Sobre cómo la falta de planificación y la retirada de medidas que racionalizan el aparcamiento, provoca falta del mismo, inseguridad vial y falta de un espacio público de calidad
A lo largo del año, son continuas las notas, artículos y reivindicaciones vecinales sobre la necesidad de aparcamiento en Xixón. A cada estudio, decisión o reforma viaria, aparece el temor de que cada vez sea más difícil aparcar y este debate se suele superponer a cualquier otro beneficio para la comunidad, vecindad o zona afectada.
En la esfera pública o privada, que va desde la conversación informal hasta la nota periodística y la posición política, rara vez solemos pasar de la opinión o la demanda, una necesidad generalmente visceral, basada en experiencias personales concretas y que en demasiadas ocasiones no tienen mucho fundamento, o nos llevan a conclusiones que, desde la perspectiva de la necesidad de usar el coche para todo, son un engaño a la hora de afrontar su distribución por la ciudad.
El asunto, también se usa para arrojarlo políticamente y como es un tema que genera siempre mucha polémica y con ello muchos clicks, no sería la primera vez que incluso se alimenta mediáticamente, a expensas de un mayor rédito económico del negocio mediático.
Si bien veníamos de una corporación que tímidamente intentó estudiar y racionalizar el problema, muchas veces con una injusta contestación social, la actual corporación ha llegado a la conclusión populista de que el “Free parking” es la solución a las quejas vecinales. La realidad se impone y un problema que lleva décadas sin abordarse correctamente, se ve acrecentado con diversos problemas de gestión del espacio público, la propia convivencia vecinal e incluso el derroche de fondos públicos, como se ha comentado hace tiempo con el parking disuasorio de la avenida Portugal.
Para que se hagan una idea: En Xixón, con datos del 2020, los conductores disfrutan de 140.000 plazas de aparcamiento públicas y privadas, en superficie y soterradas, una oferta suficiente para cubrir los 120.000 turismos y furgonetas que aproximadamente estaban censados en ese año. Lógicamente eso no quiere decir que esa oferta tenga que estar bien distribuida pero siempre hay que contar que no en pocas ocasiones, cuando se pide aparcamiento, no significa que falte en la zona, si no que no hay en las calles aledañas a nuestra vivienda.
Por otro lado, tampoco es cierto que recientemente se hayan retirado tantos aparcamientos como para causar desequilibrio en esa cifras que desconocemos a día de hoy, pero la idea es extendida y las causas, poco tienen que ver con esas plazas eliminadas.
La zona ORA
Al margen del levantamiento de la prohibición de aparcar a vehículos por su pegatina medioambiental, un claro retroceso para la calidad del aire de la ciudad y que habrá que abordar igual con las Zonas de Bajas emisiones), la retirada de la norma de una tarjeta por familia supone la vuelta a las calles de vehículos de larga estancia que ocuparan de nuevo las plazas durante muchos días seguidos. Si no hay una creación de zonas específicas para vecinos y otra serie de zonas más específicas y mixtas, el estacionamiento regulado ocupado permanentemente se convierte en inoperante: Obliga a dar más vueltas para buscar sitio, contaminando más, y se acaba convirtiendo en un mero impuesto que no ofrece servicio alguno al ciudadano/a, más allá de cobrarle. Tampoco incentiva la creación de nuevas plazas privadas, ni la búsqueda de otras opciones para la larga estancia, con lo que algunos parkings de la zona, ni siquiera encuentran ocupantes, tal como atestigua la situación del parking en la Av.Castilla, con vehículos “okupa” y, a pesar de ello, se planea construir otro a pocos cientos de metros de allí, en el mini parque de Cocheras.
¿Para qué buscar una plaza privada si más allá de la molestia del tiempo usado en buscar, puedes aparcar gratis tarde o temprano? ¿Por qué motivo una empresa pública o privada iba a invertir en aparcamientos subterráneos si en algunas zonas los que ya hay se encuentran infrautilizados y compitiendo con miles de plazas gratuitas en superficie?
Son muchas las preguntas que surgen que nos hacen sospechar que una gestión así de las zonas reguladas, no van a sacarnos del problema, si no que nos meten en otros, cómo la imposibilidad de destinar más espacio público a zonas peatonales. Como apuntamos, si entendemos que las calles no son chicle y el espacio es limitado, una herramienta que en teoría nació para eso, como es la regulación del aparcamiento, se convierte en un mero impuesto a intentar evitar.
¿Cómo? Por ejemplo, los vecinos de las zonas limítrofes pueden intuir, observando mínimamente, cómo muchos vecino/as de zonas con ORA, llegan a aparcar en sus zonas libres de regulación y las usan para aparcar durante largas temporadas. Los vecinos de El Coto, Ceares, por ejemplo, son los primeros afectados por el problema y una gran cantidad de los coches aparcados en esas zonas, provienen de barrios como La Arena, donde la presencia de la ORA es total.
La larga estancia en estos lugares libres, también genera otra serie de problemas añadidos, no es la primera vez que Manuel Cañete, presidente de la FAV, alza la voz sobre los vehículos abandonados en la vía pública de su barrio, El Polígono. En ocasiones por el propio deceso de su dueño, pasan años antes de que sean retirados, siendo un claro ejemplo de cómo un vehículo privado, ocupando espacio sin ninguna restricción temporal, evita que otros usuarios puedan darle un uso más racional.
Ocurre lo mismo con las autocaravanas y otros vehículos cuya estancia es mucho más larga de lo habitual. La derogada ordenanza de movilidad proponía una estancia máxima de 48h para este tipo de vehículos pero la realidad es que en uno puede encontrarse furgonetas o autocaravanas de recreo en las mismas plazas libres durante meses. Si alguien tiene la capacidad económica para comprar un vehículo de esas características, lo lógico sería que fuera responsable económicamente del importante volumen que ocupa.
La impunidad en el aparcamiento
Cualquier vecino de Xixón, sabe que la policía municipal existe y en alguna ocasión, si es asiduo usuario del coche, le han multado si no ha aparcado bien. Si estamos de acuerdo en esta afirmación seguramente también sabremos que en general, aparcar en cualquier lado en Xixón es posible y tolerado, aún en detrimento de cualquier otro usuario de la vía, peatones, familias, gente mayor, etc. De nuevo con los ejemplos:
Es habitual que un derbi en El Molinón nos muestre la realidad en los alrededores del estadio: coches subidos en las aceras, encima de zonas peatonales, tapando pasos de peatones y general rellenando cualquier hueco posible, ilegal o alegal.
Comento un evento concreto pero cualquier observador sabe que en cualquier barrio de Xixón, los coches están ocupando cargas y descargas, zonas reservadas que no les tocan, esquinas que restan la visión y el cruce a las personas, etc, es el día a día de la ciudad. Se tolera su estancia prolongada en esos espacios permitidos pero también el “ye un minutín”, sobre paradas de autobús, carriles bici, pasos y cualquier otro lugar que en ocasiones lo único que hace es perjudicar, ralentizar y molestar directamente al resto de vecinos que no van en coche o que tienen problemas de accesibilidad.
La libertad en este sentido es total, a pesar de los gritos infundados en contra y que han tumbado antiguas medidas que trataban de evitar esto, como el uso de el multamovil, la grúa, etc. Esta situación genera un uso totalmente irracional del coche en detrimento de la propia fluidez y convivencia vecinal de la ciudad, teniendo la seguridad de que si uno va a comprar el pan a 5 metros de su casa, se va a poder aparcar de cualquier manera sin que haya problema alguno. Y lo que es peor, si lo quiero dejar toda la tarde, en muchas ocasiones, también.
Esta libertad, mal entendida y la falta de raciocinio en el uso del coche es también una irresponsabilidad de la administración competente y va en contra, ya no solo de los propios vecinos y Ayuntamiento, con los problemas de uso del espacio y la contaminación que genera, si no de la propia fluidez del tráfico con dobles filas, provocando accidentes y otra serie de problemas por la falta de visión en los cruces, etc.
El transporte y la logística de última milla
La reciente explosión del comercio electrónico y el reparto habitual, sobre todo hostelero, comprometen muy habitualmente la convivencia entre modos de moverse y en las aceras de toda la ciudad. ¿Quién no se ha encontrado alguna vez una furgoneta aparcada por un rato encima de la acera dificultando el paso de una silla de ruedas? ¿Quién no ha visto alguna vez un camión de grandes dimensiones aparcando en un paso de peatones mientras se descarga? La disculpa habitual es que “están trabajando” algo innegable pero la falta de medidas que mitiguen su impacto, hace que a veces la convivencia entre vecinos y comerciantes se resienta. ¿Una persona que va a llevar a su hijo al colegio, no está trabajando? ¿Un autobús que trata de subir gente a su vehículo, mientras un camión de cervezas ocupa la parada, no está trabajando también?
Por ejemplo, no tiene sentido que camión de más de 6 metros que le cuesta maniobrar en algunas calles de Xixón o cientos de furgonetas que reparten apenas paquetes que caben en una mano, tenga libertad de horarios, tamaños y peso, algo que en muchas ciudades ya está ampliamente regulado, en Gijón no se quiere abordar, existiendo ejemplos, alternativas, distribución de última milla e incluso aplicaciones y sistemas informáticos para garantizar un espacio libre en destino para aparcar y descargar temporalmente con seguridad. Una vez más, todo está inventado y tenemos algunas ciudades como Barcelona donde sus zonas DUM, funcionan razonablemente bien. Sin duda se puede hacer algo más. Mucho más.
La falta de un diseño específico, el transporte público y el posible empleo absurdo de fondos públicos
La falta de un plan específico en la ciudad, que se ocupe de lo micro y de lo macro y contando con que no se quiere hacer mucho caso al reciente plan de Movilidad que ya lo estudia en detenimiento, con sus logros y defectos, es un grave problema que puede llevarnos incluso al uso fraudulento de fondos públicos.
¿Cómo puede considerarse un parking “disuasorio», como el que se pretende construir en la Avd. Portugal, si la ciudad dispone de miles de plazas libres a su alrededor sin ninguna restricción? ¿Cómo podemos avanzar en descongestionar las ciudades, incentivando el uso irresponsable del transporte privado? ¿De qué sirve actualizar una flota de autobuses sin pensar en las implicaciones de incentivar libremente el vehículo privado? ¿Dónde está la responsabilidad de las instituciones, sabiendo que los fondos públicos empleados en la construcción de un parking disuasorio, no servirán de mucho para su teórica intención inicial?
De nuevo, son muchas las preguntas que muchos ciudadano/as nos hacemos mientras el tiempo pasa y la ciudad no avanza hacía una ciudad vivible y con un estándar de vida comparable a muchas otras ciudades de nuestro alrededor. Básicamente vamos en la dirección contraria y lo que es peor, sin ningún plan aparente que aborde esta problemática.
Román Torre, Presidente del Observatorio Xixónes de Movilidad