El Ayuntamiento investiga si el ahora exconcejal, que dimitió este jueves, verdaderamente contactó con esos números desde su móvil corporativo, o si se trata de una campaña de desprestigio deliberada
Noreña lleva tres largos días sumido en la duda, alimentada por una única pregunta: ¿qué ha sucedido realmente con Pelayo Suárez Colunga? El concejal de Independientes por Noreña (IPÑ), que hasta este miércoles ostentaba la cartera de Urbanismo, presentaba ayer su dimisión después de que, un día antes, se enviasen a distintos medios de comunicación documentos anónimos que lo relacionaban con llamadas a teléfonos de citas desde su móvil municipal. El escándalo está servido, desde luego, y el Ayuntamiento ha abierto una investigación para tratar de esclarecer los hechos. No obstante, tanto el propio Suárez como fuentes del Consistorio han puesto sobre la mesa la posibilidad de que todo responda a una maniobra de desprestigio orquestada deliberadamente para retirar al afectado de la primera línea política.
Desde el Gobierno noreñense han asegurado que serán profesionales técnicos quienes llevarán a cabo las pesquisas, manteniéndose totalmente ajenos de influencias políticas, en pos de la mayor transparencia. Aun así, en la documentación remitida a los medios varias de las llamadas en cuestión son de apenas unos segundos, lo que, siempre según el Ayuntamiento, podría ser sinónimo de una respuesta a llamadas entrantes de números desconocidos a los que no se pudo atender previamente. Algo que encajaría en la sospecha de una conspiración contra Suárez. De hecho, en declaraciones ofrecidas al diario El Comercio, el ya exedil aseguraba que, en los nueve años que ha ejercido de concejal, «me han rayado el vehículo, y a mis familiares también; han tirado bolsas de basura en casa de mis padres y me han hecho pintadas. Siete veces me han llevado al Juzgado».