Los diestros abandonaron a hombros la plaza de El Bibio, jaleados por una afición que también se volcó con Alejandro Talavante; la misa por la difunta Loli Menéndez, última guardesa del coso gijonés, aportó la nota emotiva a la tarde
No es cosa sencilla prever si los toros regresaron a Gijón el año pasado para quedarse. Como tantas otras dudas, es una pregunta que sólo el tiempo responderá. Sin embargo, de lo que no cabe duda es de que la velada celebrada ayer en la plaza de El Bibio, primera de las cuatro que integran el cartel de esta segunda Feria de Begoña del tercer mandato de Carmen Moriyón, se ha hecho un hueco indeleble, por derecho propio, en los anales de la historia taurina gijonesa. No por la nutrida concurrencia al coso, estimada en cerca de 4.900 espectadores, ni por las cerca de 1.500 personas que participaron en la manifestación antitaurina desarrollada frente al complejo, sino por el buen desempeño del rejoneador portugués Diego Ventura y del diestro sevillano Daniel Luque, quienes, junto con Alejandro Talavarte, se lanzaron al ruedo en la jornada inaugural. Y su hacer no pasó desapercibido; el público ovacionó sentidamente al trío, pero sobremanera a los dos primeros, que abandonaron la plaza a hombros y por la puerta grande. Un espectacular colofón para un acontecimiento al que no le faltó la nota emotiva, en la forma de la misa y homenaje dispensados por a todos los aficionados fallecidos… Y, muy especialmente, a Loli Menéndez, fallecida en marzo a los 90 años, y que se desempeñó como la última guardesa de El Bibio.
Flores enteras y pétalos esparcidos proporcionaron el decorado para el oficio religioso que dirigió Andrés Fernández, párroco de La Asunción, y que contó con la presencia del edil de Relaciones Institucionales, Jorge González-Palacios, y de la presidenta de la Federación Taurina del Principado, Maritina Medio. En su homilía, el clérigo recordó con cariño a Menéndez, su predisposición a asistir en los eventos y su buen carácter. Sus palabras fueron celebradas por el público presente en el oficio, buena parte del cual se convirtió poco después en espectador de las faenas. Por fin, a las seis y media, mientras a escasos metros del coso los críticos enarbolaban sus pancartas y lanzaban sus consignas contrarias a lo que entienden como un ejemplo flagrante de maltrato animal, la afición fue accediendo al recinto y tomando asiento. Y cuando todo el mundo estuvo en sus puestos, y después de guardar un minuto de silencio por Menéndez y los demás caídos, las trompetas sonaron, la puerta de toriles se abrió y ‘Cariñoso’, el primer toro de la tarde, arrancó los primeros aplausos.
Fue Diego Ventura, tras encabezar el paseíllo inicial, quien primero se atrevió con el bravo animal, aportado por la ganadería Los Espartales, logrando colocarle dos rejones, y haciéndose con sus dos primeras orejas. Buena parte de los elogios, no obstante, fueron a parar a los caballos ‘Fabuloso’ y ‘Bronce’, que se demostraron a la altura del duelo. Con ‘Cariñoso’ ya consumido, su lugar fue ocupado por la media tonelada de ‘Olivero’, que permitió lucirse a un Talavante asistido por el banderillero Javier Ambel. Más decepcionante fue el desempeño de ‘Romerito’, carente de garra y que no permitió lucirse a un Daniel Luque ávido de triunfo, estela seguida por el cuarto toro, ‘Maestroncito’, al que Ventura, esta vez a lomos de ‘Nómada’, sólo pudo clavar un rejón. Más fortuna brindó ‘Naranjito’, aunque sin premio; ese logro estaba reservado para el cara a cara de Luque con ‘Almonteño’, último toro del festejo, del que recolectó sus dos orejas. Un cierre que puso en pie a la audiencia, profusa en aplausos y elogios, y que permitió al portugués y al sevillano, cada uno con sus respectivos pares de orejas, abandonar El Bibio por la puerta grande.
La Feria de Begoña continuará esta tarde, desde las 18.30 horas, Manuel Román y Marco Pérez serán los diestros protagonistas, que se medirán con toros de La Quinta, El Freixo y Núñez del Cuvillo.