La boxeadora avilesina Sara Montoya protagoniza la película ‘Golpe a golpe’, que se proyecta hoy a las 20.00 horas en el auditorio del Centro Niemeyer de manera inédita en Asturias
Al escuchar hablar a Sara Montoya (Avilés, 1992) sobre su trayectoria en el mundo del boxeo con tanta naturalidad, uno puede llegar a creer que ha sido cosa sencilla. Pero tras ese tono tranquilo se encuentra una figura particular que rompe prejuicios y barreras por sí sola, como mujer de etnia gitana, boxeadora profesional y subcampeona de España de Clubs. En eso mismo pensaría el cineasta Emilio Ruiz Barrachina cuando, tras ver una entrevista de Montoya en la TPA, se puso en contacto con ella para proponerle contar su historia de vida en la gran pantalla.
A su primera toma de contacto le seguiría un proceso «largo pero muy bonito», como admite la protagonista, y que ha tomado forma bajo el título ‘Golpe a Golpe’, un filme destacado por el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) del Ministerio de Cultura con el distintivo de “Especialmente recomendada para el fomento de la igualdad de género” y que, tras su estreno en Madrid, llega a la ciudad que la vio crecer. El auditorio del Centro Niemeyer proyecta hoy a las 20.00 horas por primera vez en Asturias el documental, coincidiendo con la semana de homenajes al Día del Pueblo Gitano, el pasado 8 de abril.
Desde que con 22 años quiso coger los guantes, Sara tuvo que ir esquivando algún que otro gancho, como por ejemplo la reacción de sus padres, ya que la decisión para ellos «fue bastante choque» aunque con el tiempo descubriesen «lo bonito que era el boxeo» y la pasión que sentía su hija por él. También la familia tuvo que ver en su subida al ring, ya que su hermano fue el primero que se inició en el deporte que después acabó intrigando a la avilesina, una pasión que aún comparten a día de hoy. «A través de ir a verle a las veladas, los entrenamientos… Me picó la curiosidad y también quise entrenar», recuerda.
La Sara de entonces era «una chica normal que estudiaba peluquería, salía con sus amigas, le gustaba escuchar música y no había hecho deporte en su vida». El resto es historia. Ahora es ella quien ayuda a jóvenes a iniciarse en el boxeo como entrenadora tras abandonar el mundo de la competición, aunque los guantes y el saco sigan constituyendo la «vía de escape» de la que se enganchó el primer día. «Me pongo los guantes y las vendas y esos problemas que tenemos todos en nuestro día a día se me van de la cabeza», reflexiona.
Por otro lado, deja claro que nunca ha sentido ningún tipo de desprecio en el mundo de la competición, Montoya espera con bastante expectación que el documental sirva de algo a las chicas jóvenes «gitanas y no gitanas» que lo vean. «Pero sí que en concreto, creo que puede ser un pequeño empujón para las niñas gitanas, para que vean que tienen que seguir luchando por lo que ellas quieren ser o hacer», añade.
Para aquellas futuras boxeadoras, como ha terminado siendo ella, considera que quizá falten referentes, aunque sabe que hace falta tiempo al tiempo. Le sirve como ejemplo el caso de Laura Fuertes, la gijonesa que se ha convertido en la primera y única boxeadora española que se clasifica para unos Juegos Olímpicos. La veremos este verano en París convertida en «el gran referente que es para todas, orque llegar a unos JJOO no es fácil»: hay que esquivar muchos golpes.