Félix Jiménez regenta en Gijón esta empresa, especializada en el diseño de dicha forma de ocio, y que contribuye a que tanto niños como adultos logren esa conexión humana de antaño que las redes sociales parecen haber lastrado
‘Monopoly’, ‘Catan’, ‘Bang!’, ‘Los hombres lobo de Castronegro’… Sin olvidar, por supuesto, los mucho más clásicos parchís, ajedrez o dominó. Si bien será a muchos a los que les vengan automáticamente esas tres últimas referencias, un segmento cada vez mayor de la población no será ajeno a los los cuatro primeros nombres, algunos de los más conocidos y reconocibles dentro del amplísimo universo de los juegos de mesa. Y lo cierto es que abundan las razones para ello. Año a año, mes a mes, esa forma de ocio gana adeptos por todo el mundo; legiones crecientes de jóvenes y adultos hallan en las partidas analógicas una forma sencilla y divertida de abandonar la escena digital y lograr esa conexión física que, a menudo, las redes sociales parecen lastrar. Y en diseñar algunos de esos juegos se ha especializado Desconectando, la empresa radicada en Gijón que regenta Félix Jiménez, y cuya labor e historia pueden descubrirse en este video del Canal Prestosu de la Fundación Caja Rural de Asturias.
Aunque procedentes del mundo del software, paradigma del desarrollo digital, al que dedicaron casi veinte años, en 2019 Jiménez y su equipo optaron por dar una vuelta de tuerca radical a su trayectoria profesional, con el objetivo de «dar una alternativa analógica al ocio de niños y jóvenes». Una tarea a todas luces titánica; como el mismo Jiménez reconoce ante la periodista Juncal Herrero, resulta difícil «conseguir que toda una generación acostumbrada a conseguirlo todo de las máquinas instantáneamente pueda sentirse atraída por unos elementos, como es el juego de mesa, que requieren de un despliegue, de una lectura de un reglamento, leerlo, aplicarlo…». Por suerte, el éxito parece haberles sonreído; prueba de ello son títulos como ‘El camino mágico‘, ‘ProyectoSTEM‘ o, próximamente, ‘El camín de la sidra‘, los caballos de batalla de su catálogo.
Una apuesta por lo antiguo, si bien desde un enfoque moderno, a la que no es difícil augurarle un brillante porvenir.