El verano asturiano, adscrito a las lluvias, no deja indiferente a los visitantes: «Lo de levantarte por la mañana y sentir el frescor matutino es un lujo que muchos no tienen»

«Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo; Y si vuelve a llover, vuélvetelo a poner». El dicho popular atribuido al poeta español Francisco Rodríguez Marín ha traspasado los límites. Esta claro que el autor sevillano no pensó concretamente en Asturias, puesto que, un mes después, los asturianos siguen sin poder vislumbrar el verano. En el caso de Gijón, la bajada de las temperaturas y el mal tiempo esperados para la próxima semana contrastan con los soleados días de estas fechas atrás.
Para muchos residentes, la llegada de las lluvias intensas supone un gran desajuste. Sin embargo, algunos vecinos como Claudia T. , explican que el calor excesivo «se llama cambio climático y no interesa ponerle solución. La gente, por lo general, prefiere que haya buen tiempo, sin pensar en las consecuencias medioambientales que eso supone», argumenta la vecina. Una opinión defendida a capa y espada por Pablo S., quien señala que «Asturias es Asturias, y si no llueve es cuando existe un problema«.

El contraste meteorológico asturiano sigue siendo una sorpresa para los turistas, quienes, atraídos por el frescor norteño, convierten al Principado en un destino codiciado. Algunos viajeros como Sergio M., procedente de Madrid, aseguran que «lo de levantarte por la mañana y sentir el frescor matutino es un lujo que muchos no tienen». No obstante, el gran crecimiento turístico que experimenta el Principado desde los últimos años es algo que disgusta a muchos lugareños como Sofía B, quien defiende que «por nosotros mejor que se expanda el rumor de que aquí llueve mucho y así vienen menos turistas». Un punto de vista contrastado por algunos hosteleros como Ricardo, quien ha visto su bar beneficiado por la llegada de los turistas este mes de julio. «La gente que no come de esto no sabe lo que supone, hay que mirar por unos, pero también por otros».
Para muchos, algo cotidiano, para otros, un nido de pérdidas. La bajada de las temperaturas sigue siendo fruto de debate entre residentes y turistas. Sin embargo una cosa está clara, Gijón se despide del buen tiempo para dar la bienvenida a sus tradicionales cielos grises.