«Todo se desarrolló con normalidad, pero tras la comida previa al encuentro, el astro argentino se echó para atrás (…). Y comenzaron las especulaciones entre la afición»
Hablar de Víctor Hugo Doria es hacerlo de uno de los más grandes futbolistas extranjeros que recalaron en el Sporting. Fue un defensa contundente y que siempre garantizó un rendimiento excelente, con una fantástica colocación en el campo y un potentísimo disparo que lo convirtió en temible en el lanzamiento de faltas y penaltis. Diez temporadas en Gijón dan buena muestra de ello, pero Doria llegó a Gijón casi de puntillas, tras el fracasado fichaje de su compatriota Ovide, que no pasó el reconocimiento médico por sus problemas de rodilla. A Doria se lo trajo a Gijón un representante del mundo del boxeo. Llegó a nuestra ciudad a prueba por diez días, pero al quinto ya había convencido a los técnicos rojiblancos y firmó el correspondiente contrato. Diez años que culminaron en un merecidísimo homenaje que aglutinó a lo mejor de la liga española de la época, incluidos algunos consagrados jugadores que habían jugado en el Sporting, como Rafa Marañón, Núñez, Quique Morán y, por supuesto, ‘Quini’.
Y fue el fantástico delantero centro rojiblanco el que gestionó la participación en el homenaje disputado el 14 de mayo de 1983, ya con la liga acabada, del gran Diego Armando Maradona. Durante semanas se especuló en Gijón sobre la posibilidad de que el astro argentino disputara aquel partido entre la selección de la liga y el Sporting. Y, finalmente, el presidente del Barcelona, José Luis Núñez, ante las citadas gestiones de ‘Quini’ y del entonces presidente gijonés, Vega-Arango, dio el sí.
A primera hora de la mañana del día del homenaje el presidente rojiblanco, el propio Doria y un empleado del club se acercaron al Aeropuerto de Asturias para recoger a la estrella del Barcelona.
Todo se desarrolló con normalidad, pero tras la comida previa al encuentro, Maradona se echó para atrás. Unas repentinas molestias en la cintura tuvieron la culpa, y anunció que no jugaría y se limitaría a entregar una placa al homenajeado Doria antes del inicio de un partido que finalizaría con victoria del Sporting ante la selección de la liga por 4 a 1. Y comenzaron las especulaciones entre la afición. ¿Se habría echado atrás por orden del Barcelona? El equipo culé se había quedado sin liga y sin título europeo alguno, por lo que sólo tenía opciones de conseguir el trofeo copero, y el partido de vuelta de las semifinales de la Copa del Rey se disputaban justo una semana más tarde, lo cual daba argumentos a favor de la sospecha. Además, un Maradona lesionado, que siete días después sí podría jugar sin problema alguno con el Barcelona la citada semifinal de ante la Real Sociedad. Los culés ganaron 1-2 y Maradona metió el segundo gol certificando su pase a una final en la que vencerían al Real Madrid también por 2 a 1, con un gol azulgrana, obra de Marcos Alonso, en el último minuto del partido. Pero lo cierto es que ni al propio Víctor Hugo Doria, ni al presidente Manuel Vega-Arango, les consta que la fallida participación del eterno diez de la albiceleste hubiera sido por decisión del Barça.
Todo quedó en el imaginario de la grada y hubo opiniones para todos los colores.