“Integramos la fe como parte de nuestra vida y no tenemos que separarnos del mundo por el hecho de ser cristianos; podemos encontrar esa plenitud saliendo de fiesta o de cervezas después de la Hora Santa”
Miguel, María, Pedro y Jonathan son una mesa más de amigos que acaban de quedar para tomar algo en una cafetería de Begoña. Están hablando sobre sus posibles planes para Semana Santa; no saben muy bien qué hacer todavía. La conversación termina cuando María pronuncia la frase: “Bueno, vamos viendo”. Acto seguido se echa a reír rápidamente y el resto la siguen. Cualquier desconocido podría entender esa declaración como un proverbio bohemio y manido, casi como una expresión del maltratado ‘carpe diem’, pero hace alusión a una de las máximas (informales) de Hakuna, la agrupación eclesiástica por antonomasia entre los jóvenes de nuestro país en la actualidad.
Para medir la magnitud de su éxito hay que ponerse delante de la pantalla: los vídeos bajo el hashtag #hakunamusicgroup suman miles (miles) y miles de reproducciones en TikTok, la cuenta de Instagram @behakuna tiene más de 93.200 seguidores y sus 5 canciones más escuchadas en Spotify superan más de 28,3 millones de reproducciones. A las innumerables cuentas de memes cristianos hay que añadir la capacidad de convocatoria masiva que demuestra la formación cada vez que congrega a sus fieles a un nuevo concierto en Vistalegre, el Wizink, la Fiesta de la Resurrección, o cualquier otro gran escenario en la capital del país. El resultado siempre suele ser el mismo: sold out.
Bien es cierto también que a 450 kilómetros de Madrid y desde Asturias, esa manera tan “pop” de vivir la fe cambia (como ocurre con muchas otras cosas), aunque el grupo de amigos, provenientes de Gijón y Oviedo, aseguran que la filosofía se mantiene. Este movimiento católico juvenil (lo que se conoce como carisma dentro de la Iglesia) tiene origen en la Jornada Mundial de la Juventud organizada en 2013 y se fundó sobre tres pilares que hoy se mantienen intactos: el carácter juvenil, el papel que tuvo la música en su razón de ser y, como pieza fundamental y principal, la Eucaristía.
‘Huracán’, un fenómeno popstar
“Es que realmente fue formado por un grupo de chicos españoles que estaban viviendo la JMJ a través de la música, componiendo canciones”, explica Miguel Goñi, coordinador de Hakuna en Asturias. Pedro Ferrer, gijonés de 24 años, recuerda la frase de San Agustín “quien canta, reza dos veces” y explica que las composiciones de la asociación de fieles expresan una “manera particular de vivir la fe entre los jóvenes” pero que sin embargo no dista demasiado de “cómo la vivieron nuestros padres, abuelos e incluso los propios apóstoles”, ya que todos han buscado, en el fondo, “tener una vida alegre y que la alegría sea el motor y esencia de la fe”.
María Goñi (Gijón, 2000), hermana mayor de Miguel, cuenta que ella supo de Hakuna a través de la música. Forma parte de una familia de creyentes, ha recibido una educación católica y por ello ya vivía su fe antes de que la agrupación entrase en su vida, pero hasta su primera actividad dentro de Hakuna haciendo el camino de Santiago en el año 2020 no empezaría a formar parte activa del grupo de asturianos que se reúnen cada semana en la parroquia del Corazón de María de Oviedo. “Cuando escuché las canciones pensé: “Qué guay que hagan música que puedas ponerte perfectamente para estar en tu casa pero a la vez te ayuden a rezar””, recuerda.
“Cuando escuché las canciones pensé: “Qué guay que hagan música que puedas ponerte perfectamente para estar en tu casa pero a la vez te ayuden a rezar””
Miguel vuelve a echar mano de otra frase popular en el grupo para hablar sobre el significado de cada tema: “Siempre decimos que “vivimos lo que cantamos y cantamos lo que vivimos” y es así, porque escribimos sobre nuestras maneras de vivir la Fe”. Pone como ejemplo ‘Huracán‘, la canción que en su momento traspasó las barreras de la Iglesia y llegó a oídos de muchos otros genZ no partícipes en la religión, para contar cómo las letras expresan los sentimientos que viven en su cotidianidad como creyentes: “Habla de ese momento en el que no notas la presencia de Dios en tu vida y eso al final es algo que también forma parte de la fe, porque hay temporadas y no siempre estás igual”. La pareja de hermanos también habla con humor sobre el éxito musical del movimiento. “Nos dicen: “¡Ay!, ¿sois los de la canción?””. Puro fenómeno popstar. Sin embargo, cuando se apaga la música hay más.
Irse de bares después de misa: «Puedo santificar esa fiesta»
Lo que llama atraídos a miles de jóvenes cristianos en España, y a varios “cientos” en el Principado es, según este grupo de amigos, el rol activo que constituye el joven creyente dentro de la Iglesia a nivel organizativo, algo sin precedentes hasta ahora en otro tipo de movimientos. Esta agencia para con su Fe les ha permitido crear sus lenguajes, estéticas y comportamientos propios, alejados de lo que la tradición asocia al feligrés. “La integramos como parte de nuestra vida y por ser cristianos no tenemos que separarnos del mundo, podemos encontrar esa plenitud saliendo de fiesta, en una cena con amigos o de cervezas después de la Hora Santa”, relata Jonathan Benito (Oviedo, 1988).
“Si yo utilizo mi Instagram para compartir que estoy viendo un partido de fútbol con amigos, ¿por qué no lo voy a usar en un concierto de Hakuna para subir mi vídeo?”
Como refuerza después Goñi, “un cristiano, sea joven o mayor, no tiene por qué estar obligado a pasárselo bien solo en un salón parroquial o en una Iglesia”, además de mencionar otra referencia, el libro ‘Santos de copas’ escrito por José Pedro Manglano, el fundador de Hakuna. “Constituye una propuesta de vivir la Fe desde otra perspectiva”, añade. Benito también menciona las redes en este aspecto, ya que “si yo utilizo mi cuenta de Instagram para compartir que estoy viendo un partido de fútbol con mis amigos, ¿por qué no la voy a usar en un concierto de Hakuna para subir mi vídeo?”. Para el ovetense, las personas que forman Hakuna utilizan las redes sociales, ya que “eso no te saca del mundo”, igual que “formar parte de un equipo de fútbol”.
María lo ve igual. Razona: “No por ser una joven cristiana voy a tener que dejar de hacer cosas que hace la gente de mi edad, como sea salir de fiesta. Iré, me lo pasaré bien y puedo santificar esa fiesta”. Sí reconoce, igual que sus amigos, que no han faltado veces en las que algún conocido le ha puesto una cara de extrañeza al saber que se había ido esa noche de bares al salir de misa horas antes, igual que Pedro subraya algunos límites: “Igual no queremos estallarnos a cincuenta copas como sí podrían hacer algunos amigos, pero un par las disfrutamos”.
Esto se termina traduciendo en la estructura organizativa de la agrupación (y también al inglés), ya que el sentimiento de comunidad y pertenencia constituye otro motivo de éxito entre los jóvenes. Cada pocas semanas, los distintos grupos dentro de Hakuna deben organizar los “revolcaderos”, quedadas entre amigos para hacer algún plan informal y compartir sus vivencias en la fe desde los últimos días. Vale prácticamente todo: “cena en casa de alguno, tomar algo, ver el atardecer en algún sitio…”. A los retiros o “fines de semana dedicados a Dios” para desconectar, como explican en su web, se les llama God Stops, y las convivencias tradicionalmente conocidas dentro de la Iglesia, reciben para ellos el nombre de ‘escapadas’. Y las hay de todo tipo: misiones, peregrinaciones, esquiadas, ‘compartiriados’ (viajes), etc. También hay Soul weeks y másters prematrimoniales para los futuros maridos y mujeres.

El target parece estar claro en fieles jóvenes, tal y como muestra la propia estructura de la agrupación, repartida en Jóvenes, Profesionales, Universitarios o Frontera, entre otros. Pero los asturianos también defienden que eso está cambiando poco a poco aunque ellos hayan acaparado todo el protagonismo mediático. Conforme pasan los años para el movimiento, este evoluciona y grupos como el Senior adquieren igual importancia, algo que ven positivo ya que “la experiencia de vivir la fe cambia en las distintas fases de tu vida”.
Aún con esas, queda la pregunta más importante. Como jóvenes católicos dentro de la Iglesia, ¿consideran que las nuevas generaciones en España han recuperado la Fe? La respuesta es un rotundo sí, y la entienden como una reacción a “todos los discursos materiales que nos han querido vender de siempre”. Según Miguel, “nos han dicho que nos falta tal o cual cosa para alcanzar la felicidad, que si tenemos la mejor casa o tenemos tal trabajo es lo que necesitamos, pero ¿por qué vemos que aún teniéndolo todo nos seguimos sintiendo vacíos?”. En un mundo que nunca antes había podido ser tan material, falta un repliegue hacia lo espiritual. Jonathan alude a la conectividad y cómo esta haya podido influir en que jóvenes creyentes “ya no se sientan tan solos ni como bichos raros diciendo quiénes son”.