Desde el Gobierno confirman que el plazo expirará este miércoles; a partir de entonces se impondrá una penalización de 615,95 euros más IVA por cada día de retraso que la empresa acumule
Gijón no está dispuesta a transigir ante esa ‘obra de El Escorial’ en que se ha convertido la remodelación de la calle Pablo Iglesias. Esta misma mañana la Junta de Gobierno Local ha denegado la prórroga de un mes solicitada por la empresa Sardesa para completar el tendido del carril bus, en curso desde marzo del año pasado. En la práctica, la decisión del órgano municipal pone a constructora ante la difícil tesitura de disponer de sólo veinticuatro horas para completar las tareas; a partir de mañana miércoles, fecha de finalización del plazo recogido en el contrato, se le impondrá una penalización de 615,95 euros, IVA aparte, por cada día de retraso que acumule.
«No estamos satisfechos como como está quedando la ejecución de la obra», ha admitido hoy el portavoz municipal, Jesús Martínez Salvador, durante la rueda de prensa en la que ha dado a conocer la decisión de la Junta, abordada fuera del orden del día. Convencido de que «habrá una imposición de penalidades importante», el también concejal de Urbanismo no ha negado que tanto los tiempos manejados, como el desarrollo de los trabajos están acarreando «problemas a los vecinos», y ha reafirmado el compromiso del Ejecutivo con la búsqueda de fórmulas para compensar a los comercios afectados, si bien es algo aún sin concretar. «Tenemos la idea de hacerlo; cuando finalice la obra lo podremos detallar», ha confirmado.
Y es que, desde que empezaron las actuaciones en Pablo Iglesias, se han sucedido las quejas vecinales y políticas por la forma en que Sardesa ha encarado las mismas. El propio Ayuntamiento puso sobre la mesa una posible prórroga de una semana, rechazada por la constructora, que argumentó que precisaba de, al menos, un mes extra para tenerlo todo a punto. Paralelamente, desde la empresa acusaron al Gobierno de haber demorado en exceso la evaluación de esa prórroga, y justificaron los retrasos por los problemas a la hora de gestionar los suministros eléctrico y de gas en la zona, y por la tardanza del Consistorio en despejar las aceras sobre las que operaría. Nada de todo eso ha convencido a los gobernantes de Gijón; es más, Martínez Salvador ha insistido en algo que ya adelantó a finales de este mes de marzo: el Ayuntamiento «no abonará lo estipulado en el contrato si la obra no queda el 100%«.