«Los pequeños comercios somos los que aportamos personalidad a la ciudad», sostiene Natalia Suárez
Cuando uno entra en ‘en el modo D‘, se da cuenta enseguida de que todo está organizado con un mimo extremo. Unos grandes ‘cabezones’ hechos a partir de papel dan la bienvenida desde el escaparate y marcan ya en el iniciola personalidad que envuelve a la tienda: estética, con predilección por lo artesano y con una atmósfera cercana pero con carisma. Ese efecto antropomorfo creado por los dos maniquíes continúa en las paredes tan luminosas del local con ‘las musas’, una serie de retratos de grandes artistas musicales: Janice Joplin, Kim Gordon y Debbie Harry. Aparte de lo visual, el sonido también es un elemento importante en la ecuación del proyecto.
Los lienzos fueron pintados especialmente para el negocio y pertenecen al padre de Natalia Suárez, su propietaria. Todo es una cuestión muy muy personal en este comercio gijonés en el 1 de la calle Celestino Junquera, incluso su propósito comercial como tienda de regalos, algo que, por su puesto, según la experta, «depende siempre de aquel a quien se le regala». Tampoco hay que perderse nunca de vista a uno mismo; este es además un espacio para el autocuidado y para aquellos detalles con los que procurarse una pequeña alegría.
Los techos altos y el mostrador terminan abrazando los expositores que recogen todos los artículos, no productos: libros, agendas, tazas, ropa, bolsos, joyas, accesorios, música, arte, diseño… Porque la delicadeza de este proyecto (otra vez más, muy personal) está en no quedarse con abrir una tienda, sino ir más allá y crear una nueva relación con nuestras pertenencias; desarrollar una nueva forma de consumo más respetuosa con el proceso de elaboración. Algunos lo llaman compra consciente. Dentro de su tienda, Natalia prefiere hablar del ‘efecto Wow‘, un concepto que decora bien grande y fluorescente en mitad de su espacio. “Si tengo que definir de qué va el establecimiento, diría que elijo marcas que me gustan porque encajan con mis valores: que sean proyectos sostenibles, normalmente locales, pequeñas marcas, con un proceso muy artesanal… Y que tengan un mensaje detrás más allá de las ventas», explica la propietaria.
En sus estantes descansan los ejemplos. Una esquina del recinto está dedicada a los retratos de Miguel Watio a Gijón, además de ofrecer ilustraciones de otros autores con fuertes mensajes como ‘Flavita Banana’, ‘Acuto’. La estantería guarda tesoros a la originalidad: una agenda para tomar nota de tus conciertos y la música que vas escuchando, un recetario de toda la comida que aparece en las películas de Studio Ghibli… En el perchero, textil hecho por marcas de casa y voz potente como ‘Ringo Rango’, ‘Puru Remangu’ o ‘Piel Salada’, además de la gran sensación de este mes: peto fabricado en un pequeño taller de Barcelona cuyo diseño está pensado para ser atemporal, unisex y de una calidad que lo haga durar mucho tiempo.
«La compra consciente es un una senda que tenemos que seguir todos»
Con algunos objetos parece incluso cosa de magia. Natalia guarda cuadernillos sobre los que crecen tomates, así como rayadores para aprovechar mejor el jabón; lo nunca visto con tal de que estas ideas gusten a una clientela que «valora el proceso de creación que hay tras el producto y no se olvida de que detrás de todos está el trabajo de personas». El factor humano también interviene en la ecuación del negocio no solo en forma de cliente, también de alumno. Entre los objetivos principales de esta comerciante gijonesa está el de «encontrar negocios y actividades en la ciudad con los que organizar talleres«; momentos en los que el propio consumidor se convierta en «productor», o más bien, «artesano». Ya ha tenido algunas experiencias en la planta superior de la tienda organizando clases de joyería cerámica o bordado para ilustraciones y las sensaciones han sido «muy buenas». «La gente ha venido con mucha ilusión, desconecta, se lo pasa bien y es una manera muy buena de darse cuenta de que el consumo consciente es una senda que tenemos que seguir todos», sostiene.
También fue personal, no comercial, la decisión que llevó a Natalia a lanzarse a la aventura del autónomo. Fue de esa gente que decidió quedarse con las lecciones importantes que dio la pandemia, la de las personas. Después de dedicar toda su trayectoria profesional al trabajo de oficina, en el confinamiento se dio cuenta de «la necesidad del contacto con lo humano» y de lo necesario que resulta «aportar algo» a la sociedad. En su opinión, ella lo hizo en forma de tienda con la que contribuir «al desarrollo de Gijón», ya que «el pequeño comercio es el que aporta personalidad a una ciudad».
¿Y qué es lo más difícil de emprender de la noche a la mañana? Suárez no titubea y sorprende con su respuesta: «Lo que más cuesta, seguro, es tomar la decisión». Sin embargo y aunque ella no lo manifieste explícitamente, en su manera de hablar de su tienda, se advierte que cada día, «la acogida por parte de clientes y comercios de la zona» le recompensan el esfuerzo hecho. El nombre de la tienda es en parte un reflejo de esa actitud incansable de apostar por lo que quieres. Natalia explica en su blog que responde a una canción de Los Piratas con el nombre ‘Viviendo en el modo “D”’. En ella, los de Vigo cantaban: “Alguien me dijo una vez que el mundo se acaba donde empiezan mis pies”.
Me encanta! Necesitamos más comercios así para diferenciarnos de otras ciudades y más calientes como tú que se animen a crear un proyecto bonito con pocas ayudas y mucha competencia! Bravo!!