Desde AENA afirman que se han comenzado a recuperar algunos de los sistemas afectados por la caída de Microsoft, y aseguran que no se han producido cancelaciones de vuelos, aunque sí retrasos en los programados
Es, sin lugar a dudas, la noticia del día a escala global. Bancos, empresas energéticas, medios de comunicación, compañías aéreas y aeropuertos de distintos países, incluido España, se quedaban a ciegas y sumidos en el caos a primera hora de esta mañana, víctimas de una caída masiva de sus sistemas informáticos, que provee la multinacional Microsoft a través del servicio Windows. La terminal de Asturias ha sido una de las afectadas en territorio hispano, una pieza más dentro de un problema que, sin embargo, la empresa pública Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) asegura que ya está en vías de resolución. A estas horas, informa la entidad, varios de dichos sistemas afectados han comenzado a recuperarse, y lo mismo están haciendo por su parte las aerolíneas implicadas.
En el caso concreto del sector aeroportuario, el fallo se ha hecho notar principalmente en los procesos de facturación y en los puntos de información al pasajero. No así al tráfico aéreo, ajeno al percance; por ello, insisten desde AENA, no se han registrado cancelaciones de vuelos, pero sí retrasos, derivados de la lentitud de las actividades a realizar en tierra. En cualquier caso, concluyen, todas las terminales ubicadas en territorio español están operativas, aunque se mantiene la lentitud en algunas actividades.
Billetes expedidos a mano en plena temporada alta
A estas alturas se ha constatado que el foco del suceso está en la empresa de seguridad cibernética CrowdStrike, vinculada a Microsoft y que debería haber implementado una actualización en los elementos con los que brinda protección a Windows. Por razones que aún se están investigando, esa actualización resultó en un error, fruto del cual se desató el caos subsiguiente. En los países afectados se han producido largas colas frente a los mostradores aeroportuarios, dudas sin respuesta entre los viajeros e, incluso, escenas de inquietud y enfado por las demoras en los vuelos. En aeropuerto como el de Barajas o El Prat se ha llegado al extremo de expedir billetes a mano, en un momento del año considerado como el de mayor tránsito.