La Asociación ‘Gigia’ dedica la cuarta de sus jornadas participativas de 2024 a analizar el problema de la turistificación del barrio, con la sensación colectiva de que «las soluciones para el turismo llegan pronto; las del día a día, nunca»
Con la llegada de la primavera y la cada vez más palpable proximidad del verano, toda Gijón comienza ya los preparativos para afrontar una temporada estival que, afirman desde el sector turístico, será muy favorable. Los negocios hosteleros ultiman sus planificaciones, los hoteleros y propietarios de viviendas de uso turístico (VUT) comienzan el acopio de todo lo necesario… Y los vecinos de Cimavilla empiezan a ver con preocupación la posibilidad de que, un verano más, su barrio se transforme en un polo de atracción turística en el que se haga difícil habitar. Un problema al que este jueves, en la Casa del Chino, la Asociación Vecinal ‘Gigia’ dedicó la cuarta de las jornadas participativas que ha organizado en lo que va de 2024, tras las iniciales centradas en deporte, ocio nocturno y conciliación, y movilidad. La cita, a la que asistieron casi dos decenas de personas, sirvió para clarificar la situación, poner en común inquietudes y propuestas, y constatar que, efectivamente, se echa en falta una actuación firme por parte de las Administraciones.
Sobre la mesa se pusieron conceptos tan conocidos como inquietantes, como la pérdida de identidad de Cimavilla, la expulsión de los vecinos a consecuencia del aumento de los alquileres, o la proliferación de VUT ilegales, ahora que la moratoria municipal ha bloqueado la concesión de nuevas licencias. «Es prácticamente volver al barrio, o quedarse en él; cuando los propietarios suben demasiado los alquileres, la gente se ve obligada a marcharse, porque no hay forma de acceder a una vivienda residencial», reflexionaba Sergio Álvarez, presidente de ‘Gigia’. En dicho escenario, las reacciones recibidas desde el Ayuntamiento de Gijón no están siendo bien acogidas; más bien, todo lo contrario. Según apuntaba Álvarez, «todas las inversiones en el barrio van dedicadas a crear flujos turísticos, y a potenciar Cimavilla como producto, no como lugar para vivir. Ahí están ejemplos como Tabacalera, pensada como futuro espacio museístico, o la Casa Paquet, en la que casi todas sus salas están ocupadas por oficinas de Turismo. Por no hablar del deficiente transporte público, de los problemas de movilidad, de la masificación de las calles por las terrazas…».
Regular las VUT, sí, pero también ampliar y optimizar el parque de vivienda residencial
La esperanza de ‘Cimata’ está puesta ahora en el Principado, inmerso en la elaboración de la reforma de la Ley de Turismo. «Confiamos en que, con ello, se establezca una buena regulación de las VUT que resuelva esa problemática», confía Álvarez. Por el momento, el ente vecinal ya ha reclamado al Gobierno autonómico acceso al contenido de esa futura norma, a fin de evaluar hasta qué punto se recogen las peculiaridades de Cimavilla, y se plantean soluciones realistas y adecuadas. Pero no todo gira alrededor de las VUT… En un orden diferente, aunque paralelo, también se esperan actuaciones regionales en la línea de variar la actual política de vivienda. ¿El objetivo? Que se mejore el parque disponible para que, de la mano de las acciones sobre las VUT, sea factible volver a vivir en Cimavilla. «Por poner un ejemplo, tenemos una serie de viviendas de VIPASA que se encuentran en mal estado; llevamos tiendo reclamando que se rehabiliten, pero se eterniza», comparte Álvarez.
Su sentir, expresado ayer en la jornada, no es exclusivamente suyo. En general, en Cimavilla «siempre tenemos la sensación de que todas las inversiones orientadas al turismo llegan muy pronto, pero las que deberían mejorar la vida de los vecinos no llegan nunca».
Tras la experiencia de ayer, las siguientes sesiones participativas previstas abordarán el rol de la juventud, la preocupación por el medio ambiente y la cultura. Esta últimas temáticas implicarán sacar ciertas propuestas a las calles, haciéndolas más cercanas. Por lo que respecta a los jóvenes, serán los propios protagonistas, con edades a partir de doce años, los que la organizarán, seleccionando los temas que consideren más interesantes para ellos.