El principal señalado por el conocido como ‘caso Pastor’ se sentará este lunes en el banquillo, acusado de haber estafado alrededor de cinco millones de euros entre 1998 y 2012, periodo en que ocupó el cargo
Han sido precisos trece años de larga espera, de recopilación de informaciones y pruebas, y de reclamaciones por parte de los afectados. Sin embargo, por fin, el conocido como ‘caso Pastor’ llega este lunes a los tribunales. A las 10.30 horas de hoy Manuel Mori, quien fuera director de la sucursal del Banco Pastor en Cangas de Onís entre 1998 y 2012, se sentará en el banquillo de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, con sede en Oviedo, acusado de un delito continuado de apropiación indebida. Concretamente, de haber creado un entramado bancario paralelo con el que estafó hasta cinco millones de euros a varios clientes de la entidad, un delito por el que la Fiscalía del Principado solicita una pena de ocho años de prisión, así como el pago de costas, indemnizaciones y una multa de 9.600 euros.
Según el relato del Ministerio Fiscal, durante ese periodo de tiempo Mori, «guiado por el ánimo de enriquecimiento propio o de terceros, aprovechándose de la posibilidad que le otorgaba su puesto», realizó, sin conocimiento ni consentimiento de la entidad para la que trabajaba, y burlando sus mecanismos de control, una pluralidad de actos dispositivos en las cuentas de los afectados, quienes, por supuesto, tampoco dieron su visto bueno a tales operaciones. Así, presuntamente Mori fue retirando sumas de dinero de las cuentas de los clientes bancarios en cuestión, se apoderó de ellas y se las entregó a terceros ajenos al Banco Pastor, o a otros clientes del mismo.
Para formalizar los reintegros en las cuentas de las que detraía fondos, y sirviéndose de la relación de confianza, vecindad o amistad con aquellos, y del crédito empresarial de la entidad para la que servía, en unas ocasiones Mori elaboró diversos impresos con el membrete del Banco Pastor, en los que reflejaba las cuantías dispuestas obteniendo la firma de los clientes afectos mediante la presentación del documento en blanco, bajo el pretexto de otras operaciones. Otras veces, en cambio, autorizaba las retiradas de dinero valiéndose de su propia firma. Por último, también llegó a materializarlas sin firma alguna. Por si fuese poco, recibió de varios clientes cuantías monetarias para su ingreso en sus cuentas bancarias, los cuales no materializó, quedándose con los importes.
Todo ese entramado llegó a su fin el 22 de mayo de 2012, coincidiendo con la integración del Banco Pastor en el Banco Popular, que posteriormente pasaría a fusionarse en el Grupo Santander. Está previsto que, en el transcurso del proceso que se iniciará hoy, testifiquen algunas de aquellas personas que recibieron préstamos a través de esa banca paralela.