El divulgador vinícola Santi Rivas habla sobre lo bien que maridan ambos productos asturianos en una comida: «Un trago de vino prepara para el siguiente bocado»
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Las redes sociales han alcanzado un grado de especialización tan elevado que ahora es posible seguir a expertos influyentes en todo tipo de materia: reformas, productos de limpieza para el hogar, bolsos, mascotas, recetas… E incluso vino. Este último constituye el área de interés de Santi Rivas (Madrid, 1979), un enamorado de la enología que decidió dejar su puesto de trabajo en el mundo de las finanzas para divulgar las bonanzas del caldo de Baco con un tono cercano, gamberro y comprensible para cualquier iniciado. Este ‘winestar’, como le gusta autodenominarse, ha publicado ya su primer libro y mantiene colaboraciones frecuentes con distintos medios de comunicación. Una de ellas es el programa ‘Gastro Ser’, donde cuenta con su propia sección particular, llamada ‘El vampiro del vino’.
Una de las últimas recomendaciones hecha por el experto desde el podcast tiene que ver con ‘La Tierrina’ y su particular cosecha vinícola con Denominación de Origen Protegida (D.O.P.), el vino de Cangas. Junto a Carlos G. Cano, conductor de la emisión de título ‘Destino Asturias’, Rivas explica que esta variedad hecha en la zona de Cangas del Narcea tiene unas características «muy particulares» que le hacen ser el aliado perfecto para degustar un buen cachopo. «No deja de estar en una zona con clara influencia atlántica, es un región fría, y por eso entonces deja vinos muy ácidos, bastante minerales, de lo que ahora llamaríamos tintos de fresqueo. Tienen un punto fácil de beber, no hay menoscabo de complejidad, pero gravitan sobre la acidez», narra el divulgador.
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Esa acidez hace que el zumo de uvas asturiano maride bien con los contundentes platos de la gastronomía patria, también con la fabada. Según Rivas, un sorbo de la variedad de Cangas «te limpia la boca y te prepara para el siguiente bocado», llegando a concluir que se trata como «una especie de Listerine pijo». Como buen ‘winelover’, Rivas comienza su explicación defendiendo que «cualquier cosa es de vino» ante los titubeos de su compañero al pensar en un vino que pudiese combinar con una buena sentada de cachopo. «¿Qué no es de vino?», se pregunta más bien.
Ambos coinciden en reconocer, además, que aunque el cachopo pueda tener defensores o detractores, se trata de una comida «real», de una real food, bromeando con el estricto concepto para algunos de la comida saludable y sin edulcorar que muchos realfooders pregonan en las redes. Aunque admiten que «en Madrid hay sitios asturianos míticos» de dudosa calidad, concluyen con mucho humor que «algo que esté empanado hay que apoyarlo siempre» y convienen que, incluso en aquellos lugares con ingredientes elegidos con menor esmero, es ir a comer a un restaurante asturiano que «a una cadena de comida rápida».