Usuarios y familiares inician una campaña de recogida de firmas para reclamar al Ayuntamiento que acondicione la pista, que coincide con el hartazgo vecinal por el mal estado del polideportivo del barrio

La lluvia regresaba hace dos días a Asturias y, con ella, lo hacía a Gijón el malestar por el estado del Complejo Deportivo Moreda-Natahoyo. Hartos de que las precipitaciones inunden una y otra vez la pista, usuarios y familiares de estos últimos del patinódromo del barrio iniciaban este domingo una recogida de firmas digital a través de la plataforma change.org, para exigir al Consistorio gijonés que realice los trabajos necesarios para acondicionar el equipamiento. La campaña, que en apenas veinticuatro horas ha reunido ya casi 130 de los 200 apoyos marcados como objetivo, coincide con el reavivamiento del enfado entre los vecinos por el estado del polideportivo del complejo, igualmente afectada por humedades y filtraciones.
En el caso del espacio para patinar, cerrado al uso general y sólo accesible a clubes y a deportistas federados, los impulsores de la recopilación de firmas recuerdan que el problema «no sólo perjudica a los equipos locales, sino también a todos los que vienen desde diferentes partes de Asturias y España para competir aquí». Lejos de ser una demanda caprichosa, aseguran, los efectos negativos ya se están haciendo notar. Tanto, que la cuestión ya se ha traducido en «una disminución en el número de carreras realizadas, y amenaza con detenerlas por completo si no se toman medidas pronto. Esto tiene un impacto negativo directo sobre nuestros jóvenes atletas, que están perdiendo oportunidades valiosas para competir y mejorar». Por eso, urgen a que el Ayuntamiento actúe y realice las mejoras necesarias, como cerrar los flancos de la pista, o paliar las filtraciones. «Necesitamos instalaciones adecuadas que puedan resistir las condiciones climáticas adversas, y permitan a nuestros jóvenes atletas practicar su deporte sin interrupciones», concluyen.

Más amplio es el caso del pabellón principal del complejo, segundo puto caliente después de que, hace cosa de un año, la piscina fuese sometida a una adecuación para acabar con las humedades. Y es que, aun siendo un espacio cerrado, los efectos de esas goteras se hacen notar; especialmente, en los lados de la pista. «Tenemos muchas quejas, hay mucha gente que cae… Hace como un año una persona se lesionó, demandó al Gobierno local y ganó», recuerda Charo Blanco, presidenta de la Asociación Vecinal de Moreda. Ese hándicap afecta tanto a sus propios representados como a los habitantes del Natahoyo, segundo barrio que se beneficia del recinto. «Tiene mucho uso; es mucha la gente que va, y el propio Ayuntamiento organiza y promueve un montón de actividades allí, así que no entendemos que se desatienda algo tan básico como el mantenimiento». Su desconcierto aumenta cuando Blanco pone la vista en el aspecto económico. «Es muy costos levantar un equipamiento y, luego, no cuidarlo. Cuando toque hacer reparaciones serias, será como pagar dos veces».