Como es habitual la peña taurina Cocheras, hizo entrega de su galardón, El Tranvía de Oro a Carmen Moriyón

Muy emocionada, la alcaldesa de Gijón, en su discurso, trasladó las razones de porqué la Feria Taurina de Nuestra Señora de Begoña ha vuelto a la actividad en su mandato. Agradeciendo primero el reconocimiento a la peña protagonista del acto, al empresario taurino Carlos Zúñiga, a Pilar del Valle, Marquesa de la Vega de Anzo y demás presentes, fue reivindicativa y clara con la semana taurina de la ciudad. Este es su discurso:
– Como alcaldesa, creo que podría hablar de lo que ha supuesto para Gijón la vuelta de los toros, de lo que para esta ciudad supone ejercer una libertad que abandera y de lo bien que les sienta a los gijoneses el poder elegir sin prohibiciones. Al mismo tiempo, entiendo este como un buen momento para reivindicar con vehemencia la Fiesta de los Toros, para buscar en el contexto aquello que ha hecho de la tauromaquia un arte inigualable y, sobre todo, para devolver el significado original a una afición, la de los toros en Gijón, a la que avala una historia contundente.
– En momentos como el actual, donde todo parece haber sido inundado por una falsa presunción de la realidad que cristaliza en opiniones muchas veces imposibles de sostener frente a los hechos, resulta básico recurrir a la historia para entender el presente y su contexto. Yo creo en los toros como el ejercicio de libertad que siempre han sido, como un acto de verdad acentuado si cabe por el avance de los tiempos. Y creo que ahí, en ese conjunto de realidades que convenimos en llamar emoción, la Feria de Begoña, nuestra Feria, siempre ha sido una referencia. Gijón tiene una feria distinta, una Feria extremadamente singular. Para empezar, la Feria de Begoña no es un acontecimiento que se vaya a ver, es un acontecimiento que se espera.
-El Bibio no es solo un lugar donde ver toros; es un sitio donde generaciones y generaciones de gijoneses han acudido para encontrase con ese pellizco, con esa emoción virtuosamente cierta que nos devuelve un pedazo de aquello que algún día fuimos. Pienso en ese texto inmenso que es “Picasso y los toros”, en cómo Andrés Amorós dibuja las costuras de dos figuras, la de un pintor y una celebración, esenciales para entender España. En esa obra, Amorós, acogiéndose a la definición escolástica de la expresión artística, concluye que la Feria de los toros es, en sí mismo, un arte. Y es muy importante el matiz que se extrae de ese argumento. La educación artística de una sociedad no puede improvisarse; es cuestión de siglos. España es y ha sido siempre un país de artistas, un país de genio y magia.
-La pregunta entonces es si este país puede dejar de considerar cultura algo que pintaron Goya, Picasso o Sorolla, algo que versaron Alberdi y García Lorca. La pregunta es si un ejercicio histórico de suprema estética puede caer confundido en el prejuicio ideológico, si un espectáculo que enjuaga su historia en verdad a raudales puede remitirse a lo evidente. La pregunta es si lo místico, lo verdaderamente puro, puede considerarse simple. En mi humilde opinión, la respuesta es que no. En una conferencia pronunciada por el matador Sánchez Mejías, en la Universidad de Columbia, en Nueva York, en el año 1929, este argumentaba que la lidia es el único arte que conoce reglas para la evolución y para la revolución. No puedo estar más de acuerdo.
-Solo la tauromaquia reúne en un corto espacio el arte de morir y el de no hacerlo. Y eso, como decía Sánchez Mejías, hace que el toreo sea la forma más terrenal de hacer milagros. Lo que ocurre en un aplaza es al mismo tiempo didáctico e inexplicable. La Fiesta de los toros tiene, claro que sí, un componente salvaje. Pero es precisamente eso lo que convierte la tauromaquia en algo tan puro, en algo con autenticidad cada vez más esquiva y poderosa. Tenemos la suerte de vivir en una ciudad libre, una ciudad hecha a sí misma.
-Tenemos la suerte de vivir en un Gijón que apuesta por tradición y vanguardia, por una cultura sin barreras ni límites ideológicos. A lo largo de toda su historia, esta ciudad ha sabido defender a capa y espada la historia y su contexto. Y a la vista está que lo seguirá haciendo.