Algunos propietarios admiten que la temporada alta para ellos suele comenzar «a partir del 15 de julio» mientras otros denuncian ver los «bares cerrados» por el apoyo institucional a otras iniciativas privadas

El calendario de eventos que transcurren en Gijón a lo largo del verano resulta a veces difícil de seguir, por no decir imposible en los momentos en los que las citas se solapan. Fiestas de prao’ vecinales, Semana Grande, conciertos, festival aéreo, Semana Negra, mercadillos… La imagen mental de los gijoneses a este rincón del Cantábrico en los meses de julio y agosto es la de una ciudad que bulle de actividad, playa, visitantes y terrazas llenas. En estas últimas juegan un papel estrella los locales de la Ruta de los Vinos, ese conjunto de negocios tras la calle Corrida que se considera el epicentro local del tardeo y las quedadas. Sin embargo, una publicación en redes sociales de uno de los hosteleros de la zona ha despertado el debate entre el resto de bares y vinaterías ubicados a lo largo de Santa Lucía, Buen Suceso, Espaciosa, Begoña y Santa Rosa: ¿Están los eventos de la ciudad mermando «el agosto» de la hostelería?
En esta serie de vídeos, el propietario de dos negocios de la zona recoge unas imágenes en distintas noches a comienzos del mes de julio en las que se puede ver lo que a su juicio consideró una Ruta con «bares cerrados» debido a la escasez de clientes en una época del año en la que debería haber más afluencia. Durante la grabación, repite más de un momento que «alguien tendrá que explicar por qué no hay ni Dios en una ciudad que venden como turística». En estos, señala los conciertos de Metrópoli como causantes de unas terrazas vacías «en pleno mes de julio» y aclara que no busca criticar «a quien lo organiza», sino al papel del Ayuntamiento y de las «asociaciones de hostelería que se venden y fomentan este tipo de actividades de iniciativa privada». «Hacen daño a quienes nos pasamos el año pagando impuestos y tasas esperando a que llegue el verano para ver como no somos nosotros quienes hacemos «el esperado agosto»», zanja en comentarios.
Otros locales de la zona comparten parte de esa sensación, como Javier Sarmiento a cargo de La Naviera. El hostelero data el inicio de la buena temporada «ya a finales de junio» y admite el efecto colateral positivo que tienen esas celebraciones de conciertos en el recinto ferial o las fiestas vecinales, pero considera que en alguna ocasión «dejan vacías las terrazas» en esos inicios del verano en los que «empiezan» las ventas para ellos. Al otro lado de la acera, Belén Álvarez desde Sobrelías también ve más mesas vacías estas semanas en su terraza, pero tiene dudas sobre el motivo: «Ya no sé si es por todo, por el tiempo, los conciertos…».
En el AlVoroto, Sonia Vega ha notado lo mismo en las noches de conciertos de Metrópoli y, aunque ocurre todos los años, ha observado que esta edición «ha sido más notable». Por otro lado, el tiempo en Gijón no está acompañando mucho, pero Vega no lo considera «un factor a tener en cuenta, porque la gente sale a tomar algo llueva o haga sol». Tras más de una década tras la barra, ella observa que simplemente «la temporada alta en Gijón comienza a partir del 15 de julio» y que «hay turismo y visitantes suficientes en la ciudad» como para satisfacer todo tipo de oferta, algo que «en parte, también atraen actividades como Metrópoli, Gijón Life o el Tsunami».
David Barroso mantiene ese mismo tono conciliador. El propietario de La Mina, una de las cervecerías más rockeras de la zona, lleva 23 años trabajando en la Ruta, y no esconde el hecho de que «en estas fechas en las que se solapa la Semana Negra, Metrópoli y demás eventos» el ritmo en las terrazas del centro es más bajo. No obstante, ve «completamente comprensible» que la gente «tenga ganas de ir a conciertos, ferias, exposiciones y otras actividades que no solo consistan en sentarse a tomar algo» y cree que «no siempre se puede tener la terraza llena cada día». Además, se queda con el efecto llamada tan «positivo» que tienen la celebración de estos eventos, ya que «alguien que venga a Gijón a un concierto del Tsunami se podrá parar antes o después en mi bar a tomarse una cerveza». Lo resume en que a pesar de tener franjas horarias o días más bajos, «hay verano para todos en Gijón«.