El equipo del IES Universidad Laboral se alza vencedor de la VI Liga de Debate Escolar Municipal, imponiéndose a sus rivales de los centros Mata Jove, Jovellanos y Montevil con su reflexión sobre el rol de los influencers sobre la sociedad
La palabra es poderosa. Mucho más que la forma de violencia física aparentemente más eficaz, e infinitamente más que cualquier arma diseñada por el hombre. Un discurso bien construido, elaborado sobre una idea en la que se cree, estructurado mediante argumentos sólidos, aderezado con un toque de pasión y adecuadamente expuesto puede cambiar opiniones, modificar conductas, inducir a acciones, crear y destruir. Ese es el potencial que ayer, entre aplausos y vítores, quedó patente este jueves sobre el escenario del Teatro Jovellanos, en el transcurso de la tensa final de la VI Liga de Debate Escolar Municipal, organizada por el área de Juventud y por Habla Gijón. Cuatro equipos formados por alumnos de primer curso de Bachillerato, procedentes de los institutos Jovellanos, Montevil, Mata Jove y Universidad Laboral, se enfrentaron en tres duros duelos dialécticos, centrados todos en las bondades y males del papel de los influencers en la sociedad actual. Y, si bien ese mano a mano a cuatro bandas se saldó con la victoria del conglomerado del Universidad Laboral, estuvo muy reñido hasta sus últimos minutos.
Había nervios antes de comenzar el evento; los transeúntes que recorrieron el paseo de Begoña alrededor de las diez y media de la mañana pudieron constatarlo. Ante el coliseo gijonés, en pequeños corros separados de los de los restantes centros, compañeros y familiares de los miembros de cada equipo comentaban lo que estaba a punto de empezar, reflexionaban sobre el posible tema del debate, hacían alguna que otra apuesta… Y todo mientras dentro del teatro, reunidos en sus camerinos, las formaciones rivales perfilaban sus estrategias y tácticas dialécticas, y refrescaban todo lo aprendido en los largos meses de preparación que la competición les ha requerido. Por fin, con el público ya reunido en el patio de butacas, el animador sociocultural y formador de la Liga Pablo García, salió a escena para presentar el duelo, anunciar la temática final y, por fin, dar paso a los participantes. Ante ellos, los espectadores y el mismo jurado, compuesto por pedagogos, alumnos y periodistas de los medios con presencia en la ciudad, incluido miGijón, se preparaban para prestar atención al más mínimo detalle…
El primer cara a cara lo protagonizaron el Jovellanos y el Mata Jove. Con los primeros obligados por sorteo a hablar en favor de los influencers, y los segundos, a criticar su labor, la exposición de los seis jóvenes del Jovellanos se centró en enfatizar el buen hacer de los creadores de contenido. Y, para ello, eligieron valorar su rol como democratizadores del saber, divulgadores de conocimientos y acompañadores digitales de personas aquejadas del mal de la soledad. Frente a tales argumentos, los del Mata Jove hicieron honor al posible significado de la primera de las dos palabras que dan nombre a su instituto y, decididos a ‘matar’ verbalmente a su oponente, menospreciaron la capacidad de los influencers para inculcar algo nuevo, les acusaron de ser un mero reflejo de las ideas y prejuicios iniciales de quienes son sus seguidores, y alertaron del peligro de refugiarse en ellos, en vez de en profesionales, a la hora de combatir ciertos males psicológicos o emocionales. Todo ello, cierto, en un tono intenso, incluso bronco, que, sin embargo, convenció al grueso del jurado; y así fue como el IES Mata Jove se convirtió en el primer finalista de la mañana.
Menos centrada en el artificio, y más en las ideas, estuvo la batalla entre el Universidad Laboral, defensor de los creadores de contenidos, y el Montevil, opuesto a ellos. Nuevamente, la posibilidad de democratizar materias, culturas y acciones sirvió de espina dorsal al primero de ambos centros, cuyos oradores pusieron ejemplos como los de Shina Nova, influencer que ha dado a conocer al mundo la realidad del pueblo inut, o Carlos Díaz, fundador del perfil ‘La Granja del Borrego’, quien ha contribuido a poner en valor la actividad en el campo español. Nada de todo eso convenció a los del Montevil, para los que los influencer, de forma mayoritaria, no son sino adalides del individualismo, sólo preocupados por la rentabilidad de sus publicaciones y de los productos que en ellas promocionan, y para nada comprometidos con el bienestar de sus seguidores. Fue, sin duda, el debate más reñido, pero, al final, el jurado habló, y tanto el contenido de las exposiciones de los del Universidad Laboral, como su gesticulación y comportamiento sobre el escenario, les permitieron pasar a la final. Eso sí, por un margen muy estrecho.
Para cuando el reloj marcó las doce y cuarto del mediodía, todas las miradas estaban puestas en los dos únicos equipos supervivientes. En esa última ocasión, los papeles se intercambiaron; los de Mata Jove pasaron a ser defensores de los influencers, y los del Universidad Laboral, detractores. Lo que no varió fue el estilo de los primeros, incisivo y combativo hasta rozar la agresividad, pero que no amilanó a sus oponentes. Poco a poco, discurso a discurso, argumento a argumento, los cinco del Universidad Laboral fueron ganando terreno. Sobre todo, cuando derivaron sus argumentos hacia la frustración y el daño emocional que causan en no pocos de sus seguidores la comparación de sus propias realidades con los elevados e ideales estándares de vida de los que los influencers parecen disfrutar, y a la pérdida de criterio propio que provoca el seguimiento casi fanático de los dictados de tales creadores digitales. Ante todo lo anterior, poco pudieron hacer los de Mata Jove, que se limitaron a esgrimir las distintas leyes y normativas que, en teoría, impiden una conducta ilícita por parte de los influencers, y que trataron de esquivar con artificios las preguntas de sus enemigos sobre los frecuentes quebrantamientos. Por fin, tras una profunda deliberación, los jueces se pronunciaron, dando la victoria a la facción crítica. Y no sólo eso; Olaya Remeros, una de las componentes del team Universidad Laboral, fue elegida como la mejor oradora del torneo.
«No sé qué decir… Todavía no me lo puedo creer», reconocía esta futura estudiante de Arquitectura, no sin antes confesar con humildad que, a su juicio, la clave de la victoria había radicado en «recurrir a la emoción en la fase de introducción del debate y, después, ir completándola con argumentos lógicos y datos«. Sea cierto o no, la emoción no acabó ahí; en plena entrega de diplomas a todos los centros participantes en esta VI Liga, incluidos los seis que no llegaron a las rondas finales de ayer, el padre de una alumna del IES Jovellanos que cumplía años subió espontáneamente al escenario, y le entregó un ramo de flores a su hija, arropados ambos por la sentida ovación de todos los asistentes. La clausura del torneo recayó en la concejala de Cultura, Juventud y Museos de Gijón, Montserrat López Moro, quien, antes de despedirse de los presentes «hasta la edición del año que viene», valoró la calidad de todas las agrupaciones y, sobre todo, el que sus exposiciones sacasen a relucir «algo tan importante como es la preocupación de la salud mental entre los más jóvenes«, y los efectos que sobre la misma puede llegar a tener el mundo digital.