Habrá tren en Gijón que atraviese la ciudad y además desde este verano, solo que no será gracias a la puesta en servicio del túnel del Metrotrén sino por la puesta en funcionamiento de un trenecito
Esta semana la cosa va de trenes en Gijón. Nos ha visitado el Secretario de Estado de Transportes y Movilidad Sostenible, José Antonio Santano, que vino a nuestra ciudad con motivo de la reunión del consejo de administración de Gijón al Norte; ya saben, esa sociedad pública conformada por Ayuntamiento, Principado de Asturias y Ministerio de Transportes dentro de la cual se decide qué hacer en los terrenos del Plan de Vías.
Un pequeño inciso: llevo ya algunos años siguiendo las visitas de ministros y distintas autoridades a nuestra ciudad y siempre, pero siempre, la sensación que tengo cuando vienen es como que Gijón sea el niño pequeño de una familia que espera con nervios a que llegue su hermano mayor a casa tras un viaje de dos meses por Inglaterra. Es esa sensación la que se percibe en nuestros dirigentes, siempre solícitos y sonrientes, aunque llevemos 30 años esperando por una estación, tengamos un túnel cerrado a cal y canto bajo nuestra ciudad desde hace un par de lustros, y el conjunto de plástico y hojalata que llaman estación “provisional” tenga ya más de una década.
Pero avancemos. Este señor, aparte de escurrir el bulto para no visitar Jove junto a los representantes vecinales, ha presentado el enésimo proyecto de actuación para el Plan de Vías; en este caso un anteproyecto de lo que sería la futura estación de trenes y de autobuses de Gijón. O sea, dibujinos. Son dibujinos porque, para empezar, habrá que ver si, cuando se aprueben los próximos presupuestos nacionales, existe un capítulo consignado para acometer la inversión, que de momento nada hay. Para seguir, tendrán que dar el visto bueno a una licitación para la redacción del Proyecto y, una vez redactado, será ese Proyecto, no antes, el que determine cómo será la estación.
Por no hablar de para poder ejecutar según qué proyectos sería necesaria la modificación de las figuras urbanísticas que contemplan los espacios a desarrollar, una modificación que lleva años esperando a ser licitada y perpetrada. Vamos, que aquello de que “el Solaron sea un parque” además de decirlo, hay que hacerlo legal, y de esto nada se ha hecho aún. Es tan extraordinario todo lo que sale a la luz sobre el Plan de Vías que nada de lo que se está diciendo, absolutamente nada, está recogido en ningún documento. Es decir que mañana (como ya se hizo hasta en tres ocasiones) se podría decir que la estación la van a cambiar de emplazamiento, y ahí queda dicho.
Pero como a muchos nos gustan las certezas, o al menos de vez en cuando, no todo son noticias que nos generan incertidumbre, porque sí habrá tren en Gijón que atraviese la ciudad y además desde este verano, solo que no será gracias a la entrada en servicio del túnel del Metrotrén sino por la puesta en funcionamiento de un trenecito.
En perfecta metáfora con la dinámica de nuestra urbe, frente a los anuncios irresponsables (pero eso sí, muy coloreados) de futuribles nunca cumplidos de estaciones y trenes, el gobierno municipal ve la necesidad de poner un trenecito turístico que vaya desde las Letronas a El Molinón. No podía ser la cosa más turistificadora y «foriatu-friendly”. Sin duda, la conversión de Gijón hacia una especie de Benidorm norteña está cada día más cerca, a tenor del concepto de turismo que, en demasiadas ocasiones ya, se quiere trasladar. Me imagino que en ese trenecito turístico se facilitarán descuentos para degustar un buen “San Jacobo” en cualquier lugar de buen mantel.
Me cuesta entender estas medidas que parece que tratan de vender Gijón como una ciudad donde venir a subirse en un trenecito turístico, obviando al gijonés y sus necesidades. Pensar en que en ningún momento en esta ciudad se puedan plantear proyectos de cierta ambición como podría ser crear varias líneas de tranvía que conecten el centro con los barrios periféricos – que obviamente serían de utilidad para el turista, pero muchísimo más para la gente que habita la ciudad – por no hablar de que también contribuiría a la pacificación del tráfico. Pero entre el miedo a poder enfadar a determinados sectores, afines y no tan afines, que dirán que eso choca con tener autobuses públicos y, especialmente, el miedo que el actual gobierno demuestra en su toma de decisiones a hacer algo de cierto peso en la ciudad y de cierto calado, esta idea y cualquier otra similar, no tiene ningún recorrido.
Como no lo tiene el enésimo anuncio respecto a la estación de trenes. No lo tiene porque no se sostiene en ningún proyecto ni en ninguna partida presupuestaria, y tampoco lo tiene que, en 2024, en una ciudad de tamaño medio como Gijón, la apuesta turística de este verano no sea pacificar el trafico sino invadir los espacios peatonales con un trenecito lleno de turistas. Porque, queridos amigos, en Gijón no se trata de lo que conviene o necesita un gijonés que viva, trabaje, transite o necesite desplazarse por la ciudad, sino de que estemos bien repletos de turistas y sus trenecitos.
Lamentable David…cada día me decepcionas más.
Por qué no nombras que antes del trenecito el gobierno anterior del PSOE tenía una autobús de 2 plantas circulando vacío por Gijón.
Un poco de rigor por favor.