Nos quieren en los márgenes, que seamos un eco y que sólo nos juntemos para hablar de maridos, crianzas y cuidados. Pero eso se está acabando
En mi época universitaria el 8M era una reivindicación que resonaba y que, sobre todo, se hacía necesario explicar mucho y desde luego no tenía la proyección que tiene ahora a nivel estatal. Nací y me crie en la cuenca del Nalón y viví las últimas huelgas generales mineras, también los años del VIH, cómo se trataba a muchas personas por estar enfermas y el silencio frente a muchas cosas que nos pasaban a las mujeres jóvenes que, aunque ya íbamos a la universidad y decidíamos muchas cosas, quedaba y queda, mucho por reivindicar.
La igualdad social se encuentra, todavía, en el horizonte. Cuando empecé a escuchar sobre un día dedicado a las reivindicaciones de las mujeres, el 8M, me resultó muy raro. Se hablaba de necesidades, de violencias, de desigualdades en el trabajo. También viví el silencio sobre la diversidad sexual, hablar de LGTBI en los pueblos de la cuenca era hablar del maricón del pueblo o de la bollera sobre la que todo el mundo murmuraba y a quien criticaban. Pero paso a paso, descubriendo los textos de las teóricas feministas, leyendo y sobre todo, encontrando a mujeres que denunciaban situaciones injustas, empecé a participar en las acciones del movimiento feminista, primero desde el movimiento estudiantil universitario y después en Xega.
Porque el movimiento LGTBI y el feminista no se pueden desligar, aunque los comienzos hayan sido en espacios y en momentos diferentes. No puedo hablar de ser mujer sin hablar de ser, también, lesbiana y desde ahí denuncio nuestra situación y las cosas que nos ocurren. Esta semana cerraron el Instagram de Cristina Fallarás, llevaba meses compartiendo historias anónimas que le mandaban las mujeres sobre agresiones sexuales, no es un hecho aislado ni fortuito el que se la hayan cerrado.
Al patriarcado no le gusta que se visibilice esa NO educación sexual, que las mujeres denunciemos lo que nos pasa, que hablemos de los privilegios masculinos en lo laboral, que creamos nuestros propios espacios y que desde ahí hagamos cosas. Nos quieren en los márgenes, que seamos un eco y que sólo nos juntemos para hablar de maridos, crianzas y cuidados. Pero eso se está acabando, las mujeres nos unimos para otras cosas y sobre todo para darnos cuenta de que se puede vivir en libertad y esa es nuestra tarea, intentar que el 8M sea todos los días y sobre todo para todas las mujeres.
Me emociona muchísimo que este año la mani se haga en Langreo, donde empecé a caminar y transformar esa cuenca que ha vivido tantas cosas y que siga siendo tan luchadora y peleona como cuando Anita Sirgo caminaba A golpe de tacón para conseguir un futuro mejor, que es el que estamos viviendo. Recojamos su legado, con playeros, madreñes y todo lo que se nos ponga a mano, para mejorar ese futuro y que las mozas jóvenes sigan con su A golpe de tacón.
Yosune Álvarez es presidenta de Xega (Asociación Xente LGTBI+ de Asturias) y escritora