Se generan eventos y movimiento del tipo que sea para que la gente venga a consumir a la ciudad, aun a costa de lo que se está consumiendo es la ciudad en sí misma
Cada semana, más o menos, el gobierno municipal acostumbra a presentar una medida, del tipo que sea, encaminada a mejorar los intereses del sector hostelero, hotelero y constructor de la ciudad. La apuesta es clara y evidente, y de lo que pretendo hablar esta semana, son de las consecuencias de estas decisiones. Gijón, mejor dicho, sus dirigentes se han arrojado en manos del sector turístico sin freno ni mesura y esto se ve en el día a día de la ciudad. Se constata en la situación del mercado de alquiler y en el mercado de vivienda habitual, se ratifica en las campañas municipales, pagadas entre todos, orientadas a la llegada continua de visitantes a nuestra urbe y se aplaude desde los sectores antes mencionados. Esta semana ha tocado la “novedad” (perdónenme el entrecomillado, pero es que llamar novedad a poner música en las terrazas es lo mismo que llamar novedad a que haya farolas en la calle, aunque pensándolo bien en el caso de Gijón este tema farolil bien merece unas líneas, pero no será hoy). Retomemos lo de la novedad, me refería a que se va a poner en práctica un proyecto piloto del 15 de junio al 15 de septiembre para permitir, en determinadas terrazas, poner música ambiental. No se baraja poner en práctica un proyecto piloto en el que se planteé poder caminar por determinadas calles de Cimavilla o del barrio del Carmen, por ejemplo, o del Llano, sin tropezar con sillas y mesas que ocupan aceras y plazas sin miedo a nada. No. Lo que se plantea es añadir un ingrediente más a la comodidad terrazil sin valorar que todavía queda gente que vive, camina e incluso trabaja en esta ciudad.
Esta absoluta falta de mirada crítica frente al desembarco total de un turismo masificado y depredador en la ciudad casa bien con las directrices que sigue el actual gobierno municipal, generar eventos y movimiento del tipo que sea para que la gente venga a consumir a la ciudad, aun a costa de lo que se está consumiendo es la ciudad en sí misma. Se están rebajando catalogaciones en elemento patrimoniales protegidos para que los constructores campen a sus anchas y no digo que no sea legal (aunque a esto vamos a darle algo de tiempo) digo que podría hacerse de otra manera y no se hace. Se está incentivando únicamente la construcción residencial de lujo y/o turística, se está incentivando el consumo por el consumo en todos los aspectos posibles, habiendo dejado colonizar la ciudad por estructuras fijas de negocios privados para facilitar que más y más gente pueda tener su espacio en una terracina. Se incentiva, desde la superficialidad y las fotos vacías de contexto y contenido, la belleza de una ciudad que es muchísimo más que la playa de san Lorenzo, la sidra y los cachopos y, sobre todo, se expulsa de la ciudad al residente que pretende hacer otra cosa que no sea comer y cenar fuera de casa durante una semana y luego volver a su dinámica, dejando tras de sí los restos propios de una fiesta a las tres de la mañana. Vamos que en Gijón ya es más fácil ser turista que vecino habitual.
Pero sin duda no es que el Gobierno municipal se haya vuelto loco y se esté haciendo el harakiri político o popular, puesto que tristemente sí que parece que hay un sector en la ciudad que asume, bien por intereses rentistas o bien por el envejecimiento de ideas, que lo que le queda a Gijón es servir cachopos y poner cervezas. No parece además que, al resto de alternativas políticas, o al menos aquellas con más peso en votos como el PSOE gijonés, le afecte o vea mal esto que está pasando en la ciudad, ya que no dicen ni mu. Ni mu, ni nada, en realidad, dando por bueno este modelo, demostrado ya viejuno en muchas partes de Europa y de España, de masificación burda, de estratificación y gentrificación en aumento y de lujo choni y cutrel.
Cuando dentro de unos años los hijos o hijas de todos estos señores y señoras pretendan alquilar un pisín en Gijón y los precios no bajen de los 1.000 euros supongo que echarán la culpa al gobierno, el que sea, de que esto es inasumible. Bien, pues esto ya está pasando, y está pasando aquí, en Gijón.
Te equivocas, los hijos de todos esos señores y señoras no van a tener problema por alquilar, e incluso comprar, un pisin, una casa o un adosado. El problema lo.van a tener los hijos del resto, que no somos hijas de papá regatistas metidas a políticas o doctoras que viven en lo mejor de Gijón que solo iba a estar 8 años en política ……y en cuanto a lo.de la música, habra que tener el cubo preparado con agua…..
Esta claro con el PSOE no se comian cachopos en Gijon… hay que sacar una normativa municipal que impida la venta de cachopos en la hosteleria gijonesa.
Que cierren el Tropical, Casa Carmen,…. Y sidrerias tampoco… que es eso de vender sidra a foriatos???
Por cierto no soy dueño de ningun local hostelero..¿ Que propones tu para Gijon? Tiene mucho mas que ofrecer?? O quizas tenemos la Capilla Sixtina en la Laboral y no me entere…
¿Alguna vez has estado en San Sebastian? Ofrece algo mas que playa y hosteleria??
Yo estaria encantado de que a Gijon no viniera nadie pero bueno me imagino que hay gente que no pensara lo mismo, por desgracia el tema del turismo es generalizado en todo el mundo… ahora la gente viaja mucho mas que en los años 80.
Estas de vieyu repunante ultimamente Davizin…