«Es evidente que los callejeros municipales definen las esencias de las poblaciones (…) En Gijón, la presencia del Sporting es obligatoria y muchas calles tienen relación con el club: Aquilino Hurlé, Luciano Castañón, Emilio Tuya, Pepe Ortiz…»
Es evidente que los callejeros municipales suelen definir las esencias de las poblaciones. O, al menos, parcialmente. Cuando las instituciones ponen nombre a las calles o plazas de nuestras ciudades hacen mucho más que una acción administrativa de identificación: rinden un homenaje a algo o a alguien. Y en Gijón, claro está, la presencia del club rojiblanco y de personas vinculadas a él es obligatoria. Son muchas las calles que tienen una directa relación con la más que centenaria entidad deportiva.
La primera de ellas, no podía ser otra, es la calle Sporting. Se trata de una pequeña travesía que da entrada al estadio de El Molinón. En su origen se llamo calle Stadium por ese motivo, luego pasó a calle Estadio y posteriormente su nombre actual, calle Sporting. En la esquina de esta calle con Ezcurdia se encuentra un lugar mítico del sportinguismo: Casa Aurora. Este establecimiento lo fue casi todo en el club: bar donde se juntaban los aficionados, lugar de comida de jugadores, taquillas y, antes del nacimiento del negocio en sí, se ubicaron los vestuarios del equipo visitante (el local se cambiaba en una caseta que había sufragado personalmente el ex presidente Enrique Guisasola). Cerca, en el barrio de La Arena, encontramos la calle Aquilino Hurlé. Aquilino Hurlé Álvarez fue una de esas enormes personas que se hicieron merecedoras,como pocas, de una calle en Gijón. Pediatra, hijo de un italiano, el veneciano Luigi Hurle y una asturiana, Balbina Álvarez. Ejerció de médico en Mieres, donde se casó con Consuelo Velasco, y en Gijón. En nuestra ciudad fundó el Sanatorio Covadonga junto con los doctores César Alonso y Arturo Toral. También fue popular y querido por los gijoneses por su ayuda a la atención de los niños de las familias más desfavorecidas económicamente. Y, por supuesto, tuvo vínculo con el Sporting. No solo fue un reconocido socio del club rojiblanco, sino que dos de sus hijos: Aquilino y José Luis Hurlé fueron porteros del Sporting.
Ambos, además, fueron médicos como su padre. Aquilino Hurlé Velasco, fue el primer director del Sanatorio Marítimo de Gijón y jugó en el Sporting en la temporada 1921-22, aunque fue portero reserva y solo disputó encuentros oficiales con el filial. Su hermano José Luis lo hizo, en 1926. Aquilino Hurlé Velasco fue, además, el médico de la Federación Asturiana de Fútbol durante muchos años, pasando el pertinente reconocimiento a los futbolistas en las oficinas que la federación tenía en la gijonesa plazuela de San Miguel.
Pero vayamos ahora a la otra punta de Gijón. En Roces se encuentra la calle Gómez Lozana. Ramón Gómez Lozana, además de dar nombre al histórico campo del Aboño, fue un exdirectivo sportinguista y reputado médico. Se hizo socio del Sporting de niño, en 1932, y en 1950 fue uno de los veinticinco fundadores de la Peña Sportinguista de Gijón, la segunda fundada en la ciudad. Además, presidió la gestora que dirigió al club en el año 1959.
Al lado de la iglesia de Los Capuchinos está la calle Luciano Castañón, dedicada al escritor, etnógrafo y futbolista Chano Castañón que, profesionalmente jugó en el primer equipo del Sporting durante tres años, a donde llegó procedente del filial del club rojiblanco, el Olympia. Estuvo en el primer equipo del Sporting desde 1945 a 1948 y después jugó en el Avilés y el Cádiz. Autor de numerosas obras literarias y ensayos, fue fundador también de distintas revistas y recuperó varios poemas y textos del siglo XIX en asturiano.
Encontramos también «sabor sportinguista» en la avenida de los hermanos Felgueroso. Esta arteria gijonesa va en honor de los tres hermanos fundadores de la mina de La Camocha. Uno de ellos, Constante, tuvo un hijo que jugó en el primer equipo sportinguista: Secundino Felgueroso Fernández-Figar. Felgueroso fue un centrocampista que militó en el Sporting entre 1914 y 1916, después pasó a jugar en el Atlético de Madrid. Otro de los hijos de un hermano Felgueroso fue Secundino «Cuno» Felgueroso Fernández-Nespral, que presidió el Sporting en dos etapas. La primera entre 1940 y 1945 y la segunda, muy corta, de 1948 a 1949.
En Ceares está la calle Pepe Ortiz, bautizada en honor de José Luis Ortiz Peláez, un mítico delantero centro e interior derecho que permaneció catorce temporadas en el Sporting, procedente de la cantera y al que siguió ligado como delegado del primer equipo tras acabar su vida activa como futbolista. Ortiz era tío del periodista deportivo gijonés Manfredo Álvarez, que también estuvo en el club rojiblanco ejerciendo como director de comunicaciones.
Otra calle de indudable sabor rojiblanco es la de Emilio Tuya, persona fundamental en el desarrollo de la ciudad de Gijón. En las elecciones societarias del club gijonés del 12 de junio de 1934 las socias sportinguistas pudieron votar por primera vez. Tres de ellas fueron elegidas como vocales de la directiva del club junto con el nuevo presidente, Emilio Tuya. Fueron Inocencia Hulton, Elvira Sampil y Herminia Menéndez. Además de vocal, Hulton fue designada delegada de Asuntos Femeninos de la entidad. Emilio Tuya lo fue todo en Gijón, abogado de profesión fue presidente del Sporting, del Club de Regatas y uno de los fundadores del Grupo Covadonga (escisión del Centro Asturiano de La Habana de Gijón). Fue,además, jefe mayor del Cuerpo Pericial de Aduanas y alcalde de la ciudad, cargo en el que sucedió al que fuera su amigo de toda la vida, Enrique Zubillaga.
Sobre la siguiente avenida, la Enrique Castro «Quini», poco que decir. El jugador más grande en la historia del Sporting y una fantástica persona que tiene su merecida arteria junto al estadio que también adoptó su nombre. Junto a ella, está el parque de los Hermanos Castro, de Quini y el añorado Chusi Castro, que además de un fenomenal guardameta, fue una increíble persona que perdió la vida para salvar la de dos niños ingleses en la playa cántabra de Pechón.
En la misma zona se encuentra el paseo dedicado a Manolo Preciado, una alameda que lleva su nombre. Manolo Preciado fue uno de los entrenadores más queridos de la historia sportinguista, probablemente el que más. Como futbolista jugó en distintos equipos (Racing de Santander, Mallorca o Alavés, por ejemplo) y se convirtió en un ídolo sportinguista tras conseguir unir a una afición hasta entonces dividida y lograr un ascenso casi milagroso. Tiene una estatua realizada por el escultor candasín Vicente Menéndez-Santarúa Prendes. La misma fue sufragada por suscripción popular y está ubicada al final de la avenida de El Molinón, muy cerca de la alameda que lleva su nombre. La suscripción fue iniciativa de la peña Portal Sportinguista, entonces presidida por Jaime Álvarez.
Y pasamos, bien cerca, al parque dedicado a otro grande del sportinguismo, aunque no marcara goles. Alejo Caso era hijo del que fuera jardinero y mayordomo de El Molinón Andrés Caso «El Roxu». Tras su jubilación, su hijo Alejo Caso Cuesta pasó el 23 de marzo de 1981 a ejercer como máximo responsable de los cuidados del estadio decano del fútbol español. Alejo fue el encargado, en su función de mayordomo del estadio hasta su prematuro fallecimiento en el año 2014, de abrir y cerrar el templo, de sus cuidados para que todo estuviera perfecto y lo lograba con una amabilidad y simpatía que cautivó a todo el sportinguismo, desde aficionados hasta jugadores y directivos. Tanto es así que recibió reconocimiento por parte de ambos. En diciembre del 2002 el reconocimiento público mediante homenaje realizado por los veteranos del Sporting y tras su muerte, acontecida a los cincuenta y cuatro años, el 27 de abril del 2014, fue Unipes la que le concedió, a título póstumo, el merecido premio Mañana Saldrá el Sol del año 2015.
En Somió tiene su calle Juan Valdés Cores, una vida muy curiosa que le lleva a tener hoy en día una calle en esa parroquia gijonesa. El padre de Juan Valdés, Felipe Valdés, había fundado junto con el padre de otro jugador sportinguista, Luis Belaunde Prendes (que ganó en el año 1911 la Copa militando en el Athletic de Bilbao), el periódico gijonés El Noroeste, republicano y de cierta tendencia izquierdista. Juan Valdés nació en Gijón en el año 1893. Su padre era un importante ingeniero y empresario y, además de fundar el diario antedicho, fue el gestor del inacabado ferrocarril Lieres-Gijón. Valdés comenzó a jugar al fútbol en el colegio Inmaculada de donde pasó al Gijón Sport Club en el año 1912 , militando hasta su disolución en 1913. Ese año jugó ya con el Sporting en la gira gallega y permaneció en el club los años 1914 y 1915 jugando prácticamente todos los encuentros importantes de esos cursos. Su último partido lo disputó el 19 de octubre de 1915 en Madrid, después dejó definitivamente el fútbol. En 1924 entró como concejal en la corporación municipal de Gijón y llegó a ser teniente de alcalde y alcalde en funciones de Gijón. Falleció en esta ciudad en 1945. Su hijo, Felipe Valdés, fue un reconocido empresario local y también tuvo una calle con su nombre en la ciudad.
Y la última de las calles gijonesas con sabor rojiblanco está dedicada al que fuera jugador sportinguista Saturnino Villaverde Lavandera, miembro de una saga de jugadores rojiblancos. Cinco de los hermanos Villaverde llegaron a jugar en el Sporting, uno de ellos (Pachu) fue el primer jugador salido de a cantera en pasar al primer equipo (jugó en el infantil, en el filial -entonces llamado reserva-y primer conjunto sportinguista). Otro, Fernando «Fetato» Villaverde fue el primer ídolo del sportinguismo y tiene una placa en su recuerdo en El Molinón. Sartur empezó en el Gijón Sport Club, luego pasó por la Sportiva y el Gijón Fútbol Club, equipos punteros a principios de siglo. Al irse a estudiar a Madrid la carrera de Ingeniero de Caminos, fichó por el Atlético de Madrid (1909-18) y ganó en 1917 la Copa del Príncipe, con la Selección Centro. Al regresar de Madrid fichó por el Sporting, pero jugó poco. Su único partido oficial con el equipo sportinguista lo jugó el 7 de mayo de 1918. Tras ese año dejó el fútbol para centrarse en su exitosa carrera profesional como ingeniero. cupó el cargo de Ingeniero de la Junta de Obras del Puerto de Gijón desde 1923 hasta su jubilación en 1962. Su gran labor fue reconocida por el ayuntamiento gijonés con una calle en El Musel. Y hasta aquí la lista. Evidentemente, hay otras calles con “pasado” sportinguista en otras localidades asturianas como Oviedo o Salinas, pero esa ya es otra historia….