El medallista leridano, residente en Gijón desde hace años, reconoce que, de momento, «me veo bien», y que su objetivo inmediato son los Juegos de París, aunque no descarta «dejar a la gente joven» una vez terminen, en función del resultado
Como Fernando Alonso, Beatriz Manchón, Aida Nuño y tantos otros atletas ligados de un modo u otro al Principado, Saúl Craviotto, leridano de origen pero con domicilio en Gijón desde hace años, se ha convertido en uno de los nombres más emblemáticos de historia reciente del deporte asturiano. Sin embargo, puede que su trayectoria como piragüista de élite esté próxima a terminar. Todo dependerá del resultado que el medallista obtenga en los Juegos Olímpicos de París, los quintos en los que participará, que se celebrarán en la capital francesa del 26 de julio al 11 de agosto de este año. Porque Craviotto lo tiene claro: «Tampoco quiero estirar el chicle por estirar«.
El atleta, de 39 años y que alcanzará los 40 este noviembre, puso sobre la mesa esa posibilidad durante una entrevista que concedió a la agencia de noticias Europa Press, al término de un acto organizado por la firma láctea Burgo de Arias. En ella, y aunque Craviotto acostumbra a ser reservado a la hora de abordar su posible retirada, sí confesó que «a lo mejor» son sus últimos Juegos, una posibilidad que les otorgan «un carácter bastante especial». Eso sí, por el momento admite que «me veo bien», lo que no quita que, considera, haya que saber cuándo colgar la toalla… O, en su caso, el remo. «Si veo que no hay opciones de medalla, de representar a mi país en las mejores condiciones, hay que dejar a la gente joven», apuntaba.
En todo caso, el medallista quiso relativizar la trascendencia de sus declaraciones. «Estoy en una fase en mi carrera en que es muy difícil tomar decisiones; dejemos que fluya, vayamos a París a ver qué pasa, y después me tomaré un mes de vacaciones, y hablaré conmigo mismo, con mi entrenador, mi mujer, mi familia, y vemos qué hacemos», afirmó en el transcurso de la entrevista. Por ello, tampoco cierra la puerta a seguir compitiendo más años, y concurrir a citas como «el Europeo del año que viene, o el Mundial». Eso sí, ni siquiera a él se le escapa que es una decisión que tiene que ver mucho con la cabeza; físicamente estoy peleando de tú a tú con chavales de veintipocos años y, de momento, estoy bien».
Esa competencia con los jóvenes no es una pequeñez, aunque también ha tenido su efecto positivo sobre Craviotto. «Ha salido una remesa de piragüistas brutales, con una mentalidad tremenda, sin miedo a ganar, y ellos han hecho que yo también sea mejor», acota. En ese sentido, él mismo señala que España es uno de los países con mayor nivel en el piragüismo internacional, algo que ha hecho que todos mejoren al competir entre ellos. «Yo soy mejor gracias a que haya piragüistas muy buenos, ellos han crecido también como piragüistas gracias a que he estado yo», asevera, sin obviar que «nunca» le ha dado «mucha importancia al tema de las medallas», pues es algo que, opina, «depende del deporte» que se practique.
Así las cosas, lo que Craviotto más valora de su carrera es «haber aguantado durante cinco ciclos olímpicos», y estar ahora mismo «optando por esa sexta medalla con los compañeros; es lo que más me gusta de mi carrera». En estos años, por supuesto, ha sufrido momentos «de querer dejarlo, de no aguantar más, de qué hago aquí si ya tengo bastante, he conseguido medallas olímpicas… He pasado tiempo fuera de casa con la familia pero, al final, soy un privilegiado y hago lo que me gusta. Tengo la oportunidad de vivir experiencias únicas, como ir a unos Juegos Olímpicos, representar a tu país… Son cosas que tengo que aprovechar, y estirar el chicle hasta donde pueda».
No obstante, ¿dónde está el secreto para sostener una carrera atlética san dilatada en el tiempo? Craviotto cree que ha sido de gran ayuda «tener un plan B, no poner todas las cartas en el piragüismo», en referencia a su trabajo como agente de la Policía Nacional, cuerpo al que accedió cuando sólo contaba diecinueve años. Además, ha mantenido «muchas más inquietudes», formándose, estudiando, e invirtiendo en el sector inmobiliario. «Es como que tengo la cabeza ocupada. Soy piragüista cinco o seis horas al día, el resto, soy padre, marido, inversor… no estoy pensando en piragüismo a lo largo del día, casi no hablo de eso con mi mujer, y yo creo que eso también me ha ayudado mucho a no quemarme con este mundo», recalca.
Pero nada de todo eso ocupa su mente en este momento. Por ahora, toda la concentración de Craviotto está en París, cita a la que «va a ir gente a verme en coche, mi familia es de Lérida, mi otra de Asturias, estoy bastante cerca de la frontera… Voy a tener a una afición de la leche». Y tanto, pues, a mayores, «es la primera vez que mis hijas van a verme en unos Juegos Olímpicos», algo que fue imposible en los Juegos de Tokio, debido a la pandemia. Y concluye poniendo en valor el hecho de que «antes era impensable que una persona con 39 años estuviese en la élite y peleando por medallas olímpicas; antes la gente se retiraba con 30, 31, y se lesionaban con más facilidad. Hoy en día las carreras se alargan mucho, gracias en parte a la nutrición, al entrenamiento, al tener un poco más de conciencia de lo que tienes que hacer para alargar esa carrera».