La instalación deportiva de la zona este permanecerá cerrada desde el 1 de marzo durante unos tres meses debido a una actuación urgente que evite la oxidación de una de sus paredes
Aunque el cierre oficial se vaya a producir mañana, viernes 1 de marzo, lo cierto es que los usuarios de la piscina municipal de El Coto ya nadan desde hace días leyendo un cartel que les avisó de lo que seguiría después: «Por motivos de seguridad, está prohibido el uso de la calle 1 y parte del vaso infantil hasta nuevo aviso». La división de Gestión y Mantenimiento de Instalaciones Deportivas del Patronato (PDM) empieza a acometer estos días una actuación de urgencia en dos laterales de la nave de baño después de encontrar óxido en la fachada orientada hacia el IES Calderón de la Barca, anexo a las instalaciones.
El problema de óxido en El Coto no es nuevo. Según explica el encargado general de la división, Salvador Gómez Casanovas, esa pared de la piscina ya presentaba el mismo problema en forma de manchas desde hace años. Sin embargo, tras persistir con «soluciones temporales» y para evitar riesgos, a finales del año pasado, el PDM encargó un estudio que valorase los daños que el óxido revelaba en profundidad. Como la investigación concluía la necesidad de actuar de urgencia, el Patronato «puso la maquinaria a funcionar» para acortar los plazos de actuación al máximo posible, y esta misma semana, lograron acotar los vasos para el público además de firmar el acta de replanteo que permitiese comenzar las obras. Las partes que serán objeto de reparaciones suman unos 3 meses de duración para las obras, aunque Casanovas prefiere no dar nada por sentado hasta picar y «ver con qué nos encontramos”. El plan consiste en empezar por la pared aledaña al instituto y por último, terminar con la pared orientada hacia la zona de las casas baratas del barrio, de manera que pueda reabrirse al público lo antes posible mientras ultiman las actuaciones. «O sea que en cuanto podamos abrir, abriremos», bromea el responsable.
La llamada a la calma con humor de Casanovas no es para menos, ya que la gran cantidad de gijoneses que utilizan las piscinas municipales de la ciudad ha hecho imposible la opción de reabsorber a los usuarios de El Coto en otras instalaciones durante esta pausa, excepto para aquellos que la disfrutaban por libre y los usuarios de cursillos realizados por motivos de salud, como es el caso de embarazadas y personas de la tercera edad. Estos disfrutarán a partir de ahora de las aguas de El Llano, pero el resto de nadadores tendrán que esperar. Sin embargo, no todo son malas noticias, ya que el parón que han tenido que realizar ahora evitará el cierre de El Coto en los meses de verano, una pausa que el PDM realiza de manera habitual en las piscinas para llevar a cabo labores de mantenimiento habituales.
Los dos vasos de El Coto tienen 25 años y aunque esta edad en términos humanos transmita juventud, para una piscina equivale a «bastante desgaste acumulado»
En cualquier caso, de urgencia o no, a estas instalaciones de la zona este ya les tocaba un descanso, según defiende su principal supervisor. Los dos vasos de El Coto se inauguraron un junio de 1999; este año cumplirán 25 años y, aunque esta edad en términos humanos transmita juventud, para una piscina equivale a «bastante desgaste acumulado». De hecho, dentro del uso intensivo que suelen recibir las instalaciones deportivas, «como es normal», las piscinas sufren el mayor desgaste. «Hay que pensar que son equipos delicados que no paran en las 24 horas por temas sanitarios y de la depuradora», relata Casanovas. En general, este recuerda que «los pabellones, piscinas e instalaciones de deportes» no tienen el mismo desgaste que «un museo», por eso requieren de mayores cuidados.
El siguiente proyecto para El Coto y el resto de vasos municipales pasará por mejorar en ahorro energético a través de las salas de depuración. La lección aprendida hace un par de años con la remodelación de El Llano no da lugar a dudas. «Con los datos que tenemos ahora confirmamos que la inversión realizada hizo que ahorrásemos un 30% de luz, un 8% de gas y un 48% de agua». Pero ahora, de momento, toca salvar a El Coto del óxido.
Me parece poco respetuoso que el señor Gómez Casanovas «bromee» con el hecho de que muchas personas queden sin poder hacer uso de esta piscina, quien sabe cuánto tiempo.
Tampoco es posible reubicarnos en otras piscinas, porque todas están saturadas, sin embargo, no contemplan la posibilidad de suspender el cobro de los recibos durante el tiempo de cierre, que se podía haber evitado si las obras se hubieran hecho en los dos meses que cierran todos los veranos.
Totalmente de acuerdo, se podrian haber hecho estas obras en los meses de verano que la piscina cierra y siguen pasando el recibo.