Mientras los aficionados celebran el carácter «espectacular» del segundo de los festejos en esta tercera legislatura de Carmen Moriyón, los antitaurinos afianzan su crítica al «maltrato animal» que, opinan, constituyen las corridas en El Bibio
Fue una velada de clausura a la altura de sus tres precedentes, se comenta en los corrillos taurinos de Gijón. Una jornada cargada de arte y emoción, en opinión de los amantes de la tauromaquia. La consumación de un espectáculo sangriento y vergonzoso, para los críticos con esta actividad. Difícil es ponerse de acuerdo en lo que concierte al mundo del toro… Lo que sí es un hecho es que ayer domingo, en el cuarto y último día de la que ha sido la segunda Feria de Begoña durante este tercer mandato de la alcaldesa forista Carmen Moriyón, los diestros Enrique Ponce y Ginés Marín abandonaron la plaza de El Bibio a hombros, con dos orejas cortadas cada uno y ovacionados por una afición especialmente volcada con el primero, que en 2021 anunció su retiro indefinido de los ruedos, y al que, muy probablemente, será difícil volver a ver torear en la ciudad. Junto a ellos, también Andrés Roca Rey, que logró un solo trofeo, recibió sonoros aplausos por parte del público.
Los seis toros bravos de la tarde, todos proporcionados por la ganadería gaditana Núñez del Cuvillo, no se lo pusieron nada fácil al trío, que hubo de emplearse a fondo para rematar la velada, tirando de técnica, experiencia e instinto a partes iguales. Con dos animales por diestro, Ponce no pudo hacer premio en el primero que le tocó, aunque sí en el segundo, que le brindó sus dos orejas y las primeras palmas de la afición. Una suerte más repartida tuvo Marín, que obtuvo un trofeo de cada uno de sus bravos. En cuanto a Roca Rey, su única oreja le granjeó la ovación del auditorio, si bien resultó un balance insuficiente como para salir a hombros de la arena, como sí hicieron sus dos compañeros. Con los espectadores en pie, los comentarios que más se escuchaban en la grada eran «espectacular», «increíble» y «para el recuerdo».
«Espectacular» no, desde luego, pero los dos restantes calificativos bien podrían aplicarse al sector antitaurino de Gijón… Si bien, por razones obviamente contrarias. Desde la manifestación que el pasado jueves, en el arranque de la Feria de Begoña, reunió en los alrededores de El Bibio a cerca de 1.200 personas, según estimaciones de la Policía Nacional, en los círculos sociales de la ciudad y, sobre todo, en las redes han proliferado las críticas al espectáculo, tachándolo, en líneas generales, de «un ejemplo vergonzoso de maltrato animal». Paralelamente, han vuelto a aflorar las reclamaciones para que, como ocurriese durante el mandato de la socialista Ana González, Moriyón dé un paso atrás y vuelva a suprimir los festejos taurinos en el coso local. Con todo, el balance de estas cuatro jornadas prevé poco probable que semejante petición llegue a buen puerto. Al menos, por ahora…