecesor al frente del PP nacional, Pablo Casado, y que sigue siendo a menudo la voz rebelde del partido.
Sí, pero ni en Feijóo, ni en Ayuso, ni en Juanma Moreno veo una lucha entre tres. También es verdad que es un efecto electoral, y la izquierda mediática busca destruir al enemigo. Creo que esa dualidad es justamente algo que trae Feijóo, y que es positivo. Demuestra que en PP hay infinidad de perfiles, una miscelánea amplia, y eso se refleja en que haya personas con una ideología liberal, otras que pasan por socialdemócratas, quienes representan a la democracia cristiana… Esa sopa de pensamientos y preferencias tiene que manifestarse a nivel de políticos, y deben existir perfiles distintos. Ayuso va a la directiva nacional y asume su rol, perfectamente igual que Feijóo y Moreno. Son políticos de raza, con altura de miras y que cumplen su objetivo común, que es ganar elecciones.
Tras la marcha de Feijóo en Galicia había cierta inquietud por si el PP sería capaz de revalidar la mayoría absoluta en su comunidad, algo que ha quedado claro después de este fin de semana. ¿Había confianza en el partido?
Creo que la estabilidad del Partido Popular en Galicia es cristalina. Lo que ha habido sin duda, es una proyección de la propia izquierda mediática de sus propios temores, al ver el descalabro socialista en estas últimas elecciones.
Ha pedido el propio Queipo que Asturias se «contagie» de ese resultado y que es la hora de un «cambio por higiene democrática en Asturias». Confían desde NNGG en ver un presidente del PP en la región en las próximas elecciones?
Creo que la evidente ineficacia de la gestión del presidente Barbón a la hora de afrontar los problemas de los asturianos, unido a la actitud propositiva y constructiva del Partido Popular asturiano, harán sin duda posible un cambio más que necesario para nuestra región. Es la única solución para detener la caída libre en la que se encuentra nuestra comunidad desde hace muchos años .
Se ha puesto encima del tapete Nuevas Generaciones, Juventudes Socialistas, Izquierda Unida, Foro… ¿Qué puede decir de Vox? Siendo como es aún hoy el principal aliado del PP, ¿mantienen alguna relación con su ala joven en Gijón?
Me consta que esa ala existe, soy plenamente consciente. Ahora, me hace gracia que se utilice el término ‘extrema derecha’ para referirse a Vox. Yo, que vengo de Ciencias, estoy acostumbrado a un concepto matemático, que es el de simetría. Si trazo un eje de simetría, y fijo un algo a la derecha de la derecha, Sumar y Podemos son extrema izquierda, algo negativo, que nos recordaría a países y zonas del mundo que no nos gustan. Siempre usamos términos peyorativos para los mismos… No me gustan los extremos; soy defensor del centro, y la filosofía de la mesura y la serenidad de Feijóo me convence por eso. Hecha esta matización, esas juventudes de Vox no creo que tengan tanta presencia; desde luego, no tenemos contactos institucionales con ellas, pero que están organizadas y existen, es un hecho.
Con el 2024 aún arrancando, ¿qué objetivos se ha trazado alcanzar Nuevas Generaciones de Gijón para este año?
A nivel orgánico, el fundamental es seguir creciendo. Y, ahora que tenemos cogobierno en la ciudad, aprovechar aún más de lo que aprovechamos ese efecto para trasladar propuestas. Estamos poco acostumbrados a tener un Gobierno local, y debemos ser eje transmisor por completo de esas políticas juveniles.
¿Tienen ya propuestas concretas diseñadas?
Bueno, ya se ha conseguido, pero lo de bautizar el skatepark de Cimavilla en memoria de Ignacio Echeverría es un logro de Nuevas Generaciones. El PSOE lo mantuvo en el cajón durante su mandato, y es un orgullo que, al final, se haya honrado a una persona que, en un mundo donde hay déficit de ídolos, se convirtió en un referente para cualquier persona. Se merece mucho más que una placa, pero ya hemos puesto nuestro granito de arena, y nos enorgullece.
Y… ¿Se le llagará a ver en política local, autonómica o, quién sabe, incluso nacional?
Esa es una cosa que a cualquier afiliado activo en este partido le encantaría, el poder representar a los ciudadanos en cualquier instancia. Pero no es algo que decida yo, y tampoco ha llegado todavía el momento de planteármelo.
¿Nuevas generaciones? Pero si este chico nació ya con 50 años….